Ni siquiera entendía como Krum podía ver a dónde se dirigía, con el rastro de sangre que dejaba detrás de él, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se lanzaron de nuevo hacia el suelo...
—Se va a estrellar otra vez —murmuré entrecerrando los ojos advirtiendo el golpe que se daría el jugador de Irlanda. No lo comprendía, pero confiaba en que Krum podría salir de esta, tal y como lo hizo la última vez.
Tuve razón. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda de veelas furiosas empezó a darle patadas.
—¿Y la snitch? —preguntó la pequeña serpiente, antes de que pudiera tener tiempo de sentir pena por el jugador de Irlanda.
—¡La tiene Krum! —gritó Luna, poniéndose de pie, dando saltos y aplaudiendo, lo que no entendía porque fue Bulgaria quien tomó la snitch, y ella le iba al otro equipo.
Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano.
El tablero anunció «BULGARIA: 160; IRLANDA: 170» a la multitud, que no parecía comprender mejor que yo lo ocurrido. Luego, despacio, como si una película se reanudara, un bramido se alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en gritos de alegría.
—¡IRLANDA HA GANADO! —voceó Bagman, que, como el resto, parecía desconcertado por el repentino final del juego—. ¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!
—¿Por qué atrapó la snitch? —dije al salir de mi estupor. Krum era definitivamente un genio en su área, ¿por qué condenaría así a su equipo?
—Porque no los podría vencer —me explicó con una sonrisa de asombro el Ravenclaw con la voz elevada para que se escuchara sobre la celebración—, no iban a alcanzarlos, así que aseguró por sí mismo un final decente para su equipo.
—Impresionante —murmuré atenta viendo a Krum bajar con su escoba al campo, mientras un enjambre de medimagos se abrían paso para llegar a él entre los leprechauns y las veelas que seguían peleando.
En medio de otros leprechauns que se ocupaban de celebrar saltando por todo el estadio, seguí a Krum que actuaba hosco con todos alrededor, y no dejaba que le limpiarán la sangre. Sus compañeros lo rodeaban, moviendo la cabeza de un lado a otro y con aspecto abatido. A poca distancia, los jugadores del equipo de Irlanda bailaban de alegría bajo una lluvia de oro que les arrojaban sus mascotas. Por todo el estadio se agitaban las banderas, y el himno nacional de Irlanda atronaba en cada rincón. Las veelas recuperaron su aspecto habitual.
—¡Y mientras la selección irlandesa da una vuelta de honor al campo, escoltada por sus mascotas, llega a la tribuna principal la Copa del Mundo de quidditch! —voceó Bagman.
En esa tribuna hubo un brillo muy fuerte, cuando este bajó, la copa ya era sostenida por el ministro Fudge, que veía con mala cara a uno de los hombres que estaba a su lado.
—Dediquemos un fuerte aplauso a los caballerosos perdedores: ¡la selección de Bulgaria! —gritó Bagman.
Acercaba lo más que podía la imagen con mis omniculares para poder ver lo que sucedía. Y, subiendo por la escalera, llegaron hasta la tribuna los siete derrotados jugadores búlgaros. Abajo, la multitud aplaudía con aprecio.
La cabellera azabache rebelde de Harry me sorprendió, pero no demasiado, porque de alguna manera tenía más sentido que el glorioso niño-que-sobrevivió estuviera observando todo desde un lugar privilegiado. Algo que no debió agradar para nada a la familia Malfoy, fácilmente reconocible, que estaba alejada de él por unas cuantas butacas.
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Reencarné en El Cáliz de Fuego
FanfictionEl Torneo de los Tres Magos. Una competición amistosa creada hace setecientos años con el propósito de unir a las escuelas de Europa, y cancelada, no por las muertes constantes de sus competidores, sino por la de uno de sus jueces. Ese maravilloso t...