Poseído 6

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Llaman a la puerta y Charlie pega un brinco, haciendo amago de levantarse e irse de mi regazo.

Pero cuando le agarro con fuerza de los muslos entiende que no quiero que se vaya, y se queda quieto.

Giro la cara para sacarme su polla de la boca y pregunto al aire que qué pasa.

Mi madre contesta al otro lado de la puerta, pero no intenta abrirla. Ni siquiera hace el amago de coger el pomo. Me pregunta si queremos cenar. Enfatiza el plural, suponiendo que Charlie se va a quedar a dormir.

Claro que se queda.

Pero no a dormir.

Charlie mira hacia abajo, encontrándose con mis ojos oscuros y llenos de deseo. Le doy un lametón bajo el glande y parpadea alzando la barbilla inconscientemente, y dejando mi marca con dureza en sus piernas, contesto que más tarde bajaremos a comer algo.

Mi madre suelta al aire otra respuesta corta con tono amable, y se va. 

Charlie se ha quedado algo más quieto de lo normal. Le corta mucho el rollo cuando aparece alguien, ya lo he notado.

Pero yo siempre me encargo de que vuelva en sí enseguida. Aquí, en nuestra burbuja, conmigo. En la oscuridad de mi cuarto, en el interior de las sábanas de mi cama. Entre mis piernas. Mecido en mis brazos. Acunado en mi pecho, amado como nunca lo había sido antes.

Y en menos de un segundo prosigo con mi tarea, dejando que el cuerpo de Charlie me proporcione todo lo que quiero. Cierra los ojos en respuesta a mis lametones, que pretenden que entre de nuevo en calor. Parece ser así a los pocos segundos, porque vuelve a alzar la barbilla y a hacer algún que otro sonidito. Sé que no se empalmará de nuevo, pero no me importa. Disfruto oyéndole, sintiéndole y dejando que su cuerpo reaccione al mío.

Y vuelvo a empujarle levemente contra mí con la boca abierta para meterme su pene flácido, aunque ya no tanto como antes.

Buen chico.

Lo succiono con todo el cariño... y con un poco de maldad. Sé que puede que le haga daño, pero sé que si le molesta demasiado me lo dirá. También sé que intentará aguantarlo un poco por complacerme, así que entrecierro los ojos con la boca llena, haciéndole ver que quiero que sea sincero. Se encuentra con mi mirada y avergonzado la aparta, mientras yo creo derretirme. Eso me hace querer succionarle toda la maldita noche, y no pienso parar hasta creerme satisfecho. Joder, sí. Podría correrme con Charlie tantas, tantas veces. Quisiera no tener fin. Quisiera que él tampoco lo tuviera.

De repente siento algo contra mi cabeza.

Son las rodillas de Charlie, aprisionándome contra ellas y apretando. Las cierra inconscientemente, sintiéndose demasiado sensible por el ataque despiadado de mi boca. Sonrío y cierro los ojos para disfrutar de esta sensación, mientras... oh, sí, pierde sus dedos en mi pelo y siento cómo los deja ahí. En mi cabeza, acariciándome y arrastrando las yemas por mis mechones cobrizos. De principio a fin. Cuando termina, prosigue con el siguiente. 

Y le chupo la polla todo lo que me da la gana. Charlie suelta ruiditos mientras sigue blando, pero no totalmente.

Estoy orgulloso.

Y empalmado. Como una piedra.

Aprieto el abdomen sin darme cuenta porque empiezan a picarme las manos. La boca. Todas las partes de mi cuerpo.

Y empujo a Charlie con fuerza hacia atrás, liberándome de la prisión de sus piernas y su entrepierna sobre mi cara. Le poso sobre mi barriga y se choca con mi erección, pero no me molesta. Levanto los muslos, su espalda queda apoyada en ellos. Me aplasta la polla y rápidamente se abre de piernas para intentar recomponerse y no hacerme daño. Pero me incorporo más rápido que él y no le dejo reaccionar, porque me adelanto y le empujo contra el colchón.

Poseído.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora