05 - ¿Te quedas conmigo?

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Barbra.

La mañana amaneció muy activa y productiva para el restaurante. A cada rato salía una orden nueva, razón de que en la cocina todos estén caminando de aquí para allá y moviendo con agilidad sus manos preparando la comida que ordenan los clientes. La verdad el restaurante desde que se abrió no ha tenido ninguna hora muerta, desde que abre hasta que cierra tiene clientes. Por esa razón exijo a los camareros y los bármanes en el bar por las noches, un buen trato a los clientes, mientras que en la cocina exijo perfección.

—Está muy bien —digo mientras termino de probar una sopa que se ha hecho a uno de los clientes.

—Si, usted dice, entonces es así, jefa —refiere Oliver mirando la sopa que acaba de preparar y servir.

—Ahora ponla más bonita y entregarla. Esperan para devorarla. —refiero retirándome de su lado para mirar a una de las chicas que se encuentra preparando una salsa de aguacate.

—¡Señorita Evans! —escucho la voz de Ricardo, llamarme desde la puerta de la oficina.

De inmediato volteo a mirarlo y me hace una señal con su mano para que me acerque. No pierdo tiempo y me marcho en esa dirección. Si la administración me solicita es por algo importante. Entro en la oficina y con tranquilidad me acerco al escritorio para después detenerme frente a Ricardo, quien con una mirada concentrada mueve sus dedos sobre el teclado de la laptop a un ritmo rápido.

—¿Qué sucede ahora? —inquiero mirándolo.

Ricardo eleva su mirada hasta mí y levanta su dedo.

—Espera un minuto —comenta y esta vez baja su vista a su teléfono.

Miro en esa dirección y no pasa mucho tiempo cuando veo que entra una llamada de Tristan.

—Ten, es sobre el restaurante —Ricardo mirándome me entrega el teléfono.

Sin perder tiempo lo tomo y descuelgo la llamada para después poner el teléfono sobre mi oreja.

—Bueno —refiero y me levanto del asiento.

—Buenos días, Barbra ¿Cómo estás? —pregunta con educación.

—Me encuentro bien. Espero tu igual ¿Para qué me necesitas? —Pregunto.

—Bien. Es el asunto del restaurante. Mi otro comprador me acaba de transferir todo el dinero a mi cuenta, Evans.

De inmediato maldigo en mis adentros mientras aprieto el teléfono.

—Me dijiste que me lo venderías a mí, Tristan —replico enseguida—. No entiendo por qué cambias de parecer.

—Lo sé, pero ya sabes cómo es esto. Él me ofreció más dinero. Tu me estás dando menos. Ponte en mi lugar, Barbra. Me conviene más la oferta de él —contesta lentamente y de manera política.

—Creo que deberías tener palabra ¿No te parece? —refiero mientras camino de un lado para otro y miro cada rincón de la oficina—. Aunque tal parece eso no existe ¿O sí, Tristan?

Tristan hace un silencio corto y después de unos minutos vuelve a hablar.

—Barbra, escucha. Sé que te di mi palabra e hicimos el trato de que yo te lo iba a vender a ti. También te dije que te daría un mes, pero el otro cliente insiste y lo quiere ya —hace una pausa—. Ahora bien; la razón por la que te llamo es porque aún te estoy tomando en cuenta. En mí cuenta bancaria tengo todo el dinero y no he tocado ni sacado un centavo. Porque sigo pensando en tu oferta, Barbra.

—¿Ahora que vas a proponer? Espero que sea algo que me convenga, ya que ahora todo le conviene más al otro comprador. Que por cierto está después que yo, Tristan —cuestiono y me detengo mirando en la sala de la oficina.

Pasión Y Deseo [02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora