7-Fantasma En La Máquina

49 7 0
                                    


-¡Tropecé con otra condenada planta de nuevo! -Bismuth ladra, tropezando con una fruta más grande que su propia cabeza.

-Se llaman fresas -Steven roba una de las errantes dentro de su boca. -Pruébalas alguna vez. ¡Las que están aquí son súper dulces!-

-¡Eh! Tal vez cuando no haya tantas armas olvidadas por el tiempo sentadas por ahí esperando a que alguien las pise -Lanza el hacha de un gigante a volar por el campo hasta la habilidosa atrapada de Snowflake, viéndola poner la cosa descarriada en la paciente melena de León. -Es una bestia y media, toda esta limpieza oxidada. Especialmente -ella gruñe, tratando de conseguir un escudo fuera de los arbustos y los escombros, -¡con todo este monte sobredesarrollado en el camino! -Se necesita el pulgar verde de Steven para despejar el arbusto lo suficiente como para que el escudo finalmente se suelte.

-Gracias, corte profundo -Bismuth sopla el polvo de una fresa caída y se la mete experimentalmente en la boca. -¿Cómo se convirtió este lugar en tal campo de todos modos? Quiero decir, ¡mira estas cosas! -Ella hace un gesto a una fruta, de la mitad del tamaño de Steven. -Eso no está bien.-

Él mira hacia el campo, más allá de las armas enterradas, el arrase de Gemas entre el verde, su expresión melancólica y arrebatadoramente nostálgica. -Las plantamos aquí- Garnet y yo. Este lugar llevó tanta muerte para nosotras y... Quería cambiar eso.-

-Huh. Debe haber sido bastante reciente entonces. ¿Las hiciste crecer tan rápido?-

-¿Qué? -Él la mira de vuelta, sacudiéndolo lejos con una risita. -Oh no, no. Esto fue hace milenios, debe haber sido justo después de... -Se congela- laxo, vacilante. -Después de... -Mira a su alrededor, confundido, su voz muriendo en un murmullo. -... después de la Batalla de El Zigurat.-

Los diamantes de sus ojos se encogen en forma de cruz, su gemsong repentinamente frágil y estrangulada. -Rose.-

-Steven...-

Ella ve el precio de sus errores (los errores de ella) en él y, por los cielos, duele, el breve miedo sin filtrar en sus ojos mientras estrangula sus palabras en sus manos, mientras se tambalea alejándose de ella. En su canción, forzado, discordante.

-Lo... Lo siento, no quise decir yo no nosotros no...-

-Steven -No Rose. Nunca Rose. No otra vez. -Oye. Está bien. No hiciste nada malo.-

El miedo retrocede solo por un rato. -Por favor no le digas a Pearl.-

-No lo haré.-


________________________________

Connie deja escapar un largo, prolongado y pequeño grito.

-¿Qué pasa, fresa?-

-¡Es este papel estúpido! Se supone que debo escribir un artículo hipotético sobre para qué sirve esta antigua estructura egipcia, pero la cosa es tan vaga. Mírala, es solo un pequeño círculo de piedra.-

La imagen lo fulmina con la luz tenue de la habitación, un círculo superficial de ladrillos en un patio.

-Ni siquiera puedo encenderle fuego -se queja. -Entonces, ¿por qué querría..-

-Pollitos -Su voz se tambalea mientras elabora vacilantemente. -El bebé entra en el círculo. Es lo suficientemente bajo como para que la madre se vaya, pero lo suficientemente alto como para evitar que los bebés se vayan. Creo.-

-Huh. Eso es bastante inteligente. ¿Cómo sabías eso?-

-Sabes, no tengo absolutamente ninguna idea -Una pausa muy larga. -Supongo que debo haberlo visto antes.-

Para Un Diamante Es Una Cosa MaravillosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora