5

42 10 0
                                    

-¡Que no!

-Que si.

-¡Joder! Eres tan terca.

-¿Entonces de limón?

-Cereza. ¡Vamos, que te costaba! -Su cara de disgusto apareció en pocos segundos.

-¡Shhh!- Tenía que callarse aunque tuviese razón. - Uno de cereza y otro de uva por favor ¿Cuánto es? -Solo esperaba que al menos no me salieran tan caros los helados.

-Quince con cincuenta. -Hablo amablemente la chica que nos estaba atendiendo.

Extendió su mano entregándonos a ambos nuestros pedidos. -Aca está. -Le sonreía la chica.- No pienso volver a apostar nada contigo-Dije ahora dirigiendome a Adrien. -Despues no me va quedar como pagarte.

-Bueno, si sigues así podemos llegar a un acuerdo donde no hablemos de dinero. -Su mirada pícara se poso en mi.

-Pedazo de pervertido. -Susurré mientras mis piernas se movían lejos de allí.

Habiamos apostado un helado a qué cada uno se recordaba del sabor favorito del otro y resulta que tengo problemas para recordar, no muy graves <espero> así que perdí, Adrien si se recordaba del mío pero yo no del de el.

-El cine si lo pagas tú. -Ordené.

-No, no y no. Acaso no sabes que soy pobre.

-No te hagas. -Dije para pegarle en le brazo.

No le había comentado nada <aún> acerca de lo que había escuchado la noche de la fiesta. He sido muy paciente pero no me pide que sea su novia. ¿Qué más espera?

-¡Auch! - Se quejó.

-¿Cómo te fue todo este tiempo? -Tenia que hablarle de algo y luego ver cómo le sacaba el ¿Puedo ser tu novio?

-Sabes, cuando estuve en España te extrañe mucho... ¡Digo a la ciudad!

-Asi que si me extrañastes. -Arquee una ceja. Vamos bien.

-No, fue un descanso muy bueno de ti. -Y ahora quieres que sea tu novia y luego me podrías matrimonio.

-Bien, descansaras de mi ahora, yo me voy, vete solo. - Al menos tenía que parecer un poco dramática, o desinteresada.

-¡Adios! ¡Cuídate! - Dijo sin darle importancia y se rió. Por favor.

-Aun eres tan irritante sabes. -Grite desde la otra esquina de la calle.

-¿Quieres que te enseñe algo? -Grito también.

-No. -Mentira si quiero.

-Ridicula.

-¡Gilipollas! -Que estúpida, tal vez allí me pediría que fuéramos novios.

-Oh no, mocosa ¡Regresa aquí! -Empezo a correr hacia donde yo estaba y por instinto yo también corrí para ir lejos de él, mis piernas hacían todo lo que podían, lo cual no fue suficiente.-¡Ven aquí!

-¡Ni loca!

-¡Te tengo! -Me tenías.- Oh... ¡Auch! -Gimió mientras su cuerpo se pegaba en el asfalto caliente.

Reí mientras lo veia en el suelo -¿Ves? Gilipollas.

-¡Me las vas a pagar! -exclamo mientras se limpiaba y se levantaba del suelo.

-Ya, ya, no llores, vamos. -Extendi mi mano para ayudarlo pero se negó.

-No, yo puedo solo. -Se quejo como niño pequeño.

-luego la infantil soy yo...

-Ya, ya, parecemos ridículos sabes. ¿Paz?

-Paz. -Reí por lo bajo.

°Casi cierto°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora