[HARRY]
Llegué a clases tarde ganándome una charla intensa sobre las consecuencias de la impuntualidad por parte de mi profesor de Historia. Treinta pares de ojos se posaron en mi mientras hacia mi camino hacia mi asiento, parecía como si todos estuvieran intentando buscar los moretones que se suponía que tendría. Estaba seguro de que todos ellos sabían que Jason había ido tras de mi, solo que no les importaba o les daba lo mismo lo que me sucediera.
Jason me golpeaba e insultaba regularmente frente a la mayor parte del alumnado y nadie, nunca, hizo nada. No me extrañaría saber que la mayor de ellos estaba de acuerdo con lo que Jason hacía.
Sacando mi libro de historia, lo abrí en una pagina al azar e intenté concentrarme en otra cosa que no fueran las miradas constantes que mis compañeros estaban dándome. Podía sentir mi nuca arder mientras repasaba rápidamente las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
—Styles, guarde el libro. —pidió el profesor Moff, un hombre bajito y de grandes lentes de armazón que hacían parecer que sus ojos eran enormes. Esperó hasta que hice lo que me dijo antes de voltearse al resto de la clase—. La prueba durará una hora, quien deban ir al baño vayan ahora o deberán aguantarse hasta la salida.
Eso hizo que una banda de chicos se pusiera de pie, empujándose y chillando para pasar por la puerta primero. Cruzando los brazos sobre mi mesa, observé por la ventana como el sol brillaba sobre las casas cercanas. El lugar parecía sacado de alguna revista, con todas las casitas iguales luciendo como algo demasiado plástico para mi gusto.
—¿Por qué llegaste tarde?
Giré mi cabeza hacia la voz femenina, sonriendo cuando vi a Leigh sentada a mi lado. Ella tenía el ceño suavemente fruncido mientras me observaba, sus ojos me decían que sabía el porque pero que quería oírlo de mi.
—Jason.
—¿Te golpeó? —inclinó la cabeza, observando mi rostro en busca de los moretones—. No veo nada, ¿lograste escapar?
—Por poco. —asentí—. Corrí hacia el salon de Tatuajes 5Sos y me escondí allí.
Ella sonrió—. Ese es mi chico inteligente.
—Fue una coincidencia. —reí—. Michael estaba saliendo de la tienda cuando corrí por allí, me ordeno que entrara y luego golpeo a Jason y su pandilla.
Hice movimientos con mis manos, golpeando el aire y logrando que la chica a mi lado riera. Pero su risa se evaporó luego de unos minutos, una expresión de preocupación cruzando su rostro.
—¿No crees que Jason querrá vengarse? —preguntó luego de unos momentos—. Sabes lo rencoroso que es.
Parpadeé, no había pensado en ello. Abrí la boca para contestarle pero el sonido de la puerta abriéndose me interrumpió, los alumnos que habían salido como si una bandada de leones los siguiera entraron al salón entre risas y empujones juguetones. A veces envidiaba ese tipo de trato pero yo era el rarito, el que dejaban de lado por lo que sabia nunca tendría ese tipo de trato con nadie de aquí.
Leigh era mi amiga cuando estábamos aquí, ella compartía un par de clases conmigo y había intentado defenderme de Jason pero eso salió mal, por lo que deje de juntarme con ella. Aunque eso no le impedía acercarse de vez en cuando para preguntarme como estaba.
Era lindo saber que aunque sea alguien se preocupaba por como me encontraba.
—Bien, comencemos. —el profesor comenzó a repartir las hojas pero mi mente ya no estaba en la prueba, si no en el hecho de que seguramente Jason tomaría revancha. No creía que volviera ese mismo día por mi o por alguien más, pero de toda maneras, en algún momento nos cruzaríamos y Jason no era el tipo de personas que se olvidaban de las cosas.
Gemí interiormente haciendo girar el bolígrafo entre mis dedos. Una hoja llena de preguntas apareció frente a mi y mi mente automáticamente se concentró en contestar, dejando a un lado el hecho de que seguramente mis huesos estarían rotos para el fin de semana.
Poco a poco la clase se fue vaciando a medida que terminan con sus pruebas. Los primeros en salir fueron los revoltosos, aquellos que no hacen más que poner su nombre y ocupar la silla por cinco minutos antes de aburrirse demasiado como para quedarse más tiempo. Les siguieron aquellos que no habían estudiado y habían contestado solo tres preguntas de si o no, sus caras largas eran demasiado graciosas como para evitar sonreír. De a poco los demás fueron desapareciendo hasta que solo quedábamos cuatro personas dentro del salón. Leigh, un chico que del cual no recordaba el nombre, el profesor Moff y yo.
Un golpe en la puerta resonó dentro del salón mientras firmaba sobre mi hoja. El profesor Moff se puso de pie y fue a atender mientras yo comenzaba a guardar mis cosas. Cuando el hombre se dio la vuelta yo ya había dejado la hoja sobre su escritorio y estaba enganchando mi mochila sobre mi hombro.
—Señor Styles, es para usted.
Fruncí el ceño. ¿Para mi? ¿Quién rayos me había ido a buscar hasta la escuela? ¿Jason? Oh, por dios, que no fuera Jason porque rompería mi rostro antes de que siquiera pudiera gritar. Con pasos cautelosos me acerque a la puerta, cuando el profesor Moff volvió a su asiento, dejándola entre abierta. Mi mano tembló cuando mis dedos se enredaron en torno al pestillo, tomando una respiración profunda abrí, rezando interiormente para que no doliera demasiado la paliza.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando choque de frente con un enorme ramo de rosas violetas. Parpadeé sorprendido observando las rosas un momento antes de levantar la mirada, encontrándome con aquellos ojos azules que me habían estado atormentando durante toda la semana. Una sonrisa sexy estaba dedicada a mi mientras el chico sostenía el ramo.