CAPÍTULO 14

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Sábado 18 de Marzo de 2023Mendoza, Argentina

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Sábado 18 de Marzo de 2023
Mendoza, Argentina

CAMILA
Al abrir los ojos lo primero que hice fue sonreír al ver y recordar donde estaba, era mi habitación en la finca que mis padres habían mantenido intacta desde que yo era chica, hacían más de 4 años que no visitaba el lugar. Lleve mi mirada a la mesa de luz donde había un reloj despertador, al ver que eran las 11am decidí levantarme, había dormido suficiente ya.
Bostecé y me estire antes de salir de la cama y fui directo al baño para hacer mis necesidades e higienizarme, al volver a mi habitación busque entre mis valijas algo para ponerme, hacía bastante calor para mí que venía de estar en el frío de Londres, aunque quería estar cómoda así que solo me puse un short, una remera bastante grande de color azul oscuro y unas zapatillas vans.
Caminé por el pasillo de la casa mirando algunas nuevas decoraciones que había puesto mi mamá hasta que llegué a la cocina, viendo a mi mamá sentada en una mesa redonda de vidrio al lado de unos ventanales con vista a los viñedos mientras usaba su computadora.
Buen día ma —dije para que note mi presencia, caminando hasta ella para darle un abrazo que correspondió con fuerza.—
Hola mi amor, ¿Cómo dormiste? Con tu padre te queríamos dejar descansar por eso no te hablamos. —dijo ella mirándome por encima de sus lentes.—
Dormí re bien, y si mejor porque estaba bastante cansada. —contesté caminando hasta la cocina para hacerme un café, eligiendo una cápsula y poniéndola en la máquina.—
Yo termino acá con unas cosas y ya estoy con vos. —dijo volviendo su atención a la computadora.—
Si ma, no te preocupes. —contesté mirando como el café comenzaba a caer en la taza que había puesto, al tenerlo listo gire y me apoye contra la isla de madera que tenían.— ¿Qué es esto? —pregunté agarrando un sobre que había ahí envuelto en un lazo.—
Ay abrilo, mira que belleza esa invitación. —dijo mi mamá con una sonrisa, por lo que procedí a abrir el sobre.—
Era la invitación al casamiento de Lautaro Martínez y Agustina Gandolfo el 30 de Mayo en Italia. Mi familia y los Gandolfo eran amigos muy cercanos hacía mucho tiempo ya que ellos eran provenientes de Mendoza y antes tenían una casa justo al lado de nuestra finca, por lo que los veranos que pasábamos acá siempre había jugado con Agustina y su hermana. En la actualidad tenía entendido que vivían todos en Europa pero seguían conservando esa casa y la visitaban cada tanto. Con Agustina nunca nos habíamos peleado, solo que cada una hizo vida separada pero cada tanto nos contestábamos historias en Instagram.
¿Vas a venir con nosotros? Ale me pidió que después le confirmáramos —dijo mi mamá escribiendo en su computadora.—
Si, debería fijarme mi agenda pero puede ser que vaya, hace mucho no los veo. —contesté dándole un trago a mi taza de café.— Amo que acá esté tan lindo el clima. —hablé caminando con la taza en mano, sentándome frente a mi mamá.—
El resto de la mañana transcurrió tranquila hasta que llegó mi papá, que siempre era bastante alegre y ruidoso. Mientras yo musicalizaba él preparaba un asado, obvio que si llegaba al país era la bienvenida que necesitaba, no se comparaba a la carne de otro lugar. Después de charlar y comer, mi mamá se fue a dormir una siestita y con mi papá decidimos ver el partido del Chelsea junto a los dos perritos de la finca: uva y vino, quienes no se despegaban de mí desde que me sintieron llegar.
Me encantaba ver fútbol con mi papá, era una actividad que hacíamos juntos desde que yo era muy chica y gracias a eso había aprendido bastante sobre el deporte. El juego del Chelsea no estaba siendo nada bueno y mi papá no era menos crítico porque jugase mi novio en el club. Iban 1-1 con el Everton, un club que estaba al final de la tabla mientras que ellos iban a jugar cuartos de final de la Champions, no tenía mucho sentido.
Había hablado con João durante el desayuno antes de que se fuese a entrenar antes del partido, habíamos hablado bien por suerte y hasta sentía que lo estaba extrañando, cosa que le hice saber y eso también ayudó a descomprimir un poco las cosas entre nosotros.
Y este pibe que moco se mandó yéndose ahí —escuché decir a mi papá mientras yo dejaba mi celular de lado luego de contestarle un mensaje a Martina.—
¿Qué? —pregunté confundida ya que no había prestado atención.—
Enzo Fernandez, es un jugadorazo ese pibe y aparte jovencito, se re clavo en este club. —murmuró mirando el partido por encima de sus lentes para luego volver a poner su atención en el celular, tener un papá que fuese el jefe era verlo siempre con el teléfono en mano, sin excepción ni en vacaciones.—
Al escuchar el nombre de Enzo saliendo de mi papá me puse nerviosa, si supiera lo que su "linda y dulce hija" andaba haciendo por Londres. Era una situación complicada para mi pero ni loca se las contaría a ellos, habían estado juntos toda la vida y querían lo mismo para mi con alguien, y ese alguien creían que era João. Mi mamá era la más intensa con esa idea, soñaba con verme casándome de blanco y dándole nietos, nada más lejos de mi realidad y planes. Ella sabía que no era mi idea de vida pero igualmente cada tanto insinuaba cosas, aunque yo solo la ignoraba. Cuando el partido estaba por terminar apareció mi mamá, quien se había levantado de la siesta y se sentaba con nosotros a ver los minutos finales.
¿Cuándo van a venir con João? Le va a encantar este lugar. —dijo mi mamá con una sonrisa.—
No sé ma, es complicado con su agenda pero ya se lo voy a proponer. —respondí para que no insistiera mucho.—
Y sabía que eso no iba a pasar, cuando João tenía días o semanas libres decidía el destino del viaje sin consultarme. Al principio me gustaba, me sorprendía siempre yendo a lugares hermosos, pero ahora me daba cuenta que quizás no era tan bueno nunca poder decidir ni en algo tan sencillo cómo el destino de un viaje.
Después del partido salimos a pasear por el enorme terreno con los perros, aunque me tuve que abrigar ya que hacía frío. Después de tomar algunas fotos y jugar un rato con los animales volvimos a la casa para pasar lo que quedaba del día con mis padres, mi vuelo a Buenos Aires salía temprano la mañana siguiente.

 @camila

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@camila.luna: 🍇 y 🍷 de mi corazón 💞

Luego de postear una foto que tomo mi mamá la ayude a preparar la cena, esta vez íbamos a comer pasta y tomar un vino que estaban produciendo con uva del viñedo que teníamos. Cada tanto miraba mi celular y veía alguna de las tantas notificaciones que me llegaban por la foto que había subido.

[@camila.luna] tinistoessel comentó: Ayyy me muero de amor 😍💘
[camila.luna] agus.gandolfo comentó: Esos son uvita y vino? Pero si eran unos bebitos 🥺💖

Contesté algunos comentarios y dejé el celular para seguir con mi mamá, la cena ya casi estaba por lo que comencé a poner la mesa. No creía volverla a ver antes de volver para Inglaterra así que quería disfrutar cada segundo con ella y con mi papá. La pasta y el vino estuvieron buenísimos, luego comimos helado y cuando se hizo media noche se despidieron de mi para irse a dormir, ellos nunca estaban despiertos hasta tarde pero habían hecho una excepción para pasar más tiempo conmigo. Por mi parte moría de sueño pero prefería acostumbrarme desde ahora al horario de Argentina, aunque el jet lag que estaba teniendo era horrible.
Luego de servirme una copa del vino que producían con la uva del viñedo de mis papás, abrí un ventanal grande que había en el living, saliendo a un deck de madera a sentarme en un sillón blanco a beberlo y apreciar la vista, la luz de la luna le daba el toque. Agarré mi celular para poner música pero antes de poder elegir una canción, el nombre de Enzo apareció en mi pantalla mientras el aparato vibraba en mi mano, me estaba llamando. Me extrañó ya que en Inglaterra eran las 4 de la mañana por lo que miré la pantalla unos segundos dudando de si contestaba o no, pero terminé por hacerlo.
Hola —dije con el borde de la copa de cristal en mis labios.— ¿Qué pasó?
No podía dormir y estaba pensando en vos. —contestó con voz ronca, parecía que hablaba despacio. No conteste nada a lo dijo, por lo que volvió a hablar.— ¿Qué estás haciendo?
Estoy tomando una copa de vino. —contesté mirando a los perros jugando frente a mí.—
Te diría que me invites pero te fuiste a Argentina sin decirme nada. —dijo del otro lado, y sonaba algo molesto.—
Enzo no tengo ganas de hablar con vos ahora. —conteste soltando un suspiro.—
¿Me extrañas? —preguntó cómo si no hubiese escuchado lo que acababa de decir.—
No. —mentira. Luego de contestar le di un corto sorbo a la copa de vino.—
¿Ah no? —preguntó y por la manera que sonó, parecía estar sonriendo.—
No, no te extraño. —volví a responder, manteniéndome firme.—
Que lastima.—dijo del otro lado de la línea.— Yo si te extraño. —y su confesión me hizo sonreír levemente pero mi sonrisa se borró al recordar que así le debía hablar a cualquiera con quien quisiera cagar a Valentina.— Y tengo un montón de ganas de verte.
Que mal, vas a seguir con las ganas. Buenas noches Enzo. —y seguido de eso, le colgué. No quería dejar que sus palabras me endulcen.—
Seguía sin ganas de hablar con Enzo, sabía que quizás lo mejor era ser directa y decirle por qué estaba ignorando sus mensajes desde hacía unos días pero solía evitar las discusiones, ahora tenía suficiente tratando de resolver los problemas con João, no sólo por la pelea que habíamos tenido por mi viaje si no por lo distante que me sentía con él desde que me encontraba con Enzo. Y si esos no son suficientes motivos, tampoco quería dejarle ver que estaba celosa por lo que ahora sabía, no quería hacerle reclamos, ni mostrarle que me importaba más de lo que me gustaría.

DEBILIDAD [Enzo Fernandez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora