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8 julio de 2019

Hoy era el gran día y cuando Tom se despertó, Luana no estaba en la cama. Este se asustó y bajo corriendo a la planta de abajo.

-Luana?-preguntó con pánico en la voz.

-Se la han llevado para prepararla-dijo Gustav mirándolo.

-Estás nervioso eh-le dijo ahora Georg.

-Va a salir todo genial hermanito-le dijo Bill abrazándolo.

Este sintió una calma inmensa al tener el apoyo de su hermano.

-Se han ido también Fatima, Susanne y Victoria?-preguntó de nuevo Tom al ver lo tranquila que estaba la casa.

-Si, irán con tu prometida al altar-dijo Josh entrando por la puerta de la cocina.

-Serán sus damas de honor, ni te acordabas?-le dijo Bill.

Tok llevaba muy mal la organización de la boda, él quiso hacerla especial y de tantas cosas metidas en esta por su parte ya no sabía ni que pasaría.

-Bien, ahora vamos a prepararte a ti. Que a menudas horas te has levantado campeón...-le dijo Georg señalando que en el reloj marcaban las 10 de la mañana.

-Si, que el vuelo lo tenemos a las 15!-chilló Bill-es privado por cierto! Las chicas irán en otro por que ver a la novia antes de tiempo da mala suerte y no nos queremos estrellar.

La boda sería en Mykonos, Grecia. La celebrarían en la playa con el atardecer de fondo. Sería perfecto.


-Vamos, que no llegamos chicas!!!-chillaba Victoria corriendo hacia el avión privado.

-Que si! Ya vamos!-le chilló Fatima.

Todas se subieron y el avión despejó tomando rumbo al destino donde sería la mejor boda de todos los tiempos. La más esperada.

-Estoy muy nerviosa... Y si cambia de opinión y ya no quiere casarse conmigo...?-decía Luana mientras empezaba a llorar.

-Luana... Tom te quiere más que a sí mismo, no va a cambiar de opinión-le dijo Susanne.

-Gracias Su... Os quiero mucho chicas, sois lo mejor que tengo-dijo Luana abrazando a las tres chicas.


Faltaba una hora para que la boda empezara y Luana se estaba terminando de preparar en la habitación del hotel que habían alquilado.

-Lu... Tu padre dice que quiere verte...-le anuncio una ayudante de Luana que la acompañaba a todas partes.

-Que pase-le respondió Luana viendo como se abría la puerta.

Cuando su padre la vio vestida con ese hermoso y grande vestido blanco, no pudo evitar llorar.

-Mi pequeña Luana.... Estás preciosa...-le dijo él mientras lloraba.

-Ay papá, no seas tonto...-la chica no pudo contener un par de lágrimas.

El padre de Luana siempre estuvo presente pero ausente y ahora que había crecido, le prometió a la chica que lo haría mejor, y así lo estaba haciendo.

-Me preguntaba si me dejarías acompañarte hasta el altar-le dijo el padre cuando se calmó.

Luana no esperaba que él fuera a querer y a ella tampoco esperaba querer que lo hiciera, pero cuando esas palabras salieron de su boca en modo de súplica... No pudo decirle que no.

-Gracias hija... Gracias por darme una oportunidad más-le dijo abrazándola-Te quiero.

-Y yo a ti papá.


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