Decisión

10 0 0
                                    

—¿Estás segura de no escuchar el resto de su conversación?

El viento helado me rosa las mejillas y me maldigo por no traer conmigo una chaqueta abrigada.

Suspiro tratando de tranquilizar mis irregulares latidos de corazón. 

—No. Ellos tienen su lugar seguro, es hora de volver al nuestro.

Ángel asiente sin verse del todo seguro ante mis palabras.

—¿Qué haremos ahora Yv?

—Lo mejor que sabemos hacer. Sobrevivir mientras exterminamos a las ratas.

Seis años antes...

En sus mejillas puedo ver claramente los rastros de sus lágrimas derramadas ya secas. Sus ojos están hinchados y rojos. Sus labios tiemblan despacio como si intentara ocultarme sus sentimientos con toda su fuerza. Lastimosamente crecimos de la misma manera, no puede esconderse tan fácil de mi como ella desea.

—Espero que tus palabras  sean reales en cuanto a no buscar venganza por la muerte de tu madre y tu hermano, es el único motivo por el que te he dejado vivir.

Hablo con la voz más fría que puedo obtener. Me siento repugnante, como si mi sola existencia fuese un error completo. Me he convertido en lo que he detestado toda la vida.

—Nunca me interesó el poder dentro de nuestra familia. A decir verdad estaba cansada de mi vida.

—¿Tener todo en tus manos era así de difícil?

No es que odie a la chica, pero me recuerda a su madre, lo que me hace recordar a la mía y finalmente mis pecados.

—Tuve que mantenerme viva. El horario para cumplir diseñado por mi madre era demasiado riguroso. Despertar desde la madrugada para hacer ejercicio y mantenerme en forma para que mi futuro esposo sepa la mercadería que iba a llevarse, estudios necesarios en extorción, engaño y falsificación, ocultarme frente a todos sin confiar en absueltamente nadie. Créeme no es tan fácil como te lo crees. Menos cuando están tras mi hermana mayor que ha decidido cazarnos como a unos conejos asustadizos.

Miro los ojos de la chica y casi me duele verme reflejada en ellos, después de todo no es tan parecida a su madre. 

—¿Qué te hace pensar que soy diferente y no voy a usarte como un arma para mi poder?

Ella suelta una risa amarga.

—Papá creía en ti.

Mis ojos se estrechan ante sus palabras.

—Él fue el responsable de mis malditos problemas, no digas que creía en mi.

Su postura cambia como si la hubiese ofendido.

—Papá hablaba mucho de su esposa y su hija. Su adoración. La pequeña niña de sus ojos. Estaba tan loco contigo y tu madre que dejó que la mía hago lo que quiso conmigo sin ponerle un solo freno.

—¿Esperas que me conmueva?

—No, espero que dejes de ser una perra y entiendas que tus malditos traumas no tienen nada que ver conmigo. Tengo cosas que sanar y no te estoy culpando por ellos.

Touché y auch.

—¿Qué es lo que quieres?

Ella se encoje de hombros relajando su postura.

—Le dije antes a tu perro faldero - debe hablar de Ángel — quiero mi libertad.

Vaya que rogaría por tener la posibilidad de escoger mi futuro de esa manera. Quizá simplemente la chica no me agrada porque tiene lo que yo no he logrado tener. Elección.

La Alianza  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora