28|El principio del fin

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28|El principio del fin

|Alexa


—¿Contraseña?

Los pajaritos cantan, la vieja se levanta.

El enorme hombre que estaba detrás de la puerta del "baño" cerró la pequeña ventana y abrió.

—Michael —saludó nuestra amiga.

El enorme hombre solo dio un asentimiento de cabeza y nos dejó pasar.

El restaurante donde estábamos no era más que una fachada en donde se escondía un expendio de drogas, al entrar lo primero que podías ver era una sala enorme con mesas y al fondo una especie de cocina, pero al entra al "baño de hombres" se encontraba una puerta con una pequeña rendija, en donde, Michael, el enorme hombre que vigilaba la entrada estaba.

Ahí unas escaleras nos llevaban hacía el sótano del lugar. El "sótano" lo cual no era nada parecido a eso, se trataba de una especie de bunker enorme, donde estaban miles de cajas por todas partes, no había mucha luz; ya que, al ser un lugar subterráneo —e ilegal —no había ventanas por ningún lado, así que solo estábamos iluminados por lámparas que colgaban del techo.

También pude ver que la mayoría de los hombres que estaban aquí se encontraban armados hasta los dientes, grandes fusiles, rifles y pistolas colgaban de sus cuerpos.

—¿Es droga? —Le pregunté a Harper mientras bajábamos las escaleras.

—Si, acaban de traer un cargamento, toneladas de drogas, cocaína más que todo —susurró ella.

Varios hombres abrían las cajas que tenían muchísimos muñecos de peluche, pero que al abrirlos en su interior se podían ver las bolsas con la droga. Debo admitir que los narcos son expertos en esconder drogas, había escuchado una vez, de Harper, que traficaron dentro de plátanos, cientos y cientos de cajas llenas de "fruta" cargados con cocaína.

—Espérenme aquí, buscaré al Cuervo —Harper nos dejó a un lado de las escaleras y caminó hacia el fondo del lugar.

Mientras tanto, Meredith, Scarlett y yo esperábamos muy juntas a que ella viniera. Por recomendación mía, María no entró con nosotras, preferí que se quedara fuera, ya que, no confiaba para nada en estos hombres y ella al ser una mujer trans podrían hacerle algo.

—¿Por qué está demorando tanto? —susurró Meredith pegándose a mí cada vez más.

—Tranquila Mer, ya vendrá —intentó calmarla Scarlett.

En mi interior también esperaba que Harper regresara pronto, así entregar el dinero y largarnos de este lugar para no volver.

Vi su cabeza colorida moverse hacía nosotras y suspiré, ella nos llamó haciendo un movimiento de manos, tomé a mis amigas de los brazos y caminamos hasta Harper. Ella estaba frente a una oficina, la puerta estaba abierta así que se podía ver parte del interior del lugar, pude ver unas sillas marrones, y un escritorio blanco y arriba de estos varios paquetes.

—Ahí está el Cuervo, entregamos el dinero y nos vamos —dijo y asentimos.

Con toda la valentía que tenía caminé junto con ellas hasta el interior de la oficina, en cuanto entramos el horrible olor a marihuana nos dio la bienvenida, también un lejano olor a cerveza y cigarrillos. Tuve el impulso de taparme la nariz, pero pensé que podría ser irrespetuoso, así que aguanté la respiración.

—Cuervo, ellas son mis amigas —comenzó a hablar Harper —las que dije que me vendrían a acompañar.

El hombre al que Harper llamo "Cuervo" es un hombre no mayor de cincuenta y tantos años, varias canas se asonaban en su cabello negro, sus ojos negros estaban detrás de unas gafas de sol, las cuales tenía bajadas hasta el puente de la nariz, en su rostro había mucha barba y pude notar en la sonrisa que nos dio un diente de oro dentro de su boca.

Deseo (1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora