[LOUIS]
Desperté envuelto en un reconfortante calor que arrancó un suspiro de mis labios. Dios, se sentía demasiado bien. Los rizos suaves y esponjosos de Harry acariciaban mi barbilla mientras el niño descansaba su cabeza contra mi hombro, su lenta respiración susurrando sobre mi cuello. Todo su pequeño cuerpo estaba sobre mi, su sedosa piel en total contacto con la mía.
Pasando mis brazos por su cintura, disfruté el contraste de colores que podía ver. No solo mi piel era más dorada que la suya, la cual parecía porcelana pura, si no que mis tatuajes resaltaban enormemente en comparación. Supongo que realmente los opuestos se atraen, si no fuese de ese modo no tendría un querubín durmiendo en mis brazos.
—Lou. —se quejó, acurrucándose más cerca de mi cuello.
Levantando una de mis manos, la hundí en su cabello y acaricié suavemente sus rizos, logrando arrancar un gemido de su parte. Sonreí, el chico era tan fácil de complacer. Tan inocente. Y yo había sido el bastardo que me había llevado un poco de eso. Un hurra por mi.
Besando suavemente su mejilla, lo deslicé con cuidado hacia la cama y desenredé sus brazos de mi cuerpo. Harry rodó sobre su lado y chupó su labio inferior dentro de su boca, como un niño pequeño. Me quedé mirando el pequeño gesto unos segundos antes de sacudir la cabeza y levantarme, aun no me decidía por como esa pequeña acción me hacia sentir. Era tan infantil que podía pasar por un pervertido y a la vez sexy porque realmente estaba pensando en otras cosas que el niño podía chupar.
Palmeando mi entrepierna de forma más brusca de lo que había pretendido, solté un gruñido de frustración antes de dirigirme al baño. Una ducha fría, tal vez poner hielo dentro de mis calzoncillos funcionaria. Harry había tenido su primera vez la noche anterior y no iba a empujarlo a una segunda vez tan rápido. Seguramente iba a estar adolorido al despertar y no quería causarle más daño.
Abriendo la llave de agua fría, me metí debajo de la suave lluvia y maldije por lo bajo mientras intentaba bajar mi insistente erección. Iba a morir congelado por mi estúpida calentura, genial. Alejando el agua de mi rostro, intenté hacer una lista de las cosas que debía hacer durante el día.
Llevar a Harry a su casa estaba en primer lugar, no era como si quisiera deshacerme de él o algo así pero quería que arreglara las cosas con su familia. También debía llamar a Calum en la tarde para saber como había ido su prueba, si no recordaba mal la calificación de esa cosa era importante, por lo que no podía olvidar llamarle. Mis provisiones también se estaban acabando por lo que debía ir de compras y no había sabido nada de mi familia en un largo tiempo, tenia que hallar la forma de averiguar sobre ellos.
Para cuanto terminé con mi lista, estaba tan arrugado como una uva pasa y casi del mismo color. Odiaba bañarme con agua fría pero en estas circunstancias, era lo mínimo que podía hacer para no lastimar al gatito. Secándome rápidamente, envolví una toalla en mi cintura y me dirigi a la habitación. Harry seguía en la misma posición, con su labio aun atrapado en su boca.
—Despierta, gatito. —llamé mientras me acercaba a la cama y jalaba su labio fuera suavemente. Sus ojos verdes me miraron aturdidos y no pude evitar sonreír.— Hola, bebé, buenos días.
—Buenos días, Lou. —susurró con voz ronca.
—¿Como te sientes? —alejando el cabello de su rostro, besé suavemente su mejilla.— ¿Te duele algo?
Harry sacudió la cabeza mientras comenzaba a sentarse sobre la cama. Su rostro se arrugó en una mueca cuando las sabanas rozaron su trasero.
—Uh... —parpadeó hacia mi, sus mejillas sonrojándose.— Creo que si me duele un poquito.