❥Gift

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Ruben extendió su brazo hacia la cómoda, donde estaba su abrigo. De su bolsillo sacó una caja pequeña de terciopelo negro, que abrió frente al rostro del azabache. Dentro había una cadena fina de oro, con un modesto dije de forma ovalada. En su centro había una gema de amatista clara. Era bastante simple, nada ostentoso, lo que le parecio curioso al omega.
Quizas esa era la intención del alfa, después de todo Samuel era de gustos sencillos. No había usado los trajes más lujosos que había en su armario, suponiendo que eran para cuando hubiesen invitados a la mansión, solo las prendas más simples.
Los ojos del omega se abrieron de par en par.

-Puedo?-pregunto Ruben, consciente de que si Samuel rechazaba el regalo, estaría rechazando su cortejo.

Samuel aún anonadado asintió, con sus ojos muy abiertos por el inesperado obsequio. El alfa le puso la cadena y con las puntas de sus dedos acomodó el dije que adornaba justo en medio de los prominentes y tentadores pechos del omega.
Al alfa se le hizo agua la boca. Estaba emocionado por que Samuel había aceptado su regalo y exitado al ver como adornaba el bello pecho del azabache.
Sin darse cuenta, empezó a respirar por la boca irregularmente, mientras sus pulgares acariciaban los pezones de Samuel y provocaban que se endurecieran con sus caricias.
Samuel cerró los ojos y gimió. Un chorro de lubricante humedeció sus muslos ante el estímulo que le brindaba el alfa. Entonces sus manos tomaron por la muñeca al alfa suavemente, como animándolo.
Ruben descendió lentamente y capturó uno de los erectos pezones en su boca. Lamiendo y succionando con pasión uno, al tiempo que su otra mano seguía dibujando círculos alrededor del otro suave pecho.
Samuel seguía de costado. Sus manos soltaron la muñeca del alfa para tomar su otro pecho y llevarlo a los labios del alfa. Ruben soltó el que ya degustaba y recibió gustoso el otro. En su lengua se derretía el dulce sabor de la leche del omega. Nunca imagino que podría ser tan deliciosa.
No succionó mucho tiempo, prefiriendo dejar aquel dulce nectar para su hermano menor. Siguió lamiendo y mordisqueando la delicada piel alrededor de los pezones y la divina curvatura.
Cada vez eran más apasionadas sus atenciones hasta que tomó a Samuel por las piernas. Se puso de rodillas y giró el cuerpo del omega de modo que estuviese boca abajo sobre la cama. Sus manos poderosas levantaron las caderas del desprevenido omega, quien había soltado un pequeño grito de sorpresa ante el rápido cambio de posición.
El miembro de Ruben empezó a penetrar la húmeda entrada del omega, entrando pulgada tras pulgada en el cálido interior, que le esperaba a su nudo y a su semen para llenarlo nuevamente.

Samuel gimió por la intrusión, pero levantó aún más las caderas presentandose sumisamente ante su alfa. El alfa empezó a penetrarlo rápidamente. Samuel  ya no sentía dolor, pues su celo había acabado. Ambos lo sabían. Este placer increíble que sentía se extendía desde sus orejas hasta la punta de sus pies. Era increíblemente delicioso ser tomado así. Por Ruben. Su ahora alfa.
El dije no dejó de balancearse hacia adelante y atrás entre los pechos del azabache, al ritmo de las embestidas del alfa.

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Horas después, Samuel despertaba sólo en cama y Ruben no estaba por ningún lado. Las sábanas habian sido cambiadas. El azabache se sentía fresco, como si le hubiesen dado un baño y por lo que podía ver, vestía una bata de dormir bastante reveladora. Casi traslucida.
Se sentó en la cama, notando sobre la cómoda un papel doblado. Era una nota, así que la tomó para leerla:

Cuando estés listo, ve a la habitación de Iván. Viste un abrigo y botas. Por favor.

Ruben

Samuel sonrió, se incorporó y fue hacia el armario a buscar ropas adecudas para salir. Miró por la ventana, notando como el frío del otoño ya podía sentirse y las hojas empezaban a cambiar sus colores por toda la propiedad.

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Samuel entró a la habitación de Iván. Sus dedos jugaban un poco con el pendiente en su cuello. Ruben y su hermanito estaban sentados en la mesa junto a la ventana. Ambos vestían abrigos y botas de invierno.
Sobre la mesa reposaba una canasta de comida. Samuel sonrió al verlos y sacudió la cabeza con sus manos apoyadas en sus caderas.

-Un picnic?-pregunto sonriente el omega e Iván asintió y bajó de su silla para abrazar una de sus piernas. Samuel acarició suavemente su cabello y miró al alfa. Ruben se puso de pie y tomó la canasta.

-Me pareció que podría ayudar a despejar el animo. Seria bueno hacer un poco de ejercicio y caminar hasta el lago. Ustedes dos no han salido de la casa en un buen tiempo-dijo el alfa mayor, aproximándose a ellos.

Samuel se quedó muy quieto cuando los dedos de Ruben rozaron la cadena en su cuello, luego el alfa olfateó su nuca y depositó un beso ahí.
Ambos hombres bajaron la mirada al escuchar a Iván soltar una risita. Sus manitos cubrían su boca y sus ojitos conspirativos los miraban encantados.
Samuel solo se sonrojó.

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Espero que estén disfrutando la novela (*๑˃ω˂)ﻭ

Be Yours ❥Rubegetta Omegaverse❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora