“Estando en la oscuridad al borde de la muerte me vino a la mente un deseo volver a sentir tu amor”
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T
n y Keisuke llegaban a la escuela en su moto, Chifuyu y Akemi los esperaban en las puertas de la escuela y al bajar de la moto Tn sintió un pequeño mareo; Keisuke lo noto y le tomo del brazo al ver que perdió el equilibrio por unos segundos.
- ¡Ey linda! ¿Estás bien? - pregunto Keisuke preocupado tomando del brazo a la chica. - Si, solo fue un pequeño mareo - contesto, Akemi y Chifuyu se acercaron a ellos al ver que Tn perdía el equilibrio repentinamente.
- Tn ¿Estás bien? - preguntaron ambos chicos al mismo tiempo bastante preocupados.
El día continuo de forma “normal”, los mareos eran más constantes y en un momento casi se desmaya frente a todos en la clase de deportes si no fuera por qué Akemi estaba ahí. Este la llevo a enfermería y les informo a el rubio y el pelinegro, los cuales no tardaron de llegar al cuarto de enfermería para visitar a la chica.
- Ya le avisé a tu madre para que pueda llevarte a casa - dijo Keisuke
- Gracias
- Oye Tn... ¿Desde cuándo te sientes así? - pregunto Akemi con cueriosidad
- Bueno, la verdad es que apenas los mareos comenzaron, mi madre a notado que mi piel se ha puesto pálida pero ya fuimos con el doctor y aún no me han dado resultados.
Pasaron un 20 minutos y la madre de Tn había llegado a el instituto, los 3 chicos estuvieron con ella en todo momento en especial Keisuke; su madre llegó con un paso firme y con una mirada cabizbaja lo cual puso de nervios a la chica.
- ¿Sucede algo señora? - pregunto Keisuke al ver que la madre de Tn se acercaba en un paso lento, está no contesto y tomo a Tn de la mano para sacarla de ahí lo más rápido posible.
- ¿Madre que te sucede? - exclamó su hija viendo cómo ignoraba al pelinegro y salían de la escuela rápidamente.
- El doctor ya tiene los resultados
. . . . . . . .
La espera fue la parte más difícil para Tn. Había estado sentada en la silla durante tanto tiempo, cada vez más inquieta por minutos. Sus ojos se movieron entre el reloj de la pared, la puerta de la habitación y su teléfono. Esperando algo, cualquier cosa, para ayudar a pasar el tiempo.
Eventualmente, la puerta se abrió y la madre salió, tenía una mirada cansada y los ojos llenos de lágrimas, pero una ligera sonrisa plasmada en su rostro. Se acercó y se sentó a su lado.
