❥Connection

1.7K 194 7
                                    

El lago de la propiedad era realmente hermoso. Una extensión de agua cristalina en el medio de prados y con arboles rodeándolo. El viento soplaba trayendo la promesa de un frío invierno. La superficie aún no se congelaba, pero Samuel apostaba a que el agua estaba muy fría por el clima.
Ruben colocó la manta sobre el cesped junto a un árbol frondoso que les brindaba sombra. Mientras Iván sacaba de la canasta, platos y cubiertos, siempre dispuesto a ayudar a su hermano, quien empezaba a posicionarlos y llenarlos de deliciosos manjares, que le hacían agua la boca al omega que los observaba. La mayoria de ellos nunca los había probado.
Samuel se sentó junto al cachorro para ayudarle a colocarse una servilleta en el cuello, una vez que Ruben hubo terminado de presentar el brunch del día.
El viento sopló moviendo los cabellos del niño y el azabache. Ruben se detuvo para observarlos a ambos. En momentos como esos, se atrevía a soñar con una familia propia.

Comieron, mientras Samuel llevaba pequeños bocados de comida a la boca de Iván. El pequeño los inspeccionaba y si eran de su agrado los tomaba en sus pequeñas manos y saboreaba lentamente, como disfrutando los sabores.
En dos ocasiones Samuel se sonrojó a causa del alfa, que llevaba frutos dulces y trozos de queso a la boca del azabache. Este los aceptaba, conciente de que esto era parte evidente del cortejo de Ruben hacia el. Así que decidió dejar de lado sus preocupaciones e inseguridades por un día al menos.
Ruben sonreía satisfecho con cada bocado que aceptaba el omega. Un ligero y casi imperceptible toque de excitación adornaba su aroma de alfa cada vez. Samuel no trataba de coquetear de ninguna manera, pero era inevitable el contacto de su lengua con los dedos del alfa algunas veces.
Cuando Iván estuvo satisfecho, halo la manga del abrigo de Samuel y este le sonrió.

-Oh, tienes más hambre?-le preguntó, a lo que el niño asintió-Está bien. Recostemonos un rato.

Ruben observó cómo el azabache se recostaba de lado sobre la manta. Esta era bastante grande, por lo que estaban algo separados de Ruben. Iván apartó el abrigo del azabache y empezó a desabrochar los botones de la camisa que llevaba debajo, hasta que pudo descubrir uno de los grandes pechos cargados de leche. El niño se recostó al lado del omega, prendiéndose de uno de sus pechos y cerrando los ojos.
Samuel alzó la mirada para ver la expresión del alfa. Ruben parecía estar debatiendose, entre el pensamiento de ternura hacia su hermano alimentandose y el deseo carnal que sentía por el omega al ver su pecho descubierto.
Samuel se sintió deseado y un poco atrevido ante la atención del alfa. Miró al niño para asegurarse de que aún tuviese los ojos cerrados y luego miró al alfa sonrojándose un poco. Entonces tuvo una idea. El clima, el lugar y la compañia no eran propios para hacer mucho en el terreno de las aventuras carnales, pero Samuel quería tentar al alfa, aunque su osadía no culminara en nada más que besos.

Iván se quedó dormido después de un tiempo, durante el cual el alfa se ocupó de guardar todo en la canasta y ver el paisaje. Hacía tiempo que no descansaba así. Cerró los ojos, sintiendo la brisa en su rostro. Entonses escuchó el sonido de Samuel al levantarse y acercarse. Parpadeó al sentir al omega sentarse junto a él y giró su cabeza.
Samuel le sonreía. La punta de sus orejas y sus mejillas estaban sonrosadas. Su camisa seguía abierta y el dije de amatista colgaba en medio de su generoso busto. El alfa se lamió el labio inferior, mientras el omega se recostó sobre la manta y se giró un momento para comprobar que Iván siquiera dormido en el otro extremo. Ruben siguió su línea de visión y se levantó para colocar una manta extra sobre el pequeño durmiente. Luego se recostó frente a Samuel, apoyando su cabeza en su mano coquetamente.
Se miraron por breves segundos y el omega descubrio sus pechos. Ruben descendio de inmediato, susurrando en medio de los grandes y suaves pechos.

-Con cada día que pasa, me encuentro más enamorado de tí, omega.

Samuel se sentió sobrecogido por la felicidad y se mordió los labios tanto por euforia, como por la lengua del alfa que dibujaba una línea desde su pecho hasta su cuello.

❥❥❥

Iván se giró buscando a Samuel. Este estaba dormido en brazos de su hermano mayor quien acariciaba los cabellos del omega. El niño se acercó a ambos y se acurrucó a un lado de su nodriza, sonriendole a Ruben. De sus labios brotó una sola palabra temblorosa, pero llena de amor.

-Mamá...

El alfa se inclinó sobre Samuel para depositar un beso en la frente de su hermanito. Con sus ojos llenos de lágrimas, que no dejo caer.

❥❥❥

Tres años habían pasado ya. Samuel amazaba pan junto a Akira en la mañana. La mujer había decidido hacia un tiempo dejarlo a cargo de la tarea, porque el azabache habia resultado un excelente panadero.
Ambos platicaban sobre las tartas que harían, para la pequeña celebración íntima que habría en honor del matrimonio entre Mangel y Lolito esa tarde.
Samuel sonrió pensando en que si fuera por su alfa, estaría casado hacia un año o menos. La mordida en su cuello aún roja le ardía un poco. La noche anterior finalmente le había pedido a Ruben que lo mordiera, pero aún se resistía a la idea de casarse. Simplemente no quería apresurar las cosas.
De pronto, el omega azabache dejó de amazar y se inclinó sobre sus antebrazos. El sudor se acumuló rápidamente en su frente y su tez se tornó palida. La ama de llaves se alarmó al verlo así y antes de que pudiese preguntarle nada, Samuel  salió corriendo hacia el baño más cercano.
Minutos después, Akira entraba por la puerta con toallas y un poco de agua para el omega. Samuel  había vomitado todo el contenido de su estómago.
Ambos se miraron con opuestas expresiones. Mientras la mujer sonreía feliz, el omega la miraba temeroso e inseguro.

Be Yours ❥Rubegetta Omegaverse❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora