Capítulo 5

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Me levante temprano junto a Ricardo ya que quería estar con el mayor tiempo posible antes de que se fuera a Londres.

Nos bañamos juntos e hicimos el amor tanto en la ducha como en la cama, lo ayude a sacar varios trajes y camisas y las pusimos sobre la cama, a pesar de que sonreía lo notaba tenso y la tristeza inundaba sus ojos.

Se que su mayor temor es dejarme sola por una semana, se nos hará eterno estos días.

-Nena- Comenzó a decir con su tono cargado de tensión -Se que estaremos separados por 7 largos y malditos días, pero quiero que sepas que cruzaría el mar mil veces para verte- hizo una pausa y respiro - Promete que me llamaras si ocurre  cualquier cosa-

Bueno en vista de que mi pobre marido estaba a punto de volverse loco decidí contarle mi plan.

Tome su mano y le sonreí, lo jale hasta que llegamos a un sofá reclinable, lo inste a sentarse y después lo hice yo en su regazo.

-Tranquilo cariño, antes que nada ¿Recuerdas la casa que tu padre nos regalo para nuestra boda?- su cara estaba llena de sorpresa.

-Si, la recuerdo pero no se que tiene que ver en esta conversación- lo bese fuerte para que respirara con facilidad.

-Bueno he estado pensando que seria tiempo de mudarnos allá, me gustaría que nuestra familia inicie en esa casa con la llegada de los bebes, así que mientras estas fuera, aprovechare para decorarla-

-¿Estas loca? De ninguna manera lo harás tu sola, es mucho trabajo-

-Lo se bebe, pero eso es lo mejor, en tu ausencia Zea se quedara conmigo toda la semana, es decir que dormirá en la casa, ademas de que sus hermanos vendrán única y exclusivamente a ayudarnos con la mudanza, yo no moveré ni una sola bolsa de plástico-

Lo vi meditar mi respuesta y como sabia que estaba en negación continué con mi as bajo la manga.

-Ademas Freesia quedo de venir a ayudar con el cuarto de sus sobrinos y se quedara con nosotras en la casa, así que no hay nada de que preocuparse ya que yo no me quedare sola- sonreí porque sabia que había ganado.

-De acuerdo se que Freesia y Zea no te dejaran hacer nada indebido- asintió y nos besamos.

Fue un tierno beso que demostraba cuanto me ama y me desea, al igual que yo a el.

-¿A que hora tienes que estar en el aeropuerto?-

-Aun me queda media hora- sonreí.

-Mas de lo que ocupamos- he hicimos otra ves el amor.

Hacia 20 minutos que Ricardo se había ido y ya lo echaba de menos y mucho. Estaba sentada detrás de mi pequeño escritorio que usaba para pensar o pasar el tiempo, estaba de frente a la enorme mesa que Ricardo ocupaba.

-Te extraño- susurre como si se lo dijera a el.

El timbre me saco de mis pensamientos y me levante para abrir.

-¡Odio mi vida!- grito Zea al entrar al departamento.

-Hola que gusto verte, me alegra saber que estas bien, luces genial en esa blusa de maternidad- dije de manera sarcástica.

-Grrrr, lo siento amiga, pero es cierto luces genial en esa blusa de maternidad- le indique que tomara asiento y antes de hacerlo se sirvió un vaso de alcohol -Amiga no se porque me pasa esto a mi-

-Si me dijeras de que hablas te podría ayudar- antes de contestar sonó el timbre -Debe de ser Freesia- deje a mi amiga tomándose una segunda ronda de etílico.

Salude a mi cuñada y caminamos hasta la sala.

-Ahora si, dime porque demonios estas atacando el bar- Respiro profundamente y negó con la cabeza.

Desastre... A Largo Plazo (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora