Anton:
Subí al piso del estudio de ensayo emocionado. Los chicos me habían enviado un mensaje para que viniera urgentemente. Casi puedo estar seguro de que la discográfica ya quiere que firmemos y empecemos a grabar.
—¿Cuáles son las buenas noticias? —entre contento con una sonrisa de oreja a oreja, la cual fue remplazada por total seriedad en cuanto vi a Helge serio y con los brazos cruzados.
—No hay buenas noticias Anton— me miro Günter molesto—. ¡Por tu culpa todo se fue al carajo! — exclamó mientras me señalaba.
—¿De qué mierdas hablas? —le exclamé con el enojo subiéndome por la cabeza.
—Ella ya lo sabe—se incluyó Adal a la discusión entrando al estudio, cerrado la puerta tras él.
—¿Cómo? —pregunté perplejo.
—Eider me habló— dijo cruzándose de brazos—. Dijo que Ayla fue al hospital pidiéndole las pruebas de sangre. Y a Eider se le salió decirle algo.
—¿Algo? —repetí frunciendo el ceño—. ¿Qué tan lejos fue ese "algo" Adal? — hice énfasis en la palabra.
—Que ella había sido drogada... y que nos podían meter a la cárcel por encubrimiento— confesó.
—Maldito Anton. ¿Nos metiste en tu mierda? —exclamó Günter furioso.
—No— lo detuvo Adal—. Solo nosotros, Eider y Ayla, si es que ella no es la que nos delata.
Empecé a andar de un lado al otro por todo el estudio. Estaba frustrado. Con razón no contestaba ninguna de mis llamadas ni mensajes.
—Te dije que le contaras, Anton— hablo Helge esta vez.
Solté un suspiro desesperado echando la cabeza hacía atrás.
—La tienes que persuadir para que no habrá la maldita boca— exigió Günter.
Günter podría pasar por ser tímido y reservado, pero cabreado ya era otro; y a punto de la desesperación, peor.
—¿Y cómo se supone que haga eso? —pregunté con ironía.
—Eres bueno con eso para conseguir sexo. Pues ahora vas a ser bueno para cerrarle la boca— contestó Günter parándose del sofá e ir a la ventana.
—No creo que esa sea una buena idea— mencionó Helge haciendo una mueca de disgusto.
—Pues a mí tampoco me gusta esa idea— dijo Adal—. Pero la vi hoy hablando con Aaron.
Y todos volteamos a verlo de golpe.
—No creo que hayan hablado mucho, de eso estoy seguro— hizo un gesto con las manos para intentando calmarnos—. Pero tampoco hay que esperar a que lo haga.
Me limité a asentir mientras me pellizcaba el puente de la nariz. Solté otro suspiro desesperado. A este paso me voy a quedar sin aire.
—Pero si ya sabe, ¿cómo se supone que la intenté persuadir? —saqué el encendedor del bolsillo de mi pantalón y empecé a prenderlo y apagarlo para intentar calmarme.
—Dejemos ver primero qué tanto es lo que sabe—sugirió Helge.
—Juguemos su mismo juego—comentó Adal.
—¿Cómo que su mismo juego? —ya no estaba entendiendo nada de esto.
—Ella está fingiendo que no sabe nada— explicó Adal—. Lo pude notar cuando intenté traerla.
—¿Y cómo para qué querías traerla? —le exclamó Günter a Adal. Me puse de pie un poco a la defensiva porque Günter ya estaba más que exaltado con la situación.
ESTÁS LEYENDO
Entre las cuerdas de la guitarra
Fiksi RemajaAyla, tratando de que salga toda la rebeldía que lleva dentro de sí. Los gemelos Kaulitz, con rumbo al éxito. Pero... ¿Qué pasaría si te dijera que todo esto paso de una manera algo extraña? Pues todos ellos trataban de liberarse de algo o de algui...