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📍Santa Clara, California
22 de julio
P E D R I
El calor que se siente es insoportable en el estadio donde se jugaría el primer partido de pretemporada contra la Juventus. Está repleto de hinchas por parte de los equipos los canticos se escuchaban desde donde estábamos, pero en el fondo de mi corazón, no podía evitar sentir una mezcla de alegría y tristeza.
El partido transcurría con intensidad y demostraba mi habilidad en el campo. Cada jugada, cada pase y cada interacción con mis compañeros de equipo eran un recordatorio del arduo trabajo y la dedicación que había invertido en mi carrera. A medida que el tiempo avanzaba, el marcador se inclinaba a favor de nuestro equipo, terminando con una victoria de 2 a 1 sobre la Juventus.
A pesar de la alegría evidente en el estadio, no podía evitar sentir un nudo en mi estómago. Mientras celebraba la victoria con mis compañeros de equipo en una sección del estadio, rodeado de nuestra apasionada afición, mis ojos no pudieron evitar desviarse hacia los seguidores de la Juventus que abandonaban las gradas. Varias personas lucían la camiseta número 7 con el nombre "Cristiano" impreso en la espalda, y de inmediato mi mente hizo una conexión con Sienna. La imagen de su sonrisa y sus ojos brillantes se me presentaba una y otra vez, recordándome el amor que habíamos compartido.
Aunque había dejado de pensar en ella a diario no podía evitar preguntarme cómo estaría en ese momento. ¿Estaría feliz? ¿Ya me habría olvidado? La incertidumbre se apoderaba de mi mente, nublando mi alegría por el éxito en el partido.
En medio de los aplausos y las palmaditas en la espalda de mis colegas, me sentí hecho un lío. Por un lado, estaba orgulloso de mí mismo y de todo lo que había logrado. Había mejorado mi juego, ganado experiencia y estaba cumpliendo mi sueño de jugar al fútbol en el equipo que amo. Pero, por otro lado, mi corazón anhelaba la compañía y la conexión que había tenido con Sienna.
