09 - Quiero todo Parte 1

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Barbra.
Mirando por la ventana me tomo mi café fuerte y sin una pizca de azúcar, la verdad no acostumbro a tomarlo de esa manera, pero sé que es necesario debido al estado en el que estoy. La resaca me está sentando muy mal y por supuesto debo estar activa. Travis me dijo que debíamos hablar e ir al lugar del restaurante, razón por al cual tuve que colocar la alarma antes de irme a la reunión de anoche. Me conozco.
—Quedó muy bien —refiero y tomo un trago—. Quedó a la perfección —volteo a mirar a Travis, satisfecha.
Travis aleja su mirada de su teléfono y me observa.
—Me dijiste que necesitaban algo fuerte para mantenerte activa —se encoge de hombros y vuelve a poner su mirada sobre la pantalla de su teléfono—. Así que solo se me ocurrió prepararte un buen café.
—Gracias —refiero y vuelvo a elevar el vaso de café negro a mis labios, para tomármelo.
—¿Iras conmigo a la celebración? —pregunta Travis, bloquea su teléfono y lo guarda dentro del chaleco que usa y que hace combinación con su pantalón.
Asiento enseguida.
—Sí, te dije que si iré —aviso mirándolo.
Travis relame sus labios.
—Muy bien, antes debo avisarte que van a estar muchas personas que tu conoces —comenta con seriedad.
Lo miró fijamente y frunzo mis labios.
—¿Con ese te refieres a las personas que conocí mientras estuve en el canal y por supuesto a otros que no lo eran? —inquiero y enarco una ceja.
—Si —responde—. Irá la mayoría. El evento se trata sobre la recaudación de fondos para niños con cáncer. Muchas personas influyentes van a asistir para colaborar, mi familia está invitada y por esa razón voy a asistir —explica—. Aunque iba a comprar la invitación. El objetivo es colaborar.
Observándolo con los ojos entrecerrados, afirmó.
—Sí, está bien. Es perfecto, me encantará asistir —giro mi rostro para mirar por la ventana—. Me agradará ver a los fantasmas...
—Bien, empieza a las 20 h 00. Recuerda estar lista a esa hora, Bri —pide adusto y mirándome con firmeza.
—Sí, sí. Entendido —le regalo una sonrisa y vuelvo a tomar otro sorbo de café.
—Muy bien —asiente y vuelve a desviar su mirada a la ventanilla.
En ese momento, Ron detiene la camioneta frente al sitio, el cual, se encuentra completamente cerrado. Bajo al lado de Travis y nos dirigimos a la puerta, luego de que saca la llave y abre la puerta, los dos entramos. Todo está oscuro, así que espero que Travis encienda las luces y me dedico a mirar el lugar. Está igual a las fotos que Tristan me envió cuando los dos nos encontrábamos negociando por el sitio, pero, al verlo en vivo y en directo, me doy cuenta de que es muy grande. Perfecto para el restaurante que tengo pensado colocar en este sitio, aunque tengo que arreglar muchas cosas. Pero, eso es lo de menos.
—Me parece muy bien —comenta Travis deteniéndose a mi lado y deja car sus manos en su cintura—. No puedo creer que lo haya perdido por una mujer —niega lentamente.
Vuelvo a tomar un trago de mi café y continúo mirando al frente.
—Sí, es el sitio perfecto —volteo a mirarlo y le sonrío—. Ya me estoy imaginando como voy a decorarlo.
Travis mete sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones fino y mirando a su alrededor afirma dos veces.
—Tan bien lo creo —voltea a mirarme y me regala una suave sonrisa.
Me acerco hasta él y sujeto con ambas manos sus mejillas.
—No sé como irá todo esto —comento mirándolo a sus ojos azules y luego siento como sus manos sujetan mi cintura—. Pero quiero verte junto a mí cuando este lugar está listo —refiero con voz grave y hago una pausa—. Y los demás también. Con eso me refiero a mi club nocturno —deslizo una sonrisa y le guiño un ojo.
Travis entrecierra sus ojos de manera recelosa y luego realiza una afirmación.
—Aquí estaré. Tenlo por seguro y si algo sucede. No te preocupes, a donde quiera que esté lo veré.
Con una suave sonrisa me arrimo a sus labios y le doy una corto, pero tierno beso fugaz.
—Sí.
—¿Qué color sugieres? —inquiero y me giro para observar el sitio.
Asiento una sola vez.
Travis también le echa una miradita al lugar, examinándolo.
—La verdad no estaría mal que lo hicieras como tu restaurante de Francia —propone—. No igual, pero, remodelarlo con la intención de colocarle tu esencia. Algo que te haga diferente y también con eso, reconozcan quién es la dueña y chef.
Me quedo callada y mirando a mi alrededor, reflexiono. Pensando en lo que dice e imaginando tal cual como lo quiero ver.
—Sí, quedará muy bien —comento y le lanzo una mirada acompañada de una sonrisa suave—. Vamos a la parte de la cocina —comento y me voy en esa dirección.
Ambos nos encargamos de dar el recorrido por todo el sitio, tanto en planta baja como planta de arriba. Al final quedé completamente satisfecha con el sitio. Me ha gustado mucho y no puedo esperar como va a quedar con todo lo que le tengo pensado hacer este listo.
—Ahora vamos a otro sitio —anuncia Travis al subir a la camioneta.
Frunzo el ceño y giro mi rostro para mirarlo.
—¿A cuál lugar? —pregunto curiosa.
—Es un sitio que te va a gustar —comunica.
Asiento lentamente.
—Veamos entonces... —respondo y miró nuevamente por la ventanilla.
El resto del camino Travis y yo nos mantenemos en silencio, ambos sumergidos en nuestros teléfonos y asuntos. Para cuando Ron detiene la camioneta nos detenemos en ese sitio de la ciudad que llegué a frecuentar en algunas ocasiones, pero, ¿qué hacemos aquí?
—Llegamos —avisa bajando del auto.
En silencio bajo detrás de él y al ya estar fuera, miro la fachada del sitio. Está totalmente cerrado y, contiene dos puertas dobles de madera y a ambos lados dos ventanales grandes.
—¿Qué te parece? —pregunta Travis mirando al frente y esta vez cruzándose de brazos.
Con atención miro al frente y junto a mis cejas.
—Ni siquiera sé lo que hay dentro —respondo también cruzándome de brazos.
Voltea a mirarme y enarca una ceja.
—Esa no era la respuesta —comenta y después desvía la mirada hasta la puerta doble—. Pero ya verás —saca un manojo de llaves—. Y tú tienes que ver.
En silencio le dedico una mirada de largos segundos y en cuanto abre la puerta miro a ese lugar.
—Adelante —se hace a un lado.
Miro el oscuro lugar y sin pensarlo dos veces hago lo que me pide y me adentro al sitio. Está totalmente oscuro, pero pasan segundos cuando Travis entra detrás de mí y enciende las luces dejando ver el amplio y grande sitio.
—¿Un club? —inquiero y me giro para mirarlo.
Afirma.
Sonrío lentamente y vuelvo a poner la mirada en el sitio. Está totalmente listo, lo único que falta es abrirlo y por supuesto los empleados. Hay dos barras de alcohol, una está a un lado y la otra está a lo lejos, exactamente ubicada al final del sitio. Las mesas son redondas de un color negro brillante, los asientos son sofás largos y curvos con tela de terciopelo en un color borgoña y lo que no podría faltar las tarimas para las bailarinas. El sitio es de dos pisos así que la zona VIP será una de las mejores, ya que una que otra mesa tiene pequeñas tarimas para bailarinas.
—Te me adelantaste —me cruzo de brazos y volteo a mirarlo—. También estaba pensado en esto —hago una pausa y curvo mis labios—. Donde hay mujeres desnudas y alcohol, también hay mucho dinero.
—Tienes razón —agrega Travis—. Con este son cincuenta —refiere lentamente—. He puesto en diferentes ciudades.
Lo miro y de inmediato levanto mis cejas llenas de sorpresa.
—Travis Masson, pensando en grande. —tuerzo mis labios—. Como siempre. Por eso nos entendemos a la perfección —ejecuto una pausa y lo miro—. A veces me preguntó si lavas dinero —puedo escuchar como suelta una risa.
Deja caer sus hombros soltando un suspirito.
—Cuando estoy aburrido se me pasan por la cabeza una gran cantidad de ideas.
Niego lentamente con una sonrisita en mis labios.
—Así que solo tengo la idea e invierto en ella —se encoge de hombros—. Prefiero tener mi dinero invertido.
Vuelvo a mirar al frente y miro a mi alrededor.
—Por eso es buena idea juntarse con multimillonarios —refiero para mí, con voz susurrante—. Aprendes mucho —me comienzo a alejar en dirección a una de las mesas negras.
—¿Qué? —pregunta confuso detrás de mí.
Me detengo y volteo a mirarlo.
—Que eres un maldito genio —le dedico una sonrisa y vuelvo a mirar al frente. En cuanto me acerco a una de las mesas, levanto mi mano y la deslizo por el terso terciopelo del sofá—. Me ha encantado —refiero mirando.
Travis en ese momento se detiene a mi lado.
—Fue terrible haberte dejado —comenta y eleva su mano para acariciar mi cabello extendido—. Pero siempre en lo malo conseguimos algo bueno —refiere suavemente—. No siempre todo es malo.
Volteo a mirarlo para encontrarme con su mirada azul.
—Sí —respondo seria y vuelvo a mirar al frente—. Te felicito. Está perfecto —lentamente libero una sonrisa dulce para él.
Travis vuelvo a acariciar mi cabello y después aleja su mano.
—Quiero quetambién seas parte de esto —comenta a mi lado.
Me vuelvo hacia él y lo observo con atención.
—¿Cómo? —estrecho mis cejas.
—Quiero que te encargues de todo lo que tenga que ver con los clubes de Massachusetts—explica—. Las chicas y también los clientes. Ya que tendrás un restaurante aquí, estarás entre Francia y Estados Unidos. Te encargarás de las cuentas y el dinero ¿Qué dices? —pregunta severo y sincero—. Confío en ti, amor. Y tú sabes mucho de este tipo de negocios.
Lo miro por un momento y luego miro al frente.
—¿Cuántos hay aquí?
—Veinte —comenta—. Yo me encargaré del resto —informa—. Los dos conocemos a personas de este medio y eso es lo único que falta.
Libero un suspiro y volteo a mirarlo.
—Bien —extiendo mi mano hasta él y lo miro fijamente con una expresión llena de mucha seriedad—. Trato hecho.
Los labios de Travis se curvan lentamente y sujeta mi mano con su mirada puesta encima de mí.
—Hecho —ambos damos un apretón de manos y luego las alejamos.
—Tendré que volver a ver mis amiguitos —comento con una sonrisa y tomo asiento en el sofá para después cruzarme de piernas, y probar lo suave y acolchado de los asiento—. Y a mis amigas, por supuesto —elevo mi rostro para observar a Travis nuevamente con una sonrisa traviesa.
—¿Y tú donde pensabas colocar ese club?
—En Francia, allí quiero abrir varios de esos —comento tranquilamente y me recuesto del espaldar del asiento—. En Paris las noches son muy activas.
—Lo sé, cariño —dice Travis mirándome, después se aleja de mí para dirigirse a la barra de alcohol.
Lo miro alejarse con su caminar seguro, relajado y sigiloso.
—De eso estoy segura...
°°°
Para cuando termino de colocar ese labial rojo intenso en mis labios, veo la hora en mi teléfono. 17 h 30. Faltan unos minutos, lo apropiado es llegar después de la hora estipulada. Al terminar de colocarme el labial me observo en el espejo. Lo único que tengo puesto, es mi hilo de ceda y mi sujetador. Coloco mi crema corporal y luego me voy en busca del traje que voy a usar. Será una celebración elegante. Según los rumores y lo que pude investigar sobre ese asunto será muy apoteósico y hasta alfombra roja hay. Lo cual es excelente para recoger los fondos de los niños y mientras más influyente y adinerados sean los que asistirán, mucho mejor.
—¿Ya estarás lista? —pregunta Travis ingresando al closet. Ya tiene su pantalón puesto y su camisa que es de un tono rosa muy claro, tan claro que parece blanco.
—Ya casi —respondo, con el vestido puesto y lo miro—. Espera, te ayudaré —comento al verlo colocarse su corbata gris.
Travis me mira y aleja sus manos. Agarro su corbata y empiezo a hacer un nudo, sintiendo su mirada tranquila sobre mí.
—¿Qué? —levanto la mirada hasta sus ojos—. ¿Tengo algo malo? —pregunto y vuelvo bajar la mirada hasta la corbata.
—No… —responde con voz serena—. Solo veo lo bien que se te ve ese labial —responde.
Lentamente sonrío.
—Siempre te ha gustado —vuelvo a mirarlo y alejo mis manos de su corbata ya lista.
—Si, siempre —responde.
—Necesito que subas mi cremallera de mi vestido, por favor —pido y me giro, para después acomodar mi cabello extendido a un lado.
Travis se mantiene en silencio y la sube con suavidad, después sujeta mis hombros con ambas manos y siento que se acerca a mi cuello para dejar un suave beso en mi hombro.
—Apresúrate —pide suavemente.
Afirmo una sola vez sin decir nada. Siento que se aleja y se va del lugar. Decido dar mis últimos retoques y colocándome mis argollas pequeñas en un tono dorado, me voy hasta el espejo largo y grande del vestidor. Echo una última miradita para ver que tal me veo y lo cual, hace que me sienta satisfecha con mi atuendo. Escogí un vestido reservado adecuado al evento. El corsé en forma de corazón y tiros, hace ver un escote elegante y cae al estilo princesa hasta mis talones. Es en color negro y de tela traslúcida con suaves brillos. Acomodo mi cabello extendido y lleno de ondas suaves en las puntas, agrego mi perfume y ya agarro mi cartera de mano.
Me miro por última vez al espejo y lentamente dejo salir una sonrisa.
—A muchos no les gustará verte, Barbra —musito para mí misma y acomodo un mechón de mi cabello castaño—. Nos vamos a divertir…. —y en ese momento salgo del vestidor.
Al salir de la habitación me voy en busca de Travis, que la verdad no sé dónde está. La casa es tan grande que no sabría en qué parte se encuentra. Lo único que hago es irme en dirección a las escaleras y bajar. Al llegar a la sala grande con chimenea que está en frente, enseguida lo veo de pie y dándome la espalda, mirando la chimenea eléctrica y con sus manos guardadas dentro de los bolsillos de sus pantalones.
—Ya estoy lista —comento detrás de él y me detengo.
Travis enseguida se gira y posa una mirada seria sobre mí, pero más severa de lo habitual. Lo que me hace desconfiar de su actitud es que no agrega nada sobre mi atuendo. Me he acostumbrado a que a menudo opina algo de mi vestuario y todavía no lo ha hecho.
—Antes de irnos, me gustaría preguntarte algo —refiere y lentamente se acerca hasta mí, luego se detiene.
Lo observo fijamente y con atención.
—¿Qué? —pregunto de inmediato y lo miro preocupada.
Se cruza de brazos y su ceño se frunce.
—Anoche, cuando estabas ebria... —dice con firmeza—. Comentaste algo que me dejo pensando y me gustaría que lo aclares —pide.
Relamo mis labios y después trago con suavidad.
—¿Qué dije...? —digo incrédula, porque realmente no recuerdo nada de anoche.
Justo en ese momento el teléfono de Travis comienza a sonar y mirándome fijamente con una fina línea en sus labios, libera un suspiro irritado rodando sus ojos. Saca su teléfono y enseguida atiende. No hago caso a lo que dice y trato de buscar en mi cabeza algo que haya dicho a Travis la noche de ayer y mi mente no aclara nada, lo que ocasiona que me mortifique, porque la manera en que Travis lo preguntó y su severidad firme, no me hace sentir tranquila.
¿Qué habré hecho? ¿Qué habré dicho?
—¿Barbra? —salgo de mis pensamientos y miro la expresión irritada de Travis.
—Te escucho... —respondo enseguida y de manera distraída.
Me observa ceñudo.
—Tenemos una conversación pendiente —comunica con voz áspera—. Cuando regresemos, debemos hablar. No pienso dejar que pase un día más —asegura. Retrocede y se comienza a alejar de mí—. Es hora de irnos —anuncia.
 
 
 
 
 
 

Pasión Y Deseo [02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora