𝟬𝟭. 𝖭𝖾𝗐 𝖫𝗂𝖿𝖾

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CRISTAL SUSPIRÓ por milésimas vez mientras terminaba de empacar en su valija las últimas prendas de ropa que le quedaban, las cuales no eran muchas

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CRISTAL SUSPIRÓ por milésimas vez mientras terminaba de empacar en su valija las últimas prendas de ropa que le quedaban, las cuales no eran muchas.

La rubia puso su último conjunto y cerró su segunda valija con un poco de tristeza. No estaba lista para irse todavía, y menos de un día para el otro.

La madre de Cristal, Rafaella, le había dicho a ella y a su hermana, Noah, que debían mudarse de casa, o más bien, de ciudad. Todo esto porque la mujer había encontrado un nuevo esposo, William Leister, el cual había invitado a la familia Morgan a mudarse con el de una vez por todas.

Y aunque Cristal estaba feliz por su madre, no podía negar que le entristecía el hecho de dejar toda su vida atrás y tener que empezar de cero. No era una idea que le agradara bastante, pero iba a poner su mejor cara para poder fingir que todo estaba bien. Como siempre lo hacía.

La rubia bajó sus dos valijas hacia el piso y se dirigió hacia la puerta de la habitación, lista para encaminarse fuera de esta de una vez por todas.

Pero antes de salir, Cristal se dio la vuelta para darle una última mirada de nostalgia a la habitación en la que había pasado toda su vida. En donde sus amigos siempre se quedaban a dormir, donde se pasaba despierta hasta altas horas de la madrugada junto a su hermana, e incluso varios chicos habían tenido la oportunidad de conocer la habitación. Pero eso era otro tema.

La chica miró a su al rededor de manera lenta, viendo cada espacio de la habitación casi vacío, como nunca lo había visto antes. De todas formas, quería recordar de manera perfecta cada parte de su pequeño lugar.

Cristal siguió observando todo hasta que su mirada se centró en una foto en especial. Era una foto de ella y su hermana junto a su padre. Los tres estaban sentados sobre un auto, mientras su padre tenía puesto el famoso traje de piloto de carreras.

Varía recuerdos llegaron a la cabeza de Cristal, y esto se pudo notar a través de sus ojos, los cuales se iluminaron un poco gracias a las lagrimas que amenazaban con salir. Además de la mirada de tristeza que le daba a la foto.

—¡Cristal! ¡Noah! ¡Debemos irnos!

La voz de Rafaella interrumpió el momento nostálgico de la rubia, quien al escuchar a su madre, rápidamente pestañeó varias veces, con la intención de que las lagrimas se vayan.

Pocos segundos después, Cristal rápidamente tomó la foto en sus manos y la guardó en una pequeña mochila que llevaba con ella. Por mucha tristeza que le llevaran esos recuerdos, esa foto era una de sus favoritas, e iba a tenerla.

Una vez ya estaba todo listo, Cristal tomó un poco de aire y forzó una sonrisa, la cual parecía bastante real. Como siempre. Después de todo, digamos que esa era su especialidad. Mentir acerca de cómo estaba.

La rubia siguió sonriendo y cerró la puerta de su habitación de manera suave, preparada para salir de la casa por la cual había vivido por tantos años y la que le traía demasiadas memorias.

𝐌𝐈𝐑𝐑𝐎𝐑𝐁𝐀𝐋𝐋, 𝗇𝗂𝖼𝗄 𝗅𝖾𝗂𝗌𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora