𝙀𝙩𝙖𝙥𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙡𝙖 𝙖𝙘𝙚𝙥𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣.
Ni Roier ni Quackity aceptan los sentimientos que tienen mutuamente. Lo niegan rotundamente porque los dos creen que son amigos, no lo aceptan ni con sus amigos más cercanos.
Entonces, el grupo de am...
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Para que todo vuelva a ser cómo antes es lo más complicado, después de la fiesta nada salió bien. Roier ahora está tan enojado que no quiere verme la cara una vez más en su vida, todos sus amigos están a su lado y muchas personas más están de acuerdo en su decisión.
—Oye... Quackity.—Rubius habla al otro lado de la puerta, lleva más de media hora tratando de entrar. No recuerdo bien lo que pasó después de la tormenta.
Todo estaba yendo bien... Roier había llegado a mi casa el día de la tormenta, a pesar de no hablar todo ese tiempo nunca llegó a ser incómodo. Al final del día, él se quedó aunque la tormenta haya terminado, esperando a que comiera y durmiera a la hora correcta. Habíamos dormido juntos, sin dirigirnos una sola palabra. Sólo puedo recordar sus brazos recorriendo mi cuerpo sin llegar a ser explícito, él sólo quería que el ambiente fuera cómodo para mi.
Más en la noche, cuando la lluvia comenzó una vez más, Roier se levantó para irse, pero no dejé que lo hiciera. Extrañaba tanto sus toques y caricias que no dejaría que se marchara tan rápido. Él no se negó, se quedó. Cuando retomó su lugar en la cama, sólo pude escuchar una palabra: “Perdón”.
Nunca lo había escuchado disculparse, no conmigo.
Pero yo fuí el idiota que intentó el día de la fiesta volver a cómo era antes, sin embargo, no logré ver más allá del futuro con mis palabras. Él simplemente gritó y se desahogó con las palabras más detestables, groseras, vulgares y dolorosas. No sé cómo él había tenido esa actitud, él siempre fue tan generoso conmigo que me sorprendieron mucho sus palabras.
La pelea había desatado que nuestro grupo de amigos desapareciera. Muchos tenían ya su ‘bando’, peleaban por cosas estúpidas, justificándose o simplemente lanzando palabras incoherentes.
Sólo quería regresar el pasado.
Todos éramos muy amigos, y sólo unas simples palabras habían cambiado el contexto de todo. Cuando mi cabeza dió unas cuantas vueltas y caí al piso, fue cuando se detuvieron, sin embargo, no recuerdo nada después de eso. Muchos de los amigos de Roier y algunos mios dejaron de contactarse conmigo, incluso Fargan, quien cuidaba de mi. Ahora sólo tenía a Rubius.
—Ya pasa.—Dios mío, todo pasó tan rápido. Cuando él pasó, su cara triste me hizo sentir mucho más culpable.—¿Qué pasa?
—Perdón.—Mi corazón se detuvo, miles de millones de agujas delgadas se sintieron en mi pecho, mi respiración se detuvo un momento.—Esto es parte de mi culpa, perdón...
—No, no, no, no, Rubius.—Me levanto de mi lugar lo más rápido que puedo, sin recordar el problema de alimentación que me dejó después de la pelea, mareando mi cabeza. Rubius me sostiene en sus brazos, evitando mi caída.—No es tu culpa, oso feo. Es la mía, creí que si hablaba con él todo se solucionaría, tú no eres parte del problema.
—¡Pero mira cómo estás! Esto...—Le di un leve golpe en la nuca, para que detuviera sus palabras.
—No sigas.—Le mandé.—Esto no tiene nada que ver contigo, por favor, entiende. Yo fuí imprudente con esta situación.—Rubius me abraza demasiado fuerte pero no tanto como para no dejarme respirar.
