Juego entre hermanos

Capítulo 12

Con todas las fuerzas que tenía se controló, sentía unas ganas increíbles de irrumpir en la habitación y separarlos, tomar a Heavy del brazo y llevarlo directamente a su casa. Era claro que no tenía ni un poco de derecho de hacerlo, ni siquiera compartían habitación ya, pero esa cosa ridícula en su mente le repetía una y otra vez que el pelirrojo le pertenecía, aunque no podía estar más equivocado. Después de todo el mismo se habían encargado de hacer trizas su relación de hermanos. O por lo menos todo lo que pudo ocurrir entre ellos.

Lo único que "Calmaba" su conciencia era que Heavy aún lo amaba, o eso era al menos lo que él creía, trataba de auto convencerse de que un sentimiento de ese calibre no podría ser eliminado tan fácilmente, incluso a pesar de todo lo ocurrido.

Sabía que no podía aparecer de la nada y decirle que se había dado cuenta de que él también le amaba, no después de haber jugado con sus sentimientos y haberla cagado masivamente. Recordó los consejos de su tio Ches, mientras pensaba que no había mal que durara cien años, aunque por primera vez en su vida no tenía ni la más mínima idea de qué carajo hacer para solucionarlo todo. Comprendía que debía darle su espacio y que no estaba en condiciones de exigir absolutamente nada, pero encontrarlo allí sonriendo por otro que no fuera él, que le dedicara esa sonrisa tan sincera a ese extraño que conocía hace menos de un mes lo volvía loco.

Chasqueó la lengua con rabia y se dio la vuelta luchando contra sus impulsos y salió lo más rápidamente posible de la escuela. No era tan masoquista como para seguir observando algo que en realidad le causaba mucho dolor.

¿Qué podría hacer para enmendarlo todo? Si lo pensaba bien, ni siquiera se había disculpado correctamente, ya que después de ser descubierto, fue como si nunca en su vida hubiese podido formar una oración completa sin titubear. Ahora podía ver en su mente todo lo que había pasado como si se tratara de una película, y en cada fotograma en el que veía todas las estupideces que hacía no dejaba de preguntarse como pensó que eso sería una buena idea.

¿Qué tipo de idiota trataba de pedir disculpas con caricias cuando estas fueron la causa de la discusión? Exacto, solamente él. Y es que estaba acostumbrado a que todos sus planes fueran de maravilla, que cuando pensó en esa estupidez pensó que se saldría con la suya.

No podía dejar de pensar lo que hubiera pasado si no lo hubieran descubierto, probablemente hubiese seguido con ese juego sucio hasta quien sabe cuándo, definitivamente su propio egoísmo no conocía límites. Y era ese mismo egoísmo el que no lo dejaba seguir adelante, pues a pesar de todo el daño que había causado, quería que Heavy siguiera siendo solo para él.

Descubrir todo lo que su hermano ocultaba no había hecho más que cautivarlo, hacerlo pensar cómo sería todo si no existiera la máscara entre ellos, por esa misma razón cuando vio a Heavy con la lencería femenina no pudo resistirse, mucho menos controlarse. Cada parte de su hermano les fascinaba a niveles altísimos, era una verdadera pena que se hubiese dado cuenta de ello tan tarde.

Si tan solo existieran las máquinas del tiempo, aunque estaba seguro de que, si se hubiese visto a si mismo haciendo aquello, él también se hubiese dado un puñetazo.

Por ahora, lo único que quedaba era darle tiempo al tiempo y esperar que las cosas de una forma u otra se solucionaran, pero él no era de las personas que se sentaban a esperar que las cosas se curaran solas, el demostraría que estaba genuinamente arrepentido, hiciera lo que tuviera que hacer para eso.

Cuando llegó a su hogar, fue directamente a su habitación, se sentó en el escritorio y empezó a pensar que demonios haría, estaba claro que un enfrentamiento directo terminaría con el ojo morado otra vez, así que debía hacerlo por otro medio.

Trató de poner todos sus sentimientos en una carta y escribió sin parar durante horas, borrando y corrigiendo todo para que pudiese salir de la mejor forma posible, fue entonces cuando también se percató de que carecía de la habilidad de expresarse correctamente mediante un escrito.