FASE 2

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No podía con la vergüenza.

Solo podía girar en la cama recordando la noche anterior. Podía mirar las marcas en sus brazos, cuello y pecho, sabiendo que tenía mucho más en sus piernas. Su cabello obscuro desatado, su garganta algo irritada, lo sabía, sabía que él había cedido a todo eso, pero aun así sentía mucha vergüenza.

Anoche, podía sentir a Poseidón embestir entre sus muslos, no lo estaba penetrando, pero sentir el roce contra su cuerpo, los gemidos del dios tan cerca de su oído, cómo este le acariciaba el pecho, para acabar por deslizar sus manos hasta su miembro y frotarlo. Realmente tuvo que apartarlo en ese momento, pero no pudo, solo se dedicó a gemir, demasiado deseoso de sentir las manos del rey de los mares. A decir verdad, incluso disfrutó cuando le apretó las tetillas, provocándole algo de dolor y placer al mismo tiempo.

Además, hizo que se corriera primero, para después sentir el líquido caliente y húmedo entre sus muslos y en la cama. Lo que al final le provocó un cosquilleo enorme en el vientre, como si deseara tener algo allí, nunca había deseado tener algo dentro de él, al menos no lo suficiente para que hiciera lo que hizo.

— Poseí... Poseidón... — jadeaba el japonés mirando atontado aquellos ojos azules. — Ah... Toca...

— Kojiro estaba atontado, abriendo sus piernas lentamente, dando luz verde al dios.

Pero.

Sintió los dedos del dios en sus labios, haciendo una seña de que guardara silencio.

— Deberíamos dormir. — sonrió el dios. — Descansa, mi reina.

— Hn... Poseidón, ¿Qué?

— Duerme por ahora. — comentó el dios, dándole otro beso que le arrancaba el aliento, mientras acariciaba el cuerpo del menor, sintiendo como el humano se estremecía. — Buenas noches, considera esto un pequeño castigo. Confía en mí, aprende a confiar en mí, Kojiro.

Volviendo a la actualidad, Sasaki no podía sacar su rostro de su almohada, ese maldito hijo de puta lo había hecho a propósito, le había rechazado, como si lo estuviera torturando por primero negarse a él. Se le iba a entregar en bandeja de plata, pero el orgullo del dios de los mares es más grande.

— Tonto...

Aunque, el sonrojo en el rostro de Kojiro, y la manera en la que abrazaba la almohada delataban una cosa. Le encantaba la personalidad de mierda de Poseidón.

— No puedo creerlo, realmente soy masoquista. — suspiró decepcionado, hasta que después recibió una señal en su celular, una que lo hizo sudar frio.

"Vengan todos a comer al Edén, su madre preparará su favorito, no falten."

Adam les había dado, prácticamente una orden a sus hijos, de presentarse en el Edén. Y Kojiro no podía llegar así. Se levantó desnudo para mirarse en el espejo de cuerpo completo, y vio lo que temía. Su cuerpo estaba lleno de besos y mordidas, principalmente en el cuello y entre sus piernas. Agradecía a los dioses que Poseidón se despidiera de él temprano, mencionándole que le vería en la noche, dándole tiempo al japonés de estar a solas y poder arreglar el problema que tenía entre manos.

No podía dejar que Adam notara esas marcas en su cuerpo.

Por lo tanto, corrió a ducharse y una vez fuera, vio diferentes vestimentas, tenía que tener una buena excusa para estar completamente cubierto, así que, ante su sorpresa, vio algunas prendas que Poseidón había conseguido para él al parecer, ya que eran las únicas que no reconocía dentro de su ropaje habitual. Esa sería su escusa, querer usar el regalo que su esposo le dio.

CHECKMATE (JAQUE MATE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora