Capítulo dieciséis: engaño

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Llevaba demasiadas horas en ese lugar al cual no pertenecía, ese espacio en el cual había sido confinado a permanecer hasta que toda la tormenta alrededor de su dulce pecado se disipara hasta dejar solamente nubes grises cargadas de tristeza profunda, dolor, desesperanza y un poco de mentira.

Se le había acusado de comportamientos extraños en los últimos días, situaciones sospechosas que lo podrían condenar a una vida de señalamientos o bien tener la oportunidad de pasar a la historia como el mayor médico, no, un héroe que fue testigo de una tragedia devastadora.

Amar nunca le había dolido tanto como todas las veces que negó sentir una especie de afecto especial por Taehyung. Cada vez que negaba aquello era como darle la espalda a lo que él mismo había descubierto de sí mismo junto a su dulce amos. Le ardía en la garganta como si un metal caliente se tratase, haciéndole daño cuando sus labios se atrevían a mencionar algo tan vil como decir que Kim Taehyung era un simple paciente al cual solo trataba de manera diferente porque su trabajo lo obligaba.

Al final del día, ellos eran como el Sol y la Luna, dos amantes que debían permanecer ocultos, manteniendo un secreto gritado a voces en el viento; pues aunque lo desearan con cada fibra de su ser, no podían estar juntos, no al menos frente a la sociedad, pero estaba bien, solo debían ser pacientes hasta llegar al punto donde se volverían a encontrar.

Quizá ellos verdaderamente eran como todos esos amaneceres y atardeceres que tanto admiraron, ese punto donde la oscuridad se disipa y la luz que se opaca entre colores naranjas, dejando a ambos reyes frente a frente para admirarse, atesorarse, amarse hasta su próximo encuentro.

— Doctor Jeon, comprendo que se encuentre a la defensiva en estos momentos, pero necesito saber lo que ocurrió en el interior de la casa.

No quería hablar al respecto, no deseaba dar más vueltas a aquel fatídico momento en el cual todos habían perdido a su caso especial. Él debía ser indiferente como todo buen doctor, con actitudes altivas, inquebrantables e insensibles. Suspiró con cansancio, dejando ver su aborrecimiento ante el cuestionamiento, confundiendo de cierta manera al hombre frente a él.

— Me temo que lo ocurrido en la casa fue lo de menos en todo. Taehyung se encontraba muy mal, los últimos días comenzó a presentar unas extrañas laceraciones, pedía una especie de brebaje que su madre preparaba para él cada vez que se sentía de esa manera... ¿Qué quiere que le diga? El muchacho sufría y a usted solo le interesa saber algo que no tiene solución.

— Comprendo su molestia, pero necesito saber ¿qué ocurrió? ¿Qué empezó el incendio?

— Una lámpara de aceite – mencionó sin más Jungkook, intentando no sonreír ante aquel acontecimiento – Taehyung siempre mantenía una lámpara encendida porque le temía a la oscuridad. Esa noche no fue la excepción, regresé a la casa, lo revisé y se encontraba muy mal, cuando escuchó a su madre se alteró demasiado, intenté hacer que mejorara, solo fue un segundo el que me tomó regresar a mi habitación por un poco de medicina cuando todo ocurrió.

— ¿Por qué no salió con él?

— Él no lo permitió, me suplicó que no dejará a su madre entrar a la casa, apenas era consciente de lo que ocurría en su habitación.

— ¿Me está diciendo que fue él mismo quien decidió no salir de esa casa?

— No exactamente, comenzó a sufrir de un ataque de tos debido al humo, sus movimientos me impidieron sacarlo de la cama y... murió mucho antes de poder hacer algo.

— Muy conveniente debo admitir. Taehyung parecía en muy buenas condiciones, hasta no hacía unos días atrás se le veía corriendo con usted de un lado a otro.

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