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A la mañana, cuando Chaeyoung hubo despertado, sintió un vacío a su lado

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A la mañana, cuando Chaeyoung hubo despertado, sintió un vacío a su lado. Extrañada, se levantó rápidamente y buscó con la mirada por toda la habitación a Jennie, pero decidió bajar cuando sintió un agradable aroma a pancakes y suspiró aliviada pensando que la chica aún se encontraba en casa.

Sin embargo, se decepcionó al notar la presencia de una chica de pelo rojizo, de alta estatura y piel pálida, colocando dos platos sobre la mesa.
Cuando se dio la vuelta para llevar los pancakes a la mesa, se topó con la curiosa mirada de la rubia.

—Oh, tú debes ser Chaeyoung, ¿cierto? —cuestionó con su dulce voz, haciendo a Chaeyoung sonreír por respeto y logrando confundirla más.

—Mmm, sí, ¿pero tú eres... ?

—Me llamo Yerin, casi siempre vengo aquí por las mañanas para acompañar a Jennie a la universidad. Estaba preparando el desayuno mientras ella se ducha, ¿tienes hambre? —puso un plato con dos pancakes frente a Rosé, quien asintió un poco dubitativa ante la reciente información.

—Gracias —respondió tímida y empezó a comer.

Terminó su plato, al mismo tiempo que Yeri lo hacía también. Conversaron lo suficiente como para volverse del agrado de ambas, aún cuando tuvieron un tiempo muy limitado. Ahora reían debido a una anécdota que Yeri le estaba contando a Rosé, hasta que la morena apareció en el comedor.

Vestía unos jeans oscuros, acompañados de una blusa corta de color rosa pálido, y su castaño cabello caía por sus hombros con gracia.

Se veía realmente hermosa. Como siempre.

—Veo que ya se conocieron —una sonrisa apareció por sus labios a la vez que miraba fijamente a Yerin.

—Sí, de hecho, Yerin dijo que viene por acá seguido, eso es... genial —sonrió hacia la mayor y se levantó de la mesa, tomando su plato y el de la pelirroja para dirigirse hacia la cocina y colocarlos en el lavavajillas.

Yeri se levantó también, dispuesta a ayudarle a Chaeyoung a lavar los platos, mas fue interrumpida por la mano de Jennie cerrándose en su antebrazo.

—No le dijiste nada, ¿cierto? —preguntó en voz baja, con cierto temor.

—¿Qué habría de decirle? —sonrió con falsa inocencia y se soltó del agarre contrario, siguiendo su camino hacia la cocina.

Jennie suspiró y sentó en una de las sillas del comedor, sintiendo su apetito esfumarse por completo. No esperaba que Chaeyoung despertara tan temprano, considerando que no era algo usual en ella.

Rosé volvió a aparecer en el comedor para verificar si faltaba algún plato que recoger y Jennie se puso de pie rápidamente para dirigirse a ella.

—Gracias por... esto.

—No es nada, sabes que me gusta mucho venir antes de clase —respondió con una enorme sonrisa y esperó a que que Jennie respondiera.

—No, claro que a mí también me gusta que vengas —le devolvió la sonrisa—. Pero no quisiera que llegaras tarde a clase por mi culpa. Adelántate, creo que me saltaré la primera hora, llevaré a Chaeyoung a su casa —se excusó falsamente.

massages ↬ chaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora