Prólogo
Hace seis años.
Cincuenta ordenadores y en ninguno hay una sola señal de ella.
El hecho de no dormir por tres días está empezando a sentirse en mi cuerpo cansado, mis ojos hundidos, mis bolsas bajo ellos y el dolor que siento en mi cabeza y pecho crecen sin dar tregua alguna.
Se suponía que hace tres días estaría casándome con la mujer que he amado desde que tengo memoria, pero contrario a eso la estoy buscando desesperadamente sin obtener rastro alguno de su paradero.
—Creo que deberías descansar.
No estoy de humor para escuchar a Luca, no estoy de humor para escuchar a nadie que no me de buenas noticias.
—Matt.
—No.
Ni siquiera intento girarme ante mi mejor amigo. No tengo tiempo para descansar, necesito encontrarla.
—Hemos estado buscando sin parar Matt, dos minutos de sueño no harán que dejes de encontrarla.
Se que Eliot tiene razón, pero saberlo y sentirlo es diferente. Dos minutos ahora mismo es mucho tiempo.
Me giro lejos de esos dos y voy directo hasta la computadora de reconocimiento fácil.
—¿Hay algo ahí?
Le pregunto al muchacho que teclea cada cuanto.
—No señor. No hay absolutamente nada.
Esto es un completo desastre. Todo es culpa mía, si hubiese escogido otra linea de trabajo. Si tan solo hubiese medido la seguridad hace tres días, si tan solo...
—¡Tengo algo¡
Estoy corriendo junto a mi hermano que señala su computadora y cuadra una ubicación por medio del satélite.
—Según estás coordenadas está a dos horas de distancia.
¿Dos horas?
Es mucho tiempo.
Como si mi mejor amigo pudiera leerme la mente me sujeta del hombro con fuerza.
—No - me advierte — Iremos todos a la mayor velocidad posible, pero lo haremos con mis reglas.
—No necesito seguir tus reglas - le rujo, quitándome su mano — No trabajo para ti, trabajo para el maldito presidente y ni siquiera él, podría detenerme ahora.
—Entonces, ¿qué harás? - me pregunta Eliot furioso — ¿Irás para que puedan matarte?
Se que tiene razón. Dos veces el mismo día. Carajo.
—Llevo a los hombres que considere los mejores. No tengo horas, minutos o me voy solo.
Le advierto y Eliot suspira como si no tuviera otra alternativa.
—¿Quieres ver las carpetas?
—No, ya los tengo vistos.
Después de unos minutos estamos listos para ir al lugar donde mi hermano encontró su ubicación.
—Recuerda, esto es una misión de rescate y todos salimos.
Eliot está manejando la camioneta en la que vamos Luca y yo.
—Voy a matarlos y lo sabes.
Eliot suelta varios insultos por lo bajo, pero no refuta mis palabras.
Después de lo que parece una eternidad finalmente llegamos a un lugar apartado de una ciudad vecina.
Una vieja bodega abandonada nos da la bienvenida y casi siento como si mi estómago diera una vuelta. ¿Ha estado aquí por tres días?

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La Alianza #2
RandomCuando finalmente decidió dejarla ir, se vuelven a cruzar sus caminos. ¿Qué pasará ahora que ella lo recuerda y él no puede olvidarla? Dos cosas son seguras. La primera: El karma siempre regresa. La segunda: El odio y el amor cambian a las persona...