1. Ya no estamos solos

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Al principio éramos solos los dos, siempre lo fuimos. Sobreviviendo y escapando, ocultándonos por el país sin una manada con la cual contar. Taki tenía tan solo 12 años humanos, todavía un cachorro que desprendía ese dulce aroma característico de la edad, a azúcar, leche y miel. Y yo, con 20 años, un alfa desterrado que lo único que hacía era traer desgracias a la gente que me rodeaba con el único objetivo de mantenerlo a salvo.
Fueron años difíciles, el cazar todos los días, el dormir poco y el estrés constante de ser acechados por otras manadas de lobos, humanos o peor, vampiros en especial el ejército de Dardan, nos estaba pasando la cuenta tanto físico como mentalmente

La primera vez que vi a Taki se encontraba al lado de su madre, ambos malheridos y ella rogando para que pudiéramos ayudarlos. El con una mirada feroz desde pequeño con el cabello largo hasta la nuca hacía lo posible para proteger a su madre de nosotros, que no queríamos hacerles daño, no estábamos en mejores condiciones tampoco. En ese entonces, la caza de lobos dio comienzo a mano de los humanos de aquel pueblo en que vivíamos a las afueras de Busan y aunque pasábamos desapercibidos en la sociedad, no había piedad ante la mínima sospecha o duda.

Con mi hermano decidimos ayudarlos y darles lo poco que teníamos a escondidas de la manada, que nos habían advertido y pedido estrictamente que nos alejáramos de cualquier extraño, no era seguro y no se podía confiar en nadie en este momento, pero era lo mínimo que podíamos hacer la verdad, ella, una mujer bella de cabello corto que presentaba una gran herida en el abdomen y él, cubierto por moretones y heridas pequeñas, que darían cuenta de lo mucho que tuvieron que caer y correr para poder escapar. No mucho después, hubo otro ataque a mano de los humanos que lograron localizarnos ya que ella era una de ellos, casada con un hombre lobo que en un intento de protegerlos fue cruelmente asesinado.

La mujer murió en el ataque y parte de nuestra manada también, incluyendo a mi hermano y mi madre. Nuestro alfa líder y mi padre, no pudo con tanto dolor y rabia en su interior, culpándome a mi de haber puesto en peligro a la familia decidió desterrarme por el bien de lo que quedaba de esta. Le rogué de rodillas suplicando por piedad y pidiendo perdón por lo que había pasado, pero nada hacía cambiar la furia de aquellos ojos que alguna vez me miraron con orgullo y es que sin decir palabra todo estaba claro. Yo ya no era su hijo.

La manada y mi padre cortaron los lazos conmigo partiendo lejos sin saber hacia dónde se dirigían, el cortar lazos es muy doloroso para ambas partes y más si no hay más lazos que puedan ayudar a compartir ese dolor, eso nos pasó a ambos, que perdimos a nuestras familias una noche de verano y no se si fue por instinto de supervivencia o por la lástima que nos teníamos el uno al otro que en medio de un abrazo, mezclado con nuestras lágrimas y gritos desolados que el lazo entre ambos se formó. Un cachorro huérfano y un alfa joven desterrado.

...

La vida continua y no podíamos quedarnos atrás, aún había peligro en todas partes y por más que nos doliera no podíamos morir sin dar la lucha. Desde Busan nos fuimos a Ulsan donde encontramos alojamiento por unos meses, durante ese tiempo recolectamos la mayor información de los lugares seguros donde podíamos escapar con los magos locales, aparte de reunir provisiones y dinero para el viaje. En cuanto a mi relación con Taki al principio no era la mejor pero no podíamos quejarnos y es que no nos quedaba de otra, era mejor estar juntos que solos en ese momento.
Desde aquel día logramos sobrevivir solos durante aproximadamente dos años y hasta el día de hoy me sorprende lo lejos que logramos llegar. Éramos fuertes juntos, Taki era un cachorro que tuvo que aprender muchas cosas a una corta edad, pero era capaz de cazar y matar sin problema alguno y por mas que me hubiese gustado proteger su infancia y que creciera como un cachorro normal, las circunstancias no nos dejaban muchas opciones.
Podíamos con muchas cosas, nuestro trabajo en equipo era impecable pero no lo íbamos a lograr por mucho más tiempo sin una manada que nos respaldara, cosa que cambió durante la batalla de Iland.

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