Capítulo 7

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El incidente en medio del corredor fue un poco sonado ese día, y había afectado bastante a Malfoy. Eso supongo, ya que él no ha vuelto a dirigirme la palabra desde ese momento.

Pensé que solo estaba avergonzado, y no había querido mi ayuda en ese momento por sentirse demasiado vulnerable, así que le di su espacio, y al día siguiente ya estaba dirigiendo a sus gorilas, y hablando con algunos chicos del equipo de Quidditch. La cuestión es que no me ha dicho nada a mí, incluso hoy esperé que se sentara conmigo cuando llegó temprano al desayuno, pero se sentó junto a Montague sin voltear ni un segundo a mirarme o saludarme.

—Está siendo muy grosero —murmuré con la mirada fija en la espalda del platinado, mientras parecíamos apenas arrastrar los pies en camino a nuestra primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

La actitud del rubio me fue útil, mínimamente, para distraerme del desastre que sentía avecinarse.

Theo no respondió a nada de lo que dije, demasiado ocupado en preocuparse por lo que nos esperaba una vez que llegáramos al aula, y muchos más acompañaban el sentir. Los Slytherin estábamos un poco consternados por el recuerdo de hasta donde llegó con Malfoy, alguien que siempre hacía lo que quería sin consecuencias, así que nadie quería dar el primer paso cuando sonó la campana.

Sin estar muy convencido, el platinado entró primero, dispuesto a demostrar (fingir) que no estaba vencido y que todavía podía pavonearse frente a los demás. Todos podíamos notar que no era cierto, y nadie dijo una palabra cuando tomó un asiento en la esquina trasera más alejada de la mesa del profesor.

Ocupamos una mesa apenas unos asientos por delante de Malfoy, manteniendo una distancia "segura" del profesor sin que se diera cuenta de la intención de huir. Sacamos nuestros ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección, y aguardamos en un silencio ansioso.

Segundos después escuchamos el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan aterrorizador como siempre. Sobresalía por debajo de su túnica la garra en que terminaba su pata de palo.

—Guarden los libros —gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella—. No los necesitarán para nada.

Guardamos los libros en las mochilas. Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre. Traté de no ser muy obvia, pero escondí instintivamente mi rostro cuando respondí.

Cuando el último de la clase dijo presente se quedó observándonos un momento, con algo que bailaba entre la decepción y la diversión, pero rápidamente volvió a manejar su identidad falsa tomando una actitud desconfiada.

—El profesor Lupin me ha enviado una carta respecto a esta clase —dijo con el ojo normal fijo en los chicos de la primera fila, y con el otro evaluando lentamente a todos los demás—. Parece que son diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Estudiaron a los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿es así?

Sin sonido, hubo un asentimiento general de cabezas.

—Pero deben notar lo atrasados que están en lo que se refiere a —con una ligera pausa que dejaba espacio a la duda sobre su sinceridad con nosotros—... Enfrentarse a maldiciones. Así que he venido a prepararlos para lo que los magos pueden hacer entre sí. Tengo solo un año para tratar con las maldiciones.

Ninguno se molestó en fingir que eso les había entristecido, incluso escuché un par de suspiros de mesas en el fondo.

—Bien... Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, deberían aprender las contramaldiciones y dejarlo en eso. No tendrían que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estén en sexto. Se supone que hasta entonces no serán lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión, en general, de su año y piensa que podrán resistirlo, y yo creo que, cuanto antes entiendan lo peligroso y grave que puede volverse, mejor... ¿Cómo pueden defenderse, o siquiera entender, algo que no han visto nunca? Un mago a punto de atacarlos no les avisará, por eso deben prestar atención, y estar siempre alertas y vigilantes.

Reencarné en El Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora