Había pasado dos noches en aquella casa ya. Y esta noche no era muy diferente a las anteriores. Sus pensamientos y preocupaciones no la dejaban dormir, continuamente estaba pensando en el bienestar de su madre y en cómo iba a salir de todo este lío sin tener que morir. Vivir allí, alejada del mundo, creaba como una falsa seguridad en la que parecía que todo lo sucedido era mentira, una broma de mal gusto, pero la realidad era bien distinta. Ella corría peligro, su madre también y Ares y Apolo estaban intentando ayudarla a encontrar a su madre antes de que fuera demasiado tarde. Una guerra se avecinaba, y todo por la codicia de un solo Dios, por Zeus, quien al parecer quería destruir a Ares porque una profecía decía que si él se interponía en sus planes de dominar el mundo y someter a la humanidad, él caería. Por eso lo había enviado a la tierra esperando que muriera y ella con él.
Cada vez que lo pensaba se le ponían los pelos de punta y tenía un malestar continuo, estaba asustada e inquieta. Todo era demasiado irreal y terrorífico. Estuvo dando varias vueltas en la cama y al final decidió ir a ver la luna reflejada en el mar. Se levantó y fue hacia el pequeño balcón que había en su habitación, como seguía dándole miedo la oscuridad absoluta no cerraba las persianas. Miró el reloj que, como no, estaba decorado con motivos mitológicos y reposaba sobre la cómoda. Eran las dos de la mañana, ni siquiera sabía si Ares había vuelto del combate al que había ido esa noche, y eso la ponía nerviosa, pues si Zeus andaba tras ellos podría ir en busca de Ares y acabar con él. No quería pensar mucho en ello, pero no lo podía evitar. Tampoco es que hubiera vuelto a hablar demasiado con ellos, ya que parecía que desaparecían de la casa. Scarlett se había dedicado a inspeccionarla, aunque era demasiado grande y aún le quedaban unas cuantas salas y habitaciones. Parecía que estaba completamente sola y así se sentía, en esos dos días solo había visto a Hestia cuando le avisaba que ya tenía la comida preparada. Se sentía completamente inútil allí encerrada sin hacer nada sabiendo que Apolo estaba buscando pistas para encontrar a su madre. Esa noche, antes de irse a dormir y de que Ares se fuera al combate, estuvo hablando con Apolo, quien estaba haciendo todo lo posible por averiguar el paradero de su madre, aunque rápidamente la mandó a la cama para que descansara. Pero una noche más estaba claro que no le había hecho caso y no estaba descansando, y no porque no quisiera, es que su cabeza no paraba de enviarle pensamientos dolorosos de dónde y cómo podría estar su madre.
Salió fuera y el frío la envolvió, sentaba bien pero su piel se erizó pues hacía bastante fresco y ella llevaba una camiseta de tirantes para dormir a juego con unos pantalones largos pero finos. Apoyó las manos en la barandilla mientras veía como la luna casi llena se reflejaba en el mar, cerró los ojos e intentó centrarse solo en las olas y como rompían contra la roca. Empezó a temblar y sintió demasiado el frío; se abrazó a sí misma y se quedó absorta mirando la negrura e inmensidad del mar.
De repente unos brazos la envolvieron dándole calor, notó quien era en cuanto la tocó, solo él podía desprender ese calor que la hacía vibrar. Ares la atrajo hacia él pegando su espalda a su pecho y Scarlett se dejó llevar apoyando su cabeza en su pecho; cerró los ojos. Era como estar en casa, entre sus brazos se sentía segura.
—Vas a coger una pulmonía si sales así —le susurró Ares—. Estas helada. —Frotó sus manos contra los fríos brazos de Scarlett y sintió su energía queriendo salir hacia él.
—No podía dormir ¿Cuándo has llegado?
—Hace un rato. —Ares no quería admitir que había venido directamente a su habitación, ya fuera porque el combate lo había dejado exhausto o porque necesitaba cerciorarse de que estaba bien y... la había echado de menos. Quizá un poco de cada. Había querido mantenerse alejado de ella porque no quería arrebatarle su energía y debía darle espacio para que procesara todo aquello, pero ya no aguantaba más.
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El escudo de los Dioses
RomanceScarlett Bouclier está cumpliendo su sueño de ser directora de arte en una pequeña compañía de teatro, pero todo cambia en un segundo y, la aparición del misterioso Nick y su hermano Ares, un moreno de ojos dorados y actitud enfadada con el mundo, h...