12| Eres mía

5K 178 13
                                    

12| Eres mía

Alexa

Volver a la escuela ha sido un proceso bastante difícil, traumático y aterrador.

No es fácil llegar y lo primero que se ve al entrar son las fotos de las víctimas de ese terrible acontecimiento, luego de eso caminar por los pasillos y ver los casilleros de ellos llenos de flores, peluches y mensajes de cariño, saber que ellos hace tan solo unos días estaban ahí, recogiendo sus libros y ahora, solo ya no están. Pero lo peor, ha sido pasar por aquel salón de clases, el lugar donde ocurrió la tragedia.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pasar por ese lugar, ahora mismo se encontraba cerrado e inutilizado, pero verlo desde fuera y recordar todo lo que sucedió ese día...

Me alejé lo más posible de ahí y entré al baño intentando eliminar cada pensamiento que me lleve a ese fatídico momento. Dejé mis cosas a un lado y abrí la llave del agua, dejé correr el líquido y mojé mis manos y mi rostro, repitiendome una y otra vez que nada de esto volverá a pasar.

La puerta del baño se abrió de golpe, haciéndome voltear de inmediato con el corazón latiendo descontrolado. Pero la colorida cabellera de Harper hizo que el terror que comenzaba a formarse dentro de mi, se calmara.

—Alex, hola. Pensé que aún no habían llegado—ella tiró su bolso en el lavabo y comenzó a rebuscar en él con desesperación.

—Decidí venir un poco más temprano, creí que no sería capaz de volver a las clases—dije sentándome en una de las esquinas del lavamanos—no creo poder estar tranquila en el salón de clases después de lo que pasó.

—Yo ese día estaba en la caseta del viejo Boris—dijo como si fuese lo más normal.

—¿Qué hacías en la caseta del conserje?—pregunté.

Ella volteó sus ojos cafés hacia mí, regalándome una sonrisa.

—Estabas drogada—no era una pregunta, sé que estaba drogada.

De su bolso ella sacó un pequeño sobre con un polvo blanco en su interior, Harper secó muy bien la superficie y espacio el polvo ahí en una fina línea blanca.

—Haeper—le advertí.

—¿Qué pasa, Alex? —me miró con fastidio, como si interrumpirla fuese la peor de las tragedias.

—¿Por qué te sigues drogando?

Es algo que aún no podía entender.

Conocí a Harper hace dos años, ella llegó como alumna nueva a esta escuela y a la ciudad. Coincidimos un par de veces en los pasillos y hablamos un poco, le presenté a mis amigas y todas nos llevamos muy bien, así que desde ahí ella ha sido parte de nuestro grupo.

Pero, no sabíamos nada de ella.

No conocía su casa, ni a sus padres, ni de qué trabajan, ni el porqué de su mudanza a esta ciudad. Nada. Harper era muy celosa y misteriosa con su vida personal y a pesar que habíamos hecho hasta lo imposible por conocer más de ella, siempre fallamos en el intento.

Lo único que sabemos de ella, es que comenzó a drogarse a la edad de trece años. Pero hasta ahí llega nuestro conocimiento sobre la vida de Harper, a pesar de que ella sabe todo sobre nosotras.

—Sabes que lo necesito—susurró mientras hacía un cilindro con una hoja de papel.

—No lo necesitas. Harper la droga te está consumiendo, no puedes pasar un día sin inhalar cocaína o fumar marihuana—le dije—¿Qué será lo siguiente? ¿Inyectarte heroína? ¿Crack? ¿Krokodil? ¿¡Hasta dónde vas a llegar, Harper!?

Deseo (1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora