Capítulo 13

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La monstruosa criatura reptó hasta ella, parecía que iba a clavarle aquellos afilados dientes en cualquier momento. Sin saber qué hacer Scarlett la sorteó y le clavó el cuchillo en un brazo antes de que pudiera atraparla. La mujer serpiente gritó con un aullido ensordecedor, Scarlett tuvo que taparse los oídos, parecía que le hubiera gritado en la oreja. Abrió los ojos al tiempo de ver que venía hacia ella una vez más, saltó hacia el otro lado de la cama pero la mujer la atrapó con su cola de serpiente, daba repelús y era asquerosa. Scarlett, sin pensárselo dos veces, le clavó el cuchillo en la cola, e instintivamente el monstruo la lanzó por la ventana con una fuerza brutal. Sintió como su espalda impactaba contra el cristal y lo atravesaba, la respiración se le cortó y un dolor agudo la recorrió por todo el cuerpo. El vidrio se rompió y notaba como pequeños trozos de cristal se le clavaban por el cuerpo. Sentía como ardían sus brazos, sus piernas... Sus pulmones se quedaron sin aire..., dolía mucho, se encogió y supo que en cuanto su cuerpo impactara contra el suelo, iba a morir.

Entonces sintió como algo la envolvía, un calor extraño salía del collar que antes le había dado su madre, el collar de su padre. El dolor que sentía se iba disipando, podía respirar de nuevo y los cortes ya no dolían tanto. Entonces algo o, alguien mejor dicho, la envolvió en sus brazos antes de que impactara contra el suelo.

—Te tengo —dijo esa voz tan conocida y amada, aunque en esos momentos lo odiaba un poco por ser el causante de todo aquello.

—A... ¿Ares? —preguntó Scarlett medio en shock por haber salido disparada por la ventana y estar a punto de morir.

—Estoy aquí —dijo aterrizando en el suelo con ella en brazos—. Siento mucho todo esto.

—Mi madre... —No podía a penas expresarse, todo aquello era demasiado. ¿Cómo demonios había sobrevivido a caer a toda velocidad de un segundo piso? Se había quedado sin respiración y había notado como se clavaban en su cuerpo un sinfín de cristales, arañándola y rasgándole la piel. Y ahora solo se sentía cansada, no le dolía nada ¿Cómo podía ser?

Se soltó del agarre de Ares y decidida a ir a por su madre empezó a correr hacia su casa, la monstruosa criatura había hecho un buen lanzamiento con ella, estaba bastante lejos. Pero Ares la paró antes de que pudiera echar a correr.

—Tenemos que irnos de aquí —le dijo.

—Pero mi madre...

—Ya no está, en cuanto Afrodita nos ha sentido se han marchado, lo siento Scar. —La furia la invadió, aquella diosa loca la había tomado con ella y deseaba con toda su alma darle una paliza, algo imposible. Afrodita había ido a por ella ¡A por su madre! Y todo porque Ares se había metido en su vida, en su corazón. Nunca había odiado tanto haberse enamorado.

Entonces Nick apareció.

—No he podido seguirlas ¡Maldita Afrodita! —se quejó Apolo.

—Mi madre... yo... ¡Esto es culpa mía! Espero que no le pase nada porque pienso ir a donde haga falta para patearle el culo a la dichosa Afrodita esa.

—Créeme, es mejor no intentarlo, a rencorosa no la gana nadie. Encontraremos a tu madre, te lo prometo —le dijo Ares sujetándola aun de la mano.

—Un momento. —Scarlett se separó de ellos dos—. Vosotros... Me debéis una explicación, o muchas —les demandó Scarlett sabiendo que se estaba enfrentando a dos dioses.

—Sentimos haberte ocultado cosas, Scarlett, pero entiéndenos, solo estábamos de paso, no pensamos que Afrodita iba a entrar en escena, no la vi venir. Aunque no era de extrañar, en cuanto te vi en la visión supe que eras tú y vuestros destinos estaban unidos —dijo mirándola a ella y a Ares. Este último miraba a Nick cabreado, con sus ojos dorados llameando ira—. Ya te lo he explicado, no se me permitía decir nada —se excusó Nick mirando a Ares.

El escudo de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora