Capítulo XI

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Diez años atrás

—Rey Cessaire, tanto tiempo sin vernos, querido amigo — saluda el rey Andrew.

—Me honra su presencia en nuestro
castillo—también saluda.

—Reina Perla,-Saluda con beso en la
mano— les presento a mi esposa, la reina Hyacinth.

La reina Perla dio un par de pasos para saludar, al notar, se encontraba un pequeño con cabello color negro que lo hacía resaltar sus ojos grisáceos de pie a espaldas de sus padres, esperando su oportunidad para saludar.

—Hola cariño, ¿Cómo te llamas?—le pregunta la reina Hyacinth.

El pequeño tan respetuoso se dirige a la reina dando pequeños pasos y sin pena ni titubeos la saluda.

—Soy el príncipe James, su alteza—dice con tranquilidad y confianza, mientras le hacía su reverencia.

—Que lindo eres, príncipe James.

Responde la reina amistosamente mientras le devolvía la reverencia.

El príncipe pudo observar a una pequeña aguardando detrás de sus padres, sus ojos eran del tono más cristalino que pudo haber visto.

La reina Hyacinth y el rey Andrew se hicieron a un lado para que la puedan ver bien.

—Mi pequeña, ¿Por qué no te presentas?

Sugiere su padre.

La pequeña asiente, camina entre sus padres hasta llegar a James, que aún estaba de pie en el mismo lugar.

—Sean bienvenidos al reino Kalon. Soy la princesa Sameliee.

Los recibe con una cordial reverencia y una hermosa sonrisa.

—Qué hermosos ojos tienes, pequeña— le dice la reina Perla.

—Le agradezco— responde.

—Espero que sean grandes amigos como tu padre y yo.

Sugiere el rey Cessaire, dirigiéndose a los pequeños.

—Que así sea, recuerdo que nosotros éramos inseparables.

—¿Eran?— preguntó James.

—Sí, hubo un tiempo en que cada quien tomó su camino por las grandes responsabilidades que aún tenemos como realeza, y ahora, henos aquí con una hermosa familia.

El rey siguió hablando sobre su amistad con su estimado, pero en un mundo a parte los pequeños se miraban y cada uno analizaba al otro.

"Es una niña, no quiero jugar con sus muñecas ni peinarle el cabello. Estoy harto de tener amistades falsas." Pensó el pequeño.

"A juzgar como me ve, cree que vivo en mi burbuja con mis docenas de muñecas y mi cuarto color rosa, otro más que me juzga sin antes conocerme. Es duro tener este tipo de amistades". Pensó la pequeña.

—¿Y bien?-interrumpen sus
pensamientos— ¿Nos complacen siendo amigos?

Preguntó el rey Andrew.

De nuevo se miran por unos segundos, dudando.

—Seguro— responden los pequeños con una sonrisa para después expresar fastidio.

Sin darse cuenta, los padres de ambos se habían movido de lugar, dejándolos solos mientras se creaba un ambiente incómodo.

—No espero llevarme bien contigo, tampoco quiero tener una amistad forzada, ya he tenido muchas.

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