Stargate Xión (Completa)

NID

Stargate O'Neill 3.

—Entonces, ¿puedes sentir el viento en tu piel? —preguntó Jack con sospechas.

—Sí, O’Neill, puedo sentir el viento a mi alrededor, presionando mi piel como si estuviera sumergido en el agua —respondió Teal’c. «Mierda», pensó Jack.

—Bueno, eso es bueno —dijo Jack.

—¿Has logrado algún progreso? —preguntó Teal’c, y aunque tenía los ojos cerrados, Jack pudo imaginarle levantando una ceja de forma inquisitiva y algo burlona.

—Aún no, pero estoy a punto de hacerlo —mintió Jack. ¿Quién demonios iba a lograr progresos en la meditación en apenas dos intentos? Esto ni siquiera era una técnica de meditación real... Él ni siquiera conocía una técnica de meditación real, solo le dio vueltas a lo que dijo Teal’c que hacía, para probar una teoría.

Teal’c y los demás jaffas pensaban que ellos y el simbionte no estaban conectados y que no tenían influencia uno en el otro. Pero Jack, que conocía la historia original, sabía que esto no era así.

El simbionte estaba unido a la mente del jaffa e incluso aumentaba su lealtad a los goa'uld de alguna forma. También conocía una forma efectiva en que Teal’c podía comunicarse con su simbionte durante sus ritos de meditación, pero esa forma de hacerlo le dejaba a merced de la mente y los engaños del goa'uld.

Jack sabía que esto ocurría porque su mente estaba prácticamente inconsciente y en un estado de sueño en ese momento. Por eso, lo que Jack quería lograr era un estado de meditación donde Teal’c tuviera todos sus sentidos y su mente alerta, para ver qué sucedía.

Los goa'uld jóvenes no podían controlar a sus huéspedes si estos estaban conscientes o les tomaba un gran esfuerzo. Si Teal’c pudiera contactar con la mente del simbionte estando en pleno uso de sus capacidades mentales, eso sería interesante, y era el objetivo de este entrenamiento Jedi que había iniciado el día anterior. Él esperaba que tardara mínimo una semana en obtener algún resultado, pero Teal’c ya había avanzado en apenas dos días.

Jack, que lo había acompañado, aún no lograba nada. El viento era tan insustancial como siempre para él.

Jack abrió un ojo para mirar la expresión del jaffa, y este estaba sonriendo ante su obvia mentira.

—Teal’c, vuelve a tus sentidos y trabaja más duro. Ser presumido es el camino al lado oscuro —reprendió Jack—. Además, estas son mis primeras lecciones de meditación, es natural que me lleve tiempo —agregó.

—Por supuesto, O’Neill —dijo Teal’c.

—Teal’c, deja de sonreír —ordenó Jack.

—De inmediato, O’Neill —dijo Teal’c. Jack decidió volver a su meditación. Aunque no había logrado ningún progreso la noche anterior, quizás por aburrimiento, fastidio, o porque había intentado en serio sentir el viento a su alrededor durante dos horas, en una habitación donde no había brisa, y su cerebro estaba sobrecalentado, él había dormido como una roca. Solo por eso, esta vez volvía a tomarse en serio su meditación. Era un tratamiento para el insomnio, y lo había combinado con un par de horas de juego en su consola Play 1, que compró con los ahorros de O’Neill, junto a algunos buenos juegos.

Era una sensación maravillosa tener su propia consola. En su antigua vida, él era pobre como una rata de campo, y para jugar con una consola, debía ir a una tienda, donde las alquilaban por hora. Era la maravilla de vivir en Latinoamérica, donde comprar una consola de cien dólares era una inversión que significaba consumir los ahorros de tres meses de trabajo duro...

Jack sacudió la cabeza en su mente y volvió a su meditación.

…

Una hora después, Jack se levantó y Teal’c le imitó. Ellos estaban en el gimnasio, que Teal’c había elegido para hacer sus ejercicios y mantenerse en forma, mientras esperaba a que las misiones comenzaran.