Ha pasado un mes, un maldito, feo y horrible mes desde que mi amada esposa se fue. La he buscado, he intentando por todos los medios poder hablar con ella pero no lo he conseguido.
Ahora estoy en mi oficina, para ser honesto no se que hago aquí, no tengo cabeza para nada, lo único que deseo es poder volver a verla, estar cerca de ella, de poder abrazarla, besarla.
Estoy consiente de que fue un enorme error no decirle de lo Ángela, pero creí que podría controlar la situación... que equivocado estaba.
-Aquí estas- me dice Max entrando en la oficina - Te estamos esperando para la junta ¿A que horas planeas ir? -
-No tengo cabeza para nada, solo quiero estar solo- Max se acerca y se sienta frente a mi escritorio.
-Escúchame bien, necesito, no te exijo que vayas a esa junta, sino los socios comenzaran a hacer preguntas y sabes que no soy bueno para lidiar con ellos-
-No iré Max, entiéndeme por favor yo no tengo cabeza para eso ahora, se que podrás arreglártelas sin mi-
-Escúchame hermano, se como te sientes y sabes de sobra que te acompaño en tu dolor, pero desde hace un mes que lo estoy arreglando y los socios piden verte, necesito que vayas a esa junta, que te sientes a la cabeza de la sala y sino quieres no digas nada-
-En serio que lo intento, pero no logro concentrarme...- alguien toca la puerta y no espera a que le indique que entre. La puerta se abre y ...
-Por dios, Nathaly- Max se levanta ante el impacto de mis palabras y la observa atónito al igual que yo, volteo a verlo y le susurro -¿También la vez, verdad? - él solo asiente.
-Hola Ricardo- dice con un débil tono de voz.
La observo bien y la veo un poco mas delgada y me atrevería a decir que hasta pálida esta. A pesar de que trae puesto un jersey blanco bastante grande, con unos pantalones que sino tiene cuidado en cualquier momento se le caen.
-Bueno por lo que veo no iras a la junta, así que me despido para que hablen- lo veo acercarse a Nathaly y saludarla antes de salir.
Trago saliva, después de todo este tiempo, me he imaginado esta escena millones de veces, pero ahora que esta frente a mi tengo mi mente en blanco.
-¿No vas a decirme nada? - la veo nerviosa y hasta ansiosa.
Claro que quiero decir algo, el problema es que son tantas cosas que no se con cual comenzar primero.
-Bueno empezare yo, pero me gustaría que platicáramos en un ambiente un poco mas relajado ¿Te parece? Acabo de ver una cafetería a dos cuadras de aquí ¿Quieres ir? -
Asiento y de mi boca no sale nada, ni un sonido, palabra, nada. Ella asiente y comienza a caminar hacia la puerta, pero antes de que llegue, la tomo entre mis brazos, la pego a mi cuerpo y con un hambre voraz comienzo a besarla.
Se que estoy haciendo mal, pero necesitaba hacerlo, necesitaba sentir su boca, sus labios, saber que es real que existe.
La suelto a regañadientes y cuando la veo una enorme sonrisa se posa en su cara.
-Ya te estabas tardando en besarme- dice con una sonrisa picara.
-Lo siento, te lo compensaré-
-Vaya al menos el ratón no te comió la lengua- ambos reímos, vaya hacia un mes que no reía.
La cafetería es un lugar agradable, cuando entramos logre ver a unas pocas personas; el camarero nos dirige al segundo piso en el que se encuentra solo una pareja, nos sentamos en el rincón, cerca de la ventana en la que podemos ver la ciudad que esta siendo iluminada por el sol de la tarde.
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Desastre... A Largo Plazo (Libro 3)
Romance¡Soy un perfecto imbécil! Cuando al fin podría decir que era feliz, lo arruino todo. Mi miedo a perderla me hizo callar parte de mi pasado, y fue eso mismo lo que la alejo de mi. Ahora ¿Qué pasara? ¿Que haré con mi vida ahora que se complica todo...