REINADO

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Dos semanas después...

Podía sentir su aliento reflejarse por el frío natural del Helheim. Pero en particular, esa noche era más fría de las que había sentido anteriormente. Sin importar nada, siguió su camino, con ese abrigo grueso encima de él, color blanco, que había tomado del armario de su esposo, corriendo descalzo por los pasillos vacíos, donde podía encontrarse con los guardias nocturnos.

Sintió su corazón en la cabeza, corriendo y siendo saludado por los guardias al pasar de la reina, hasta llegar al Tártaro, donde se le permitió el acceso y corría ya con los pies algo lastimados hacia aquella sección, donde se encontraban las celdas de los dioses supremos. Al llegar, no hizo ruido. Pudo ver a los dioses durmiendo, algunos hechos bolita en sus camas, cubriéndose del frío con las cobijas mientras seguía su camino, hasta llegar a aquella celda, y mirarlo dormir. Hades se encontraba pacíficamente durmiendo, mientras el chino entró en su celda, y le despertó con una caricia en su cabellera.

— Qin... — rápidamente el dios fue callado por las manos del humano, impidiendo que hablara.

— Solo guarda silencio, no quiero que despierten. — susurró el humano, refiriéndose a los dioses de las otras celdas.

Hades con la mirada le preguntaba que hacia allí, al no poder hablar, y el humano le miró, dejando caer su abrigo, mostrando que sí, se encontraba completamente desnudo debajo, viendo el rostro del dios colorearse carmesí ante tal acción. El rey del Helheim rápidamente lo cubrió ante la negativa del humano que no quería cubrirse.

— Vas a morir de frío. — susurró Hades.

— Caliéntame. — mencionó Qin.

Ha decir verdad, no hubo que rogarle al dios, trataban de ser silenciosos, pero los besos y las cadenas arrastrando estaban provocando ruido, más cuando el emperador rodeaba sus piernas en la cintura del dios, en señal de que lo hiciera más fuerte, más rápido. Mordiéndose el labio intentando no gemir, pero era imposible, estamos hablando de Hades, la persona entre sus piernas complaciéndolo, era imposible no soltar gemidos, menos cuando el dios sin importar estar drenado de energía lo embestía con tanta fuerza que lo hacía derretirse. Llegó a un punto donde no le importó y comenzó a gemir alto, escondiéndose entre el cuerpo de Hades mientras este le embestía sin parar.

— Qin... Qin... — gemía Hades en su oído haciéndolo derretirse más, quería que siguiera complaciéndolo.

— ¡AH! ¡Hades, Hades! ¡Más! ¡No pares!

Podía escuchar el sonido de su cuerpo siendo embestido por el de Hades, el cómo tenia calor y su sudor se hacía notorio, en como Hades sujetaba con firmeza su cintura, recostándolo en la cama para seguir las embestidas sin parar. Adoraba la mirada de deseo de Hades en él, viéndolo como la criatura más perfecta que ha tenido el placer de conocer.

Ambos escucharon el sonido de una bocina, y no pararon, el rey del Helheim lo había puesto en cuatro ante él, jalándole el cabello hacia atrás, mientras el humano se dejaba, era de Hades, todo su cuerpo y ser siempre han pertenecido al Rey del Helheim desde que lo reclamó como suyo, y le encantaba, solo su cuerpo podía sentir esta clase de placer si era con él.

— Qin, es hora de que despiertes, se acabó el tiempo. — dijo el rey del inframundo cerca de su oreja. — ¡Hngh! Quisiera seguir cogiéndote de esta forma...

CHECKMATE (JAQUE MATE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora