Capítulo VII

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El príncipe Phillip quedó maravillado al poder apreciar lo majestuosa que era en ese momento.

—Las estrellas estarán celosas porque ahora tendré a quien mirar y pensar todas las noches.

Admiró a Meli besando su delicada mano muy atento para luego mirarla con una sonrisa bastante honesta, sus ojos miel posaban en el rostro de ella, quien se ruborizó por aquellas palabras.

— Es un honor poder verlo nuevamente, príncipe Phillip.— procedió a hacer reverencia.

—Por favor, llámame Phillip. El honor es mío, sinceramente me encuentro muy fascinado por tenerla frente a mis ojos, admito también que me encuentro nervioso. 

Añadió sonriente. Lo que más toleraba Meli de los príncipes es su honestidad, entonces Phillip va por buen camino.

—Admiro su honestidad, Phillip, puedes llamarme Amariline.

Respondió sonriendo de igual manera.

—Su nombre es igual de sublime que usted. Si me permite,— la toma del brazo— le tengo preparado especialmente un lugar que seguro le va a encantar.

Phillip la sostenía del brazo mientras caminaban para abordar la carroza, cosa que hasta aquél momento, James era el único que la tomaba de esa manera.

—¿Sus padres se encuentran bien? Ansío verlos pronto.— preguntó Meli mientras caminaba a la par de Phillip.

—Están perfectamente sanos, ellos le envían saludos. Esperan verla en el reino de Avolard.

Mencionó, pues todos estarán reunidos para la presentación de las princesas ante la sociedad.

Phillip no pudo evitar mirar lo magnífico que lucía el castillo y aquellas estatuas que se encontraban en los jardines.

—Su castillo sin duda está perfectamente lleno de vida.— afirmó.

—Agradezco sus palabras.— respondió en un tono neutro.

Al llegar a la carroza las puertas fueron abiertas por el cochero, servidor de muchos años en el reino Ociniel.

Al abordar y estar totalmente cómodos, emprendieron el viaje, sin antes notar que por las afueras del castillo se encontraban algunos súbditos presenciando lo que sería la unión de los reinos más poderosos. 

Dentro de la carroza se encontraban aquellos jóvenes quienes no sabían por dónde empezar.

—Escuché que el duque Hillard está disfrutando de su estadía en su
reino.— comentó Meli.

El duque Hillard es el primo de Phillip, quien había regresado de un viaje extenso.

—Así es, no lo había visto desde hace un par de años. Se quedará hasta la ceremonia.

Confirmó Phillip. Refiriéndose a su ceremonia. Los rumores eran ciertos, el príncipe era muy directo.

—Qué afortunado fue al conocer las maravillas del mundo.— comentó.

—Ya lo conocerás, es un joven muy divertido y agradable.— Presumió Phillip.

Meli asintió sin duda alguna, se ha hablado de que la familia del reino Ociniel ha sido muy correcta.

Al llegar al lugar pudo observar un gran jardín lleno de mariposas monarcas y percibió el olor de varias flores. 

Fue una gran sorpresa para ella, la vista era estupenda.

—Este jardín la he mandado a construir personalmente, como regalo para usted, significando también la unión de nuestras almas.

Sostuvo ambas manos de la princesa delicadamente, mirándola a los ojos. 

—Sin duda es el mejor obsequio que he recibido.

Respondió emocionada al mirar el lugar. Pudo observar también una fuente de agua con una forma bastante curiosa. 

Se sintió muy alabada por el esfuerzo y dedicación que Phillip tenía, pronto se le hizo un joven diferente al de los rumores que había escuchado. 

El recorrido por el lugar fue bastante emocionante para ella, hubo momentos en los que el príncipe la tomaba de la mano, momentos en el que también se reían y recordaban por sus anécdotas del pasado. Forjando así, la confianza.

El regreso al castillo fue tranquilo, sin notarlo ya habían dejado a un lado las formalidades.

—Fue encantador pasar el tiempo con usted, espero verla pronto.

Se despedía tomando de su bolsillo una hermosa orquídea, estiró levemente su brazo para que Meli la tomase. 

—En verdad es muy encantador. Espero su visita.

Respondió Meli tomando la orquídea. Pronto el joven de ojos miel se retiró, dejando a Meli de nuevo con Selena.

—Es una hermosa orquídea.— comentó Selena.

Meli observó su recién obsequio, después volvió a la realidad.

—James debe estar esperándome, debo partir ahora.— dijo apresurada.

Pidió la carroza y abordó. Esperaba no llegar tarde y dejar mal a James. En el camino se mantuvo pensando en su encuentro con Phillip, teniendo un poco de confusión.

—Claro que no existe el amor a primera vista.

Se dijo así misma. Meli solamente se mantuvo conmocionada por aquél encuentro con Phillip, quien la trató bastante bien para ser verdad. 

Aún no le cabe la idea de que él es el hombre con quien compartirá el resto de su vida, y que días como este habrán de sobra en el futuro.

—¿Y si él no se quiere casar conmigo?

Se preguntó apoyando su mentón en la palma de su mano mientras miraba el paisaje en lo que la carroza avanzaba.

—Lo dudo, estaba muy convencido.

Se respondió después de analizar un poco el asunto. Ella más que nada se preguntaba si sería feliz en su matrimonio, le temía terminar como su tía Marie, quien solo está con su marido por sus títulos. Estando juntos tienen mucho poder, si se separan ambos caerían. Meli constantemente se preguntaba si ella es feliz estando en un matrimonio sin amor.

Por otro lado, la princesa Kalon tiempo atrás había tenido intentos de amoríos como cualquier otra persona en el mundo, pero estos no tenían éxito porque siempre había uno que otro príncipe que la quería solamente para tener poder.

Gracias a esas desafortunadas experiencias, Meli se ha demostrado más madura en lo que respecta a esas situaciones. 

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