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30 de Agosto del 2022.

¿Le contesto? ¿No le contesto? ¿Le contesto? ¿No le contesto? ¿Le contesto?

Mejor deja ese juego, que no le voy a contestar.

Que aburrida.

Les daré el contexto, hace menos de cinco minutos recibí un mensaje de nada más y nada menos, que Gustavo. El mensaje no era nada fuera de lo normal, simplemente un hola, con más de una a.

¿Me parece raro que me escriba?. Si, muy raro. Pero después de que me mandara flores a mi casa, creo que ya no me sorprende nada de el.

Lo considere bien, pero pues decidí no contestarle, al menos por ahora. Tal vez luego le conteste, pero en unas horas, no tengo apuro.

(...)

Mi teléfono vibro dentro de mi bolsillo, y al ver cuál era la notificación, reí levemente y abrí el chat.

Ahora si le vas a contestar, boba.

Cállate.

(...)
GUSTAVO.

Envié ese último mensaje, y al ver su respuesta, entre en pánico

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Envié ese último mensaje, y al ver su respuesta, entre en pánico.

Que estúpido eres.

¡¿QUE HAGO?!

Salí de Whatsapp, y llame a Adrián.

—¿Alo?.—contestó.

—Mano, estás ocupado?

—No marico, ando aquí en mi casa, chilling.

—Necesito tu ayuda con algo.—lo escuche suspirar.

—¿Que hiciste ahora?.

—Necesito que me cubras con algo.

—¿Ahora que?.

—Es que, le escribí a Gaia porque quería hablar con ella. Y me dio pena decirle que quería hablar con ella, entonces le dije que estábamos en tu casa jodiendo y que era para saber si quería ir.—soltó una carcajada.

—Gustavo, ¿para que le dijiste eso?.—rio fuerte.—No te costaba nada, solo decirle que querías hablar con ella.

—Me dio pena.

—Dios mío, tú no cambias.

—¿Me vas a ayudar?.

—Si Gustavo, yo te ayudo. Ven a mi casa y aquí vemos que nos ponemos a hacer.

—Gracias hermano.

—Me caes tan mal, yo quería dormir.

—Sorry.

—Sirri. Dios, esto me recuerda tanto a los viejos tiempos.—río.—Que deja vu.

—Real, me volví a sentir como un carajito de diecisiete.

(...)
GAIA

—Hello.—los salude, sentándome en el sofá.—¿Que hacían?.

—Yo enseñándole a Adrián a perder en Fifa.

—Mira cállate, que si Samuel estuviese aquí el que estaría perdiendo serías tú.—reí.

—Ustedes no cambian.—negué.—Se entretienen igual que cuando eran niños.

—Primita, no hay porque cambiar los buenos hábitos.

—Mejor no dire nada.—los tres reímos.—¿Y Ashley?.—pregunté.

—Está en el cuarto, si quieres ve y búscala.

—Voy.—me levante y camine hacia su habitación.—Holi.—salude a la rubia con un abrazo.

—¿Cómo estás mi reina?.

—Bien, pero no se que hago aquí.—reí.—¿Y tú?.

—Bien bien, triste de que me voy pronto.

—Uy no, ya Adrián va a entrar en depresión.—reímos juntas.—No va a haber quien lo aguante.

—Está mañana me dijo que se va a poner a jugar a Cupido para no aburrirse.

—Mientras no sea conmigo, no me quejo.

—Ambas sabemos que no tiene con quien más jugar a eso.

—Eso es lamentable. Pero para el.—asintió.

—Aunque la última vez que se la tiró de cupido, no salió tan mal.

—De echo, salió muy bien. Ya lo otro qué pasó no tuvo nada que ver con el.—suspire.—Hablando de eso, ¿Adrián y el no llevaban rato aquí verdad?.—negó.

—Soto llegó como veinte minutos antes que tú.—solté una carcajada.

—Lo sabía. Ni siquiera entiendo porque se inventó eso.

—¿Te digo?.

—Obvio, ¿pero como sabes tú?.

—Adrián lo puso en altavoz cuando lo llamo.—asentí.—Bueno, la verdad es que te escribió porque quería hablar contigo, pero después entro en pánico y pues, aquí estamos.

—Esta gente no cambia en nada. Es que te lo juro que esto pasaba tanto hace años.

—Te creo.

—Y es que era exactamente igual, llegaba yo y estaban metidos en el play.

—Tienen una adición a eso.

—Una bien grave.

•••
JAJSAJJAJSJA

ever since, until now [Big Soto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora