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El día termina sin más contratiempos. He pasado las últimas horas repasando mi conversación con Yeonjun en la sala de utilería.

—¿Tierra a Soobin? Ya nos vamos —dice Donny. Estamos justo afuera de las puertas que dan al estacionamiento de alumnos. La luz de la tarde me hace entrecerrar los ojos —. ¿Estás seguro de que no quieres que te llevemos?

En general, los tres mosqueteros regresan juntos a casa. O, cuando Priya tiene práctica de futbol, solo Donny y yo. Con frecuencia paso la tarde en su casa y mamá me recoge después del trabajo.

—Sí, lo mejor es que Yeonjun y yo nos pongamos de acuerdo en lo que vamos a interpretar el viernes. Ya sabes cómo soy con estas cosas.

Priya me da una palmada en el hombro.

—Por eso nunca voy a entender por qué te obstinaste en tomar Teatro.

—Nunca he escuchado que alguien se muera por sonrojarse; Soobin estará bien.

—Uy, gracias, Donny.

—Tú puedes hacerlo, amigo.

Él también me da una palmada en el brazo.

—Nos vemos —se despide Priya con un gesto de la mano.

—Hasta luego.

Los miro alejarse. Donny y Priya caminan tomados de la mano hacia el Patomóvil. Los alumnos se pasean, algunos esperan que empiecen las actividades extracurriculares, otros hablan con amigos. Veo a Shannon y a Natalie y no puedo evitar preguntarme si Shannon invitó a Yeonjun a salir con ella. Pero estoy muy lejos como para escucharlas.

Busco en el estacionamiento y veo el coche de Yeonjun. El Jeep blanco nieve es casi tan popular como él. Se ha convertido en sinónimo de su dueño. Fue un regalo de sus padres por pasar el examen de manejo. En esa época era el coche más caro que tuviera un alumno de Fairvale. Eso fue hasta que llegó Donny con su Mustang rojo brillante.

No veo a Yeonjun por ninguna parte. Saco mi teléfono y consulto las redes sociales. No hay mucho que ver, así que cierro los ojos y trato de calmar los fuertes latidos de mi corazón.

—¿Qué haces?

Sorprendido, me tropiezo con mi propio pie y Yeonjun estira el brazo para detenerme.

—¿Estás bien? —pregunta.

Me suelta tan rápido como me detuvo.

—Sí. —Me hago a un lado para hacer espacio entre nosotros—. Perdón —murmuro al tiempo que el calor inunda mi rostro.

Yeonjun me examina. Levanta su corbata blanca y carmesí y la pone junto a mi rostro.

—Sip, iguales —dice—. Creo que nunca había conocido a alguien que se sonrojara tanto como tú. Es divertido. —Está bromeando... creo. Deja caer la corbata—. Perdón por llegar tarde. Tenía que hablar con Henning de algo. ¿Listo para irnos?

跟我出来, 崔妍俊! [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora