Unos días después las cosas seguían igual. Apolo estaba intentando averiguar donde se había llevado Afrodita a su madre, porque él era el único que podía infiltrarse en el Olimpo sin ser expulsado de inmediato. Ares sin su aura divina no podía ir y si Zeus lo encontraba lo podría enviar al submundo sin que a ningún otro Dios le diera tiempo a oponerse. Apolo había escuchado que Zeus envió a algunos seres en su búsqueda, ya que sabía que si la encontraba a ella, Ares caería por sí solo. Todo aquel plan había sido demasiado inteligente para disponerlo todo Zeus, y Ares estaba seguro que su hermanastra Atenea había tenido mucho que ver. De momento, gracias a la magia de Apolo y las marcas que había puesto por la casa, los seres divinos no los podrían encontrar. Por eso Scarlett debía permanecer en aquella cárcel de oro encerrada. Notaba que a Ares, todo aquello lo enfurecía, era el Dios de la guerra y un guerrero nato y no poder hacer nada, lo ponía de muy mal humor, que en él ya era algo habitual.
Lo poco que Apolo había conseguido averiguar sobre el paradero de su madre era que al parecer no estaba en ninguno de sus templos en el Olimpo, lo más seguro es que se la hubiera llevado al palacio que compartía con su esposo Hefesto, en las profundidades de un volcán. Pero aún le guardaba un cierto resquemor a Ares por haber sido el amante de su esposa y seguramente no estaría muy receptivo a ayudarlos. Saber que Ares había estado con Afrodita la mataba por dentro de celos y se preguntaba si con ella habría tenido algún hijo, pues según los libros de mitología greco-romana que tenían en la inmensa biblioteca de la casa, donde se encontraba en esos momentos, la Afrodita y el Ares original en algunas versiones tuvieron como hijo a Eros, es decir Sean. Y otra pregunta que tenía en mente era, qué pensaba de todo esto de que Zeus quisiera aniquilar a Ares, Hera, pues era su madre, algo tendría que decir, ¿no? Aunque quizá al no tener esa unión madre e hijo real no le importaba.
Ares le contó que él nunca había sido un niño, apareció así para sustituir al antiguo Ares, él era el tercero y al parecer el único Dios que le costaba deshacerse del todo de los pensamientos y de la forma de actuar de los antiguos Ares, pero que gracias a ella estaba viendo las cosas de una forma diferente. Aunque le dijo que nunca se había llevado bien con su familia, le confesó que no se hubiera esperado esta traición por parte de Zeus, él era el Dios de la justicia, pero como había dicho, los dioses estaban evolucionando y creando sus propios deseos. Scarlett vio que realmente le dolía que su padre lo quisiera matar, él no lo aceptaría ni se lo diría, pero ella supo ver ese dolor en su preciosa mirada dorada.
Cerró el libro que tenía en su regazo y miró por la ventana hacia el inmenso mar. Estaba sentada en una butaca situada cerca de la ventana de la gran biblioteca. Era de película, con grandes estanterías altas repletas de libros y manuscritos antiguos llenos de polvo, y algunas mesas de madera con lamparitas. En el techo había una gran pintura de Zeus a punto de lanzar su rayo. Que todo lo de la mitología fuera real... aun la superaba, pensar que había dioses por ahí revoloteando por la tierra, los cuales tenían poderes suficientes como para manipular a los humanos para su beneficio..., no le parecía justo, tampoco que tuvieran derecho a interferir en sus vidas implicándoles en absurdas peleas entre ellos, como si nosotros no tuviéramos ya suficiente con lidiar con nuestros políticos y la sociedad en general, como para preocuparse también de seres divinos y sobrenaturales.
De repente el móvil le vibró, era un mensaje. Cuando lo miró sus ojos se abrieron como platos, se trataba de Sean y el mensaje era bien claro:
"Sé dónde está tu madre"
¿Podía ser una trampa? Teniendo en cuenta que ahora sabía qué era... y que actuaba en nombre de Afrodita, muy posiblemente lo fuera. Pero por otra parte él fue el único que más o menos le acabó contando la verdad y avisándola de que corría peligro. Por fin había cobrado sentido lo que le dijo, pues era Afrodita de quién la estaba avisando. Al parecer, la diosa no conocía que ella fuera la fuente de energía de Ares y que hacían otras cosas aparte de pasar el rato. Seguramente a estas alturas ya lo sabía y no quería ni pensar qué podría estar haciéndole a su madre para vengarse, esperaba que no fuera demasiado tarde cuando la encontraran, porque iba a hacerlo. Scarlett recordó a la mujer serpiente, Equidna. Un ser horrible que aún le provocaba escalofríos, y vete tú a saber cuántos más de esos seres trabajaban con Afrodita.
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El escudo de los Dioses
RomansScarlett Bouclier está cumpliendo su sueño de ser directora de arte en una pequeña compañía de teatro, pero todo cambia en un segundo y, la aparición del misterioso Nick y su hermano Ares, un moreno de ojos dorados y actitud enfadada con el mundo, h...