Epílogo.

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-No te enamores de nadie más.- Tobio le exigió a Hinata, el Omega iba a partir a Brazil al día siguiente y no iba a volver pronto. El Alfa se abrazaba a su pareja con fuerza, con la sensación de que alguien se lo pudiera robar de su lado.

Al principio de su relación, Kageyama seguía siendo bastante tímido y reservado con las muestras de afecto. Y ahora que llevaban poco menos de cuatro años, se la pasaba pegado a su Omega. 

-No lo haría ni aunque quisiera, Kageyama.- El pelirrojo solo consoló las dudas del azabache mientras acariciaba su cabeza. Ambos se encontraban en la cama del mayor, cubiertos solo por las cobijas del mismo mientras la luna los alumbraba.

El Alfa solo se apegó más a su Omega, acariciando la marca de unión recién reforzada en su nuca.

-Te voy a llamar todos los días, ¿Sí?- Hinata consolaba a Kageyama, el menor se dejaba hacer mientras hacía su puchero habitual, el Alfa solo se limitó a asentir.

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Meses sin ver a Hinata y el Alfa estaba a punto de tomar un vuelo a Brazil solo para verlo. Hasta que recibió un mensaje del Omega, que indicaba que al día siguiente regresaba a Japón. Kageyama no había dormido, preparando la habitación de su departamento para que fuera bonita para el mayor y recogiendo todo su departamento sin descanso.

Tanto que no despertó a tiempo para recoger a Shoyo del aeropuerto.

Despertó a las tres de la tarde, cuando sintió un aroma que a él, personalmente, le encantaba.

Las feromonas de su Omega.

Se paró de golpe, viendo lo tarde que era ya, salió de su habitación para ver a Shoyo en la sala del departamento, jugando un juego aleatorio en su celular.

-¡Hinata!- Le dijo desde la distancia de tres metros de su habitación al sillón, el mencionado levantó la cabeza.
-¡Kageyama!-  El Alfa avanzó con dos zancadas al sillón donde estaba el mayor sentado y lo abrazó con todas las fuerzas de su cuerpo,  el Omega respondió al contacto de igual forma.

-Te extrañe mucho.- Dijo el mayor, Kageyama empezó a soltar feromonas muy dulces tras haberlo esperado tantos meses.
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El sonido de la alarma inundó la enorme habitación donde Tobio dormitaba. Su mano ancha y grande solo aplastó la alarma y se giró a abrazar a su pareja.

Kageyama Shoyo estaba completamente dormido, con su cabello esponjoso incluso más revuelto que de costumbre. El Alfa sonrió al inhalar fuertemente el aroma a naranja que emanaba del cabello de su pareja dormida. Pasó su mano por su nuca, sobre la marca de su unión y empezó a frotarla, cosa que intensificó el aroma de naranjas del Omega.

Era difícil creer que hace poco más de diez años, el Omega había confesado sus sentimientos por el azabache y habían comenzado una relación, y como hace casi cinco años ambos habían contraído nupcias.

Unos sonidos de pequeños pies corriendo llegaron hasta sus oídos. Suspiró preparándose para lo que venía.
-¡Papi, ya levátate !- Había dicho su hijo mayor, Kageyama Hishou, sujetando de la mano a su hermano.
-Ajá.- Respondió el más bajo, Kageyama Hiroto, sosteniendo la mano del pequeño azabache. Tobio gruñó y ambos hermanos empezaron a subir a la cama.

El pequeño azabache de ojos miel empezó a saltar sobre su padre Alfa, mientras que el pequeño pelirrojo de ojos azules empezaba a saltar sobre su padre Omega.
-¡Ya es tarte y no se paran! ¡Ya salió el sooool!- Hishou seguía brinque y brinque sobre Tobio, que se mantenían estático.

Ya estaba acostumbrado a sus ruidosas mañanas.

-Papi párate.- Decía Hiroto saltando sobre Shoyo, que parecía muerto pues no estaba dispuesto a levantarse. No aún.

Kageyama tomó las esquinas del cobertor y envolvió a sus hijos ahí. Procedió a ponerlo sobre su hombro como costal y devolverlos a su cuarto.
-Hoy no, su papá y yo queremos dormir bien hoy al menos.- Y cerró la puerta. dejando a sus hijos de cinco y cuatro años encerrados.

Tobio regresó al cuarto, encontrándose con la imagen de Shoyo enderezándose y frotando sus redondos ojos.
-Buenos días.- Dijo el Omega cuando su pareja se acercó a él y depositó un beso sobre su nariz.
-Buenos dias.- Le respondió. Se metió en la cama y abrazó a Shoyo, mientras besaba su sien.

-¿Dónde dejaste a mis bebés?- Le preguntó, mientras Kageyama bajaba sus besos a su cuello.
-En su cuarto.-
-¿Los volviste a encerrar?- Le preguntó mientras Tobio metía su mano bajo su playera de pijama.
-Ajá.-
-Van a llorar.-
Y dicho y hecho, el llanto de Hishou empezó a resonar por la enorme casa de ambos. Tobio tronó la lengua y se levantó a sacar a sus hijos del cuarto, encontrándose a Hishou haciendo berrinche en el suelo y a Hiroto sentado a un el suelo con sus ojitos llenos de lágrimas.

Shoyo llegó detrás de él envuelto en su sábana.
-¡Mis bebés, mis pobres bebés!- El pelirrojo se agachó y abrazó a sus hijos mientras besaba sus cabecitas.
-Ni fue tanto tiempo.- Le respondió el azabache.
-Cállate, Kageyama Tobio.- Le respondió a modo de juego.
-Sí, cállate Yakegama Tobio.- Le respondió Hishou.
-Sí, callate Gakeyama Tobio.- Respondió ahora Hiroto.

A Tobio le daba risa que ninguno de los dos pudiera pronunciar su apellido correctamente.

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El timbre sonó mientras la pequeña familia estaba sentada en la mesa desayunando. Pocos segundos después, la puerta se abrió, dando paso a ambas hermanas de la pareja.
-¡Llegaron sus tías favoritas!- Declaró Miwa.
-¡Ajá, y con regalos!- Declaró Natsu.
Ambas se conocieron en la boda de ambos, y aunque Natsu tenía 18 y Miwa casi 29, ambas congeniaron casi de inmediato y se volvieron prácticamente inseparables. Acababan de regresar de unas vacaciones juntas de mejores amigas por Rusia y habían traído regalos para sus hermanos y sus adorados sobrinos.
-¡Tía Miwa!- Gritó Hishou, levantándose de golpe de su silla con cuatro cojines para que llegara a la mesa.
-Hola, tía Natsu.- Respondió Hiroto, bajándose con mucho cuidado de no caerse.

Eran prácticamente opuestos en todo.

-¡Tía Miwa, mi papá me hizo llorar!- Le dijo Hishou llegando a los pies de la azabache. Ambas hermanas voltearon a ver a Tobio con mala cara, el Alfa solo les sacó la lengua.
-A mi también.- Continuó Hiroto.
-Traidores.- Le dijo antes de meter una cucharada de cereal a su boca.

-Bueno, después le voy a dar una paliza a su papá, ¿Sí? ¡Ahora veamos los regalos que les trajimos a nuestros sobrinitos!- Dijo Natsu.

Tobio se levantó cuando terminó su cereal y ayudó a Shoyo a recoger la mesa. El Omega estaba lavando los trastes sucios cuando el Alfa llegó a besar su nuca con amor.
-Tobio, están los niños y están nuestras hermanas.- Le dijo en un intento de negación.
-Los niños están con ellas y ellas saben porque tienen sobrinos.- Shoyo se soltó a reír por lo dicho.

-¡Ustedes dos, ponganse el pantalón y vengan, les trajimos algo!- Gritó Miwa desde la sala, Tobio se sonrojó como hace años no lo hacía.
Tobio tronó la lengua por segunda vez en la mañana.

¡¿No lo podían dejar a solas con su esposo?!
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Hola ( ˘ ³˘) .
Hemos llegado al final de E.P.G.C.D.K.
Tremendo título enorme ⊙︿⊙
Anyways, espero que les haya gustado leerlo tanto como a mí me gustó escribirlo ejeje.
Este fanfic lo escribí planeando hacer la historia más larga, pero preferí dejar que fuera más corta. También pq quería escribir algo fluffy y lindo que no fuese difícil de leer.
Algunos datos adicionales sobre la historia:
•Era una precuela para otro fanfic que quería escribir pero ya no quise al final  aksjs
•En mi cabeza, Kageyama y Hinata tienen más hijos y de ellos iba a tratar el otro fic
•La familia de Kageyama y su dinámica familiar está inspirada en la mía (●__●)
•Miwa iba a ser un personaje muy x pero en algún punto la hice la cupido de Kageyama, idk
•Iba a ser una historia más larga :P
•En un punto de la historia, Hideki y Hinata si iban a ser pareja pero al final decidí que no
•Kageyama iba a ser una persona más sumisa, just because yes
•Puse a Kenma como Alfa y a Kuroo como Omega pq se me hace muy tierno el rol del activo pequeño e introvertido y el pasivo alto y extrovertido
•Casi al final me acordé que existía Atsumu y decidí ponerlo JAJSJAHS

Y ya, espero q lo hayan disfrutado
(ó㉨ò)ノ♡

El Pequeño (Gran) Crush de Kageyama {Kagehina Omegaverse} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora