Capítulo 2

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Se despertó más temprano de lo usual, pero con un humor bastante diferente a los otros días, ya no se sentía agotado ni acabado, una nueva energía dentro de él comenzaba a nacer y a caminar por su cuerpo, era una emoción completamente nueva, y le encantaba sentirla. Miró su armario, aquel cajón oculto que se encontraba en el lugar donde se supone que debía estar vacío, había escondido la grabación de Heavy. Tenía el secreto de su hermano oculto a solo unos metros de distancia, ya casi podía saborear la cara de espanto que pondría el pelirrojo cuando le mostrase las imágenes, el video más sublime que había podido conseguir, y nadie más que él tenía exceso a él.

Era mucho más placentero que cuando cambió aquellos videos de los hombres contra Stas, reemplazándolos con un video de heavy metal y una película para adultos con tintes zoofílicos. Y aunque su rostro ni siquiera se movió un centímetro cuando los policías los estaban viendo, por dentro se sentía muy bien, era realmente divertido, pero por algún motivo no se podía permitir a si mismo expresar sus emociones de alguna manera.

Siempre le había costado, por algún motivo que desconocía, siempre se comportó como un adulto, un adulto muy aburrido, sentía que su papel en aquella familia era ser un sabelotodo, o por lo menos sacar buenas calificaciones, ya que no encontraba nada en su persona que lo hiciese especial, o por lo menos que alguien lo recordara con alguna palabra que no fuera "tranquilo" o un "no se parece en nada a su madre". Recordó cuando no pudo evitar soltar una lágrima por su falta de talento, en esa familia, donde cada miembro destacaba por algo él era el único que siempre veía todo un paisaje gris.

Pero las cosas ahora serían diferentes, tenía las herramientas de su salvación, algo que nunca pensó que ocurriría, un escape de lo cotidiano con su sujeto experimental favorito. Ya no podía esperar más, había pasado casi una semana desde que grabó aquel video. Cada día que pasaba, algo crecía en su interior, algo jamás experimentado, que daba vueltas por su estómago hasta llegar a su pecho, obligándolo a suspirar. Era emoción, ansias de tener por fin el control y las aprovecharía todo lo que pudiera.

Se vistió y maquilló rápidamente, amarró su cabello con una coleta y se preparó para la escuela, decidió que quería tomar aire fresco, así que, sin desayunar, salió de su hogar, gracias a dios era viernes y podría ejecutar su plan de la mejor forma posible. Cuando ya estaba a unas cuadras del colegio escuchó que alguien lo llamaba insistentemente, era Heavy, que corría con todas sus fuerzas para tratar de alcanzar al rubio, cuando se dio cuenta de que era él, comenzó a detener su andar hasta que lograron alcanzarlo.

- ¡Espera! Ah...te fuiste...muy rápido...fuuu- Heavy respiraba con dificultad y pausadamente mientras sujetaba la camisa de su hermano.

- Oh, lo siento, es que sentía ganas de caminar, por eso me adelanté. – Respondió Dee, con su acostumbrada voz tranquila.

- Oh, ya veo. - El pelirrojo comenzó a caminar animadamente a su lado.

Dee no pudo evitar sonreír, el menor ni siquiera se imaginaba que su vida estaba a punto de cambiar por un simple descuido. Ahora la pregunta era, ¿Cómo se lo haría saber? Debía ser algo realmente especial, algo que cambiara esa sonrisa y la convirtiera en una mueca de desesperación.

Entró a su aula, sin dejar de pensar en cada mínima posibilidad, cada chance que existía para mostrarle aquel video a su hermano.

Entonces tuvo una idea. Nada mejor que escribir una carta, anónima, no tendría idea de quién era el remitente, y no saberlo causaría que estuviese en constante estado de presión y nerviosismo. Así que, a la hora de almuerzo, se dirigió a la biblioteca y abrió un archivo en Word, escribiendo sin dudar aquellas palabras que tenía pensadas desde la noche pasada.

Juego entre hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora