Capítulo 9

403 38 40
                                    

Heavy ya tenía mas o menos pensado lo que haría cuando lo viera de nuevo, estaba seguro de que hasta que Dee no se enterara de que él sabía toda la verdad, no querría acabar con aquel juego que le resultaba nefasto por decirlo menos. No sabía como evitaría las ganas de agarrarlo a golpes y deformarle a base de puñetazos su miserable y mentirosa cara.

Aun no podía creer que había sido capaz de hacerle algo tan cruel y maquiavélico, se había aprovechado de su" inocencia" si es que se podía llamar de esa manera, se sentía como un estúpido ¿cómo había podido caer en ese enredo?

Eso solo podía significar una cosa, y eso era que el lo sabía, de alguna forma se había de los sentimientos que tenía hacia él, y en vez de hacer algo como alejarse o enfrentarlo directamente para ponerle un final, había decidido jugar algo horrible sin ni siquiera pensar en el daño que le pudiese haber causado.

Tenia que seguirle el juego, no por demasiado tiempo, aunque en realidad le gustaría saber que tan lejos podría llegar si no le detenía.

Esa noche, como muchas otras, casi la había pasado totalmente en vela, dándose una y mil vueltas sobre la cama tratando de reflexionar, pero siempre acababa en el mismo punto, en el cual se daba cuenta de que lo que mas anhelaba en ese momento era pura venganza, sabía que podría hacer algo para dar vuelta el asunto, lo tenía más que claro, en definitiva, Dee se arrepentiría de haberlo utilizado de esa manera.

Mientras el mañana llegaba pudo escuchar en la habitación continua algo de ruido, se alegró de apenas haber encontrado la evidencia incriminatoria haberla dejado en su lugar como si nunca hubiese sido descubierta. De seguro Dee había llegado de donde rayos estaba, Heavy se preguntó cuan grande era la posibilidad de que hubiese pasado la noche en casa de alguna de sus conquistas, esto lo enfureció incluso más, como si eso fuera posible.

No tenia ni siquiera ganas de bajar las escaleras, sabía que si iba a la cocina a desayunar tarde o temprano se encontraría con él y tendrían que hablar sobre lo que había pasado el día anterior. No podía evitar pensar de donde tendría que sacar la madurez necesaria como para mirarlo sin querer arrancarle los ojos. Lo único que tenía claro era que debía enfrentarlo y tratar de inventar algún tipo de excusa que pudiera hacerle creer al contrario que aun permanecía sin conocer la verdad.

Tomó aire y respiró un par de veces, bajó la escalera antes de que la puerta de su habitación se abriera, encendió el termo para calentar el agua y beber algo de té, eso calmaría un poco su ánimo.

Solamente pasaron unos cuantos minutos cuando escuchó ruidos en el comedor, no quería voltear, sentía que no tenía el valor para hacerlo, pero si quería descubrir el fondo de la situación debía hacer de tripas corazón y armarse de este.

- Hey Heavy, Buenos días. - Dios, el simple hecho de escuchar su voz casual le hacía fruncir el ceño.

Trató de suavizar la voz y sonar lo menos antipático que podía. - Hola, Dee. No te oí llegar.

- Entré por la ventana de mi habitación. – respondió – había olvidado que nuestros padres no estaban en casa.

- Ahá, espero que no se te pegue la mala costumbre del tío Ches.

- No, claro que no.

Entonces se hizo el silencio que solamente fue interrumpido por el sonido de los platos y las tazas al chocarse entre sí. Heavy empezó a poner las cosas para desayunar sobre la mesa, a la par que servía en agua caliente en ambas tazas. Estaba esperando que Dee rompiera el silencio, quería ver hasta donde podría llegar su desfachatez y que excusa podría llegar a inventar para evitar ser descubierto.

- Oye...sobre lo del otro día...Antes de que te hagas una idea equivocada...- Comenzó a justificarse. Heavy no podía dejar de pensar que era un maldito imbécil. - No esperaba verte así...es decir...había bebido, bastante y creo que todo se me subió a la cabeza.

Juego entre hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora