Cuando estaban a un susurro de besarse, Ares se apartó de ella y se puso en pie ayudándola a ella a hacer lo mismo. Scarlett se sintió decepcionada, pero a la vez era lo mejor, no podían ir besándose por ahí por muchos motivos, para empezar porque él era un Dios y tarde o temprano tendría que volver al Olimpo o a donde fuera que vivía para seguir haciendo lo que puñetas fuera que hicieran allí. Y segundo, ella era una chica normal, aunque eso en esos momentos era discutible, que estaba enamorada de él cuando Ares solo quería de ella su energía, aunque parecía que ni eso quería. O puede que todo fuera parte de un plan para conseguir engatusarla hasta que fuera ella quien en el momento oportuno le cediera toda su energía para alzarse como el Dios más poderoso.
—El entrenamiento de hoy se ha acabado —dijo sin más Ares antes de dejarla allí plantada.
Scarlett se sintió mal por haber provocado todo aquello y por pensar que Ares pudiera estar manipulándola. Lo que sí estaba claro era que él no quería pasar más tiempo con ella, así que iba a quitarle la pesada carga de tener que entrenarla.
***
Scarlett estaba preparándose para irse a la cama, durante todo el día no había vuelto a ver a Ares, como ya era costumbre, así que supuso que había leído la nota que le dejó en la puerta del vestuario en la que le decía que no quería entrenar más con él. Había sido tan tonta por pensar en algún momento que un Dios del Olimpo podría fijarse en ella de esa forma... Quiso deshacerse de esos pensamientos y le envió un mensaje a Dafne para decirle que seguía bien y que no tenía noticias de su madre. Desde que había llegado allí solo había hablado con su amiga un par de veces o tres, y siempre por mensaje. Scott también le preguntaba cómo estaba de vez en cuando, aunque no supiera realmente la verdad. Se lo agradecía mucho, saber que tenía a dos amigos increíbles preocupándose por ella la animaba mucho y esperaba verlos pronto.
Estaba sentada en su cama mientras respondía un mensaje de Dafne donde le preguntaba por Apolo. Ya había intuido que entre aquellos dos tenía que suceder algo, y no era porque compartieran personalidades con el mito tan famoso de Apolo y Dafne, o eso pensaba ella, pues el destino era caprichoso. La verdad es que no sería tan descabellado, sin embargo dudaba mucho que Apolo persiguiera a su amiga como un perrito salido y ella se tuviera que convertir en planta para despistarlo. Vamos, esperaba que no sucediera, porque ya tenía suficientes problemas como para preocuparse de esos dos.
—Ya sería lo que me faltaba por ver...—Rio.
Sonrió a un comentario que hizo Dafne sobre que Apolo parecía muy buen tipo y alzó el rostro al ver que su puerta se abría. En aquel momento ni se acordó que estaba a medio vestir y solo llevaba la camiseta de tirantes de color azul del pijama y las braguitas. Ares apareció en esta, su sonrisa se fue en cuanto lo vio. Él presentaba su cara de acelga habitual, entró sin decir nada y cerró la puerta.
—¿Por qué has cancelado nuestros entrenamientos? —le espetó de golpe, estaba cabreado.
—Vaya, hombre, un hola, ¿quizá? ¿Y quién te ha dado permiso para entrar en mi habitación?
—Hola. ¿Por qué has cancelado nuestros entrenamientos? ¿Te he hecho daño? ¿He sido muy brusco? —Sonaba cabreado pero a la vez Scarlett creyó escuchar un deje de preocupación. Scarlett bufó exasperada.
—No, no me has hecho daño ni has sido brusco conmigo.
—¿Entonces? —Se cruzó de brazos mostrando lo potentes que eran.
—¿No es obvio? Porque tú no quieres seguir con ellos.
—¿Yo? ¡Eres tú la que ha dejado una miserable nota en vez de decírmelo a la cara! —gritó exasperándose y Scarlett se puso en pie.
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El escudo de los Dioses
RomanceScarlett Bouclier está cumpliendo su sueño de ser directora de arte en una pequeña compañía de teatro, pero todo cambia en un segundo y, la aparición del misterioso Nick y su hermano Ares, un moreno de ojos dorados y actitud enfadada con el mundo, h...