0 0 1 | 🅻🆄🅽🅴🆂

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Se sabe que las mañanas en la casa de los Kim son ruidosas y caóticas; los lunes son particularmente desastrosos. Hoy no es diferente.

-Manchae, ¡abre la puerta! -grito. He estado parado frente a la puerta del baño, que comparto con mi hermana menor, los últimos diez minutos. Voy a llegar tarde.

Amo a mi hermana y, aparte de las mañanas entre semana, en general nos llevamos bien. No diría que mataría por ella, pero quizá sí le ayudaría a enterrar un cadáver. Pero ahora, Kim Eunchae es a quien quiero asesinar.

-Juro por Dios, Eunchae, que si no abres esta puerta en los siguientes dos minutos la voy a tirar a patadas.

-¡Soobin! -grita mamá desde la planta baja-. ¡No uses el nombre del Señor en vano!

Pongo los ojos en blanco. Como si eso fuera ahora lo importante. Sin embargo, no lo digo porque la verdad es que no tengo tiempo para discutir sobre religión con mi mamá, eso está reservado para los domingos en la mañana, cuando me niego a ir a la iglesia.

Golpeo la puerta de nuevo y se abre antes de insistir nuevamente. Manchae sale del baño lleno de vapor y me lanza una mirada exasperada.

-Si te levantaras más temprano no tendríamos que hacer esto siempre. La gestión del tiempo es clave para tener una vida exitosa. -Manchae tiene trece años, pero tiene la personalidad de la mujer madura que les grita a los niños del barrio que no pisen su pasto. -En unos meses, cuando vayas a la universidad, no me tendrás para ayudarte. Así que trabajemos en eso, ¿de acuerdo? -agrega.

Me da una palmada en el hombro como para animarme. Para cuando pienso en una respuesta adecuada, ya es demasiado tarde. Ya cerró la puerta de su recámara y yo me quedo parado ahí, como niño regañado. ¿Quién diría que soy cuatro años mayor?

-El desayuno está listo -grita papá.

-¡Todavía me tengo que bañar! -respondo.

-Vas a llegar tarde, Soobin. Donny no tarda en llegar.

-¡Lo sé, mamá! -mascullo y entro al baño. Abro la regadera y el agua está tibia. Entiendo que es primavera y que esto es California, pero a mí me gusta el agua como me gusta el café: casi que escalde.

Diez minutos más tarde, salgo como un hombre nuevo. No hay tiempo para que me rasure y solo puedo esperar que los maestros no me castiguen por eso. Con una toalla alrededor de la cintura, regreso corriendo a mi recámara y rápidamente me pongo el uniforme: pantalones café y una camisa blanca de botones perfectamente planchada. La MOA Academy es flexible en muchas cosas, pero el código de vestimenta es algo en lo que la escuela no lo es.

Busco mi corbata. Hurgo entre los montones de ropa que yacen olvidados en el suelo de mi recámara. No soy la persona más pulcra del mundo; eso me vale los incontables sermones de mamá y papá. Pero supongo que dentro de la santidad de mi propia habitación puedo ser yo mismo: eso incluye que en ocasiones olvide poner la ropa en la canasta de la ropa sucia.

跟我出来, 崔妍俊! [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora