Capítulo VIII

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Después de esa noche el cielo se vino abajo para las personas cercanas a Meli. La fiesta pasó a búsqueda, durmiendo a altas horas de la noche, otros no se dieron la oportunidad de dormir.

Mientras otros sufrían, el trío festejaba. Todo era gloria para ellos, Phoebe y Phillip habían mantenido un romance en secreto y el barón influyó mucho con el rey Andrew III y la reina Hyacinth, haciendo una que otra cosa a sus espaldas.

Bastó para que el padre de Phillip lo centre ya que andaba de fiesta en fiesta, la razón y los sentidos se le devolvieron en cuanto su padre le notificó que si la princesa Sameliee no aparece pasarán dos cosas:

1.- No se casará.
2.- Muchos acuerdos con su reino caerán.

Es decir, sameliee era indispensable para él porque al ser el primer reino poderoso, al casarse con ella le prometería a su reino parte de sus acuerdos y así mantener el reino entre riquezas y baños de oro.

Phillip enloqueció y lamentó su error al dejarse influenciar por Phoebe y su padre. Esa misma noche corrió y agitó la manecilla del portón del señor Théo hasta que este le abriera, fue tanto los golpes secos que sus nudillos quedaron pelados.

Théo se sorprendió al verlo entrar a su hogar sin permiso, rápidamente le dijo a su esposa, quien cargaba a un pequeño bebé con rulos, tez morena y ojos cafés, que les deje hablar a solas, la esposa sin decir palabra alguna desapareció del lugar.

Phillip le recordó que gracias a él ahora vive 10 veces mejor que antes, así como le dió, así se lo puede quitar. Théo entendió que la plática llevaba un rumbo muy serio, apretó los ojos y sacudió su ropa, le pidió tomar asiento para platicar las cosas mejor, Phillip no aceptó ya que solo fue para decirle que los planes habían cambiado.

Es así, que le indicó encontrar a sameliee, una vez localizada solo se dedicaría a observar de lejos.

Indicó tirar todas sus pertenencias tras saber que estaba en coma, esto con el fin de que ella no supiera de su pasado, solo por rencor.

Después, cuando phillip crea necesario,  Théo contactaría a Oliver, le ofrecería trabajo en algunos reinos y luego ofrecerle ir al reino matize, esperar a que este reino haga un baile o mínimo una reunión de reinos para que Oliver vaya con Meli, todos la reconozcan, reanudar el compromiso y sus problemas se resolverán.

El único problema es saber si recupera la memoria.

Habría que idear un nuevo plan, sin duda.

Todo esto lo hizo a espaldas de Phoebe, ella no tiene ni la más remota idea, se revolcaría en el suelo si supiera que ella está viva y que su plan fue un fracaso.

Al parecer los rumores se esparcieron más, el comentario de briggitte lo tomó por sorpresa que casi pierde los estribos, sin embargo supo controlarse porque el noventa y ocho porciento de su plan se había llevado a cabo.

Sólo faltaba que Meli sea vista.
Si tan sólo si hubiera algo para que ella sea reconocida entre las calles del reino Matize…

—Tal vez sea momento de arrepentirme.

Expresó Meli soplando un mechón de su ahora larga cabellera, sumergida entre sus sábanas con el aburrimiento al cien por ciento.

Se habían instalado temporalmente en un hotel cinco estrellas, cortesía de la mano derecha del rey. Oliver no estaba, había partido al castillo junto con el resto tras instalarse, y quedaba ella sola.

No le gustaba la idea de estar sola en un lugar nuevo, era tan diferente.

Una oleada de gritos y aplausos la hizo sentarse, su oído ubicó que el ruido provenía por el balcón del hotel así que fue corriendo hacia allí. Al estar afuera pudo observar a mucha gente en los costados de la carretera para dejar pasar primero a ocho escoltas montados a caballo, cuatro delante de un lujoso carruaje y cuatro detrás, alzando la bandera del reino.

Colocó sus codos en el borde del balcón y su mentón en las palmas de sus manos, observando cómo el carruaje se aproximaba.

—Debería festejar igual…

Se dijo, pero se vería rara si festejara algo que desconoce.

Cuando el carruaje estaba un poco más cerca pudo escuchar que gritaban sus felicitaciones porque, a lo que ella escuchó, el príncipe se casará pronto.

Sonrió, una sonrisa de felicidad por la pareja y una sonrisa nostálgica. No importa si sea de la realeza o no, ella también quiere casarse.

Finalmente dió pequeños aplausos cuando el carruaje pasó por su lado, desde lejos les deseó lo mejor y dió un suspiro antes de retirarse del balcón.

Si tan solo supiera quién es ella en verdad…
Si tan solo hubiera algo para que ella recuerde todo y se sienta por fin en paz…

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