8 II | Karaoke

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P E D R I


Siempre había escuchado a Ferran y Fer, quejarse de que sus novias se enfadaban con él sin explicarle el motivo, dejándolo a él adivinar qué había hecho mal. Así que me sentí aliviado cuando me di cuenta de que Sienna solía ser bastante franca y directa. Pensé que, gracias a eso, nos ahorraríamos muchos problemas y discusiones innecesarias.

Sin embargo, estaba equivocado.

Muy equivocado.

La habitación era un campo de batalla emocional. Sienna esta molesta, muy molesta.

Desde el momento en que abrí la puerta de la casa, supe que algo estaba mal. Y cuando subí a la habitación para buscarla, solo bastó ver su rostro para saber que estaba enfadada. Su expresión era tan evidente que ni siquiera escuchaba lo que intentaba explicarle.

—No entiendo por qué ella tiene las llaves de tu casa —dijo con un tono que dejaba en claro su molestia —Ni siquiera yo las tengo, y se supone que soy tu novia

—Ya te lo dije— intenté explicar —Fer compró algo para la cocina y alguien tenía que recibirlo mientras estábamos de viaje

Pero las palabras no fueron suficientes para calmar la ira de Sienna. Sus ojos se llenaron de rabia mientras continuaba con su reclamo.

—¿Y solo estaba ella para recibirlo? ¿No tenías a alguien más para darle las malditas llaves de tu casa? — me reprochó, interrumpiendo cualquier explicación que intentara dar. —Y aunque haya sido la única, ¿por qué aún las tiene si regresaste hace más de un mes? ¡Y ni hablar de por qué se siente con la confianza de entrar a tu casa cuando supuestamente no estás!

—Porque se me olvidó, ¿vale? — expliqué desesperado, con mi voz sonando igual de frustrada que la de ella.

Ahora entendía por qué Isabel me había enviado un mensaje preguntando si estaba en casa, y el hecho de que hubiera entrado usando las llaves me generaba cierta incomodidad.

—¿Y por qué no le dijiste que soy tu novia? — preguntó Sienna, tomando un giro que no esperaba.

No tenía una respuesta preparada para esa pregunta. Había estado pensando en cómo hacerlo, porque no podía simplemente decirle a Isabel que Sienna era mi novia después de lo que sucedió antes del viaje a las Maldivas.

—Dijiste que lo harías. ¿Por qué no lo hiciste? — insistió la portuguesa

—Porque no lo sé... es que simplemente no lo sé. Además, no la he visto para decírselo —traté de excusarme, pero Sienna me interrumpió con un gesto de la mano.

—Olvídalo, no tengo cabeza para escuchar tus excusas ahora — dijo con voz firme, tomando sus cosas y dirigiéndose hacia la puerta. —Necesito estar sola ahora

Se encaminó hacia la habitación de al frente, al menos no se marcharía de la casa. Traté de detenerla, persiguiéndola hasta la habitación de invitados.

—Amor, por favor, déjame explicarte — supliqué, desesperado

Sienna se volvió hacia mí, sus ojos llenos de molestia y cansancio

—Quiero estar sola

Intenté acercarme para consolarla, pero me empujó suavemente y cerró la puerta en mi cara. Me quedé parado afuera, con el corazón hecho añicos y la incredulidad grabada en mi rostro.

—Bien, Milo — suspiré mientras miraba a nuestra mascota que llego a mi lado — Creo que mamá está muy enojada conmigo en este momento

Milo levantó sus ojos caninos hacia mí, como si hubiera entendido lo que le acaba de decir. Me agaché y acaricié su cabeza, buscando consuelo en su presencia silenciosa.

LACONE | 𝒑𝒆𝒅𝒓𝒊 | +𝟭𝟴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora