El reencuentro

13 2 0
                                    

Alex después de nuestra pequeña discusión no apareció por casa ni un solo día, me quite de bachillerato porque no podía moverme de la cama y se me habían acumulado los exámenes. Mi padre ganó el juicio contra mi madre y me quedaré a vivir con él, pero tenía que estar por lo menos una semana al mes en casa de mi madre. Cuando volví de casa de mi madre, la semana más larga de mi vida, todavía no había vuelto Alex y solo quedaban horas para que me operarán. John, el mayordomo me sacó al jardín, por fin había pasado el terrible frío de enero. Me quedé leyendo hasta que ya empezó a anochecer. Mi operación era a las once y media de la mañana y si todo salía bien, me volvería pasadas las veinticuatro horas de la operación. Lucas me subió a mi cuarto y me ayudó a preparar lo que necesitaba para ir al hospital, después de estas semanas sin Alex en casa me había acercado mucho a Lucas, tanto que me iba a su cuarto y nos pegábamos unas buenas maratones de películas los fines de semana.

Cuando terminé de hacer la mochila, mi padre me bajó a la cocina para que cenáramos juntos como lo hacíamos desde que llegué a esta casa. En casa de los Wilson raro era que coincidiéramos para cenar todos, las únicas que cenábamos juntas éramos Sofía y yo. Cuando llegué a la cocina no me esperaba ver a la persona que llevaba sin ver más de dos semanas. Alex estaba allí sentado esperando a que me sentara en la mesa para que pudiéramos cenar todos juntos. Mi padre me sentó justamente en frente de él, en una de la esquina de la mesa y con una silla al lado para que apoyara la pierna. Esto era sospechoso, no apareció en dos semanas y horas antes de que me operen aparecía. La tensión entre nosotros se notaba bastante ya que lo único que hacíamos era mirar a nuestro plato, en alguna ocasión levantaba la cabeza y lo pillaba observándome con fuego en sus ojos. ¿Porque estaba así conmigo? la que debería de estar enfadada era yo por lo que me dijo no él. Cuando ya no podía comer más del nudo en la garganta que tenía, rompí el silencio incomodo que había en la mesa.

-John ¿Me puedes subir a mi habitación, por favor? -Le dije mirándolo con cara de querer morirme ante la situación. Cuando John se estaba acercando una mano me tocó el brazo, era Mery.

-Cariño, si has comido muy poco. -Me miró con cara de preocupación. Me dispuse a contestar, pero antes me fijé en cómo me fulminaba con la mirada Alex.

-Es que de verdad que ya no tengo más hambre.

-Bueno, serán por los nervios. Antes de dormir tómate las pastillas. Cuando termine de cenar te subo un zumo para que te las tomes. -Me dijo Mery forzando una sonrisa. Antes de que John pudiera levantarme, unos brazos me levantaron sin esperármelo.

-No te preocupes John, ya la subo yo. -Dijo Alex conmigo en brazos saliendo por la puerta de la cocina.

-No te he pedido en ningún momento que me subieras tú. -Le dije fulminándolo con la mirada. El no dijo nada siguió hasta mi cuarto y me puso con cuidado encima de la cama. En mi cuarto tenía una pequeña nevera donde metía comida y refrescos para no tener que bajar a por algo a la cocina. Cuando Alex me dejó en la cama se dirigió hasta la nevera y sacó un zumo, después se dirigió hasta mi mesita de noche donde tenía todas las pastillas que me tenía que tomar y las cogió todas para dejarlas en mi mano.

-Hasta que no te las tomes no voy a salir de aquí. -Dijo con una voz muy sería y fría. Me dio un poco de cosa que en cualquier momento saltará, así que hice lo que me dijo.

-Buenas noches rubia. -Y se inclinó a darme un beso en la frente, antes de que yo pudiera decir nada salió por la puerta.

La noche la pasé fatal, no dormí nada por culpa de los nervios y tenía muchísima sed. Estaba esperando a que me trajeran el desayuno tumbada en la cama, hasta que la puerta se abrió y era Alex con una bandeja llena de comida.

-Buenos días rubia, te traigo un buen desayuno con cruasanes como debe de ser. -Dijo dejándome la bandeja en mi mesita de noche. Llevaba un delantal de color rosa y no tenía camiseta, se veía tan ridículo con el delantal puesto.

El mundo en mi contraWo Geschichten leben. Entdecke jetzt