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Jennie se ofreció a llevar a Rosé a la universidad, puesto que la menor estaba demasiado nerviosa como para manejar por su cuenta, y lo demostró cuando casi se tira fuera del auto para empezar a adentrarse al lugar

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Jennie se ofreció a llevar a Rosé a la universidad, puesto que la menor estaba demasiado nerviosa como para manejar por su cuenta, y lo demostró cuando casi se tira fuera del auto para empezar a adentrarse al lugar.

—¡Iré a estacionar el auto! —exclamó Jennie al bajar la ventanilla. Rosé se dio la vuelta y le contestó de la misma manera.

—¡Te espero adentro!

Rosé corrió lo que le quedaba para llegar hasta donde se encontraba Jisoo, sentada en el suelo frente a su casillero, con su rostro apoyado en sus rodillas, respirando irregularmente y con marcas de lágrimas secas en sus mejillas. Su rímel levemente corrido y su pelo atado en una coleta improvisada. Rosé se puso en cuclillas frente a la chica y levantó su rostro, indicándole que había llegado.

—Oye, tranquila... —no sabía que hacer, así que solo la abrazó—. Si no lo encontramos aún podemos volver a hacerlo, tenemos tiempo. Además, aún no estaba terminado.

—P-pero nos había costado mucho trabajo, para que alguien... —sus ojos se empezaron a nublar debido a las lágrimas que amenazaban con salir de nuevo—, para que alguien solo venga y...—volvió a llorar y Rosé retomó el abrazo de hace un rato.

A la rubia también le entraron ganas de llorar, pues la chica necesitaba pasar con una alta calificación esa materia, y claramente se le partía el corazón al ver a su amiga en ese estado.

—¿Ella está aquí? —preguntó luego de un tiempo en el que aún se abrazaban—. Soyeon, ¿tiene clase hoy?

—Sí, está por salir de su última clase —respondió la mayor mientras limpiaba sus lágrimas con el dorso de la mano. Chaeyoung se quedó pensando por unos momentos con la vista puesta en el pasillo.

—Bien, ¿necesitas que te lleve a casa? Puedo decirle a Jennie —se ofreció, levantándose de su anterior posición. Jisoo imitó su acción y tomó su mochila, poniéndosela al hombro.

—No, Nayeon vendrá por mí. Lisa debe estar preocupada, le dije que iría a su casa temprano —dijo mientras miraba su aspecto en la cámara de su celular, haciendo una expresión disgustada—. No quiero que Lili me vea así, empezará a preguntar muchas cosas.

Lalisa Manobal era la novia de Jisoo desde hacía algunos meses. Ambas eran muy lindas juntas, y claro, se preocupaban una por la otra, pero ni hablar de cómo se ponía la chica menor cuando veía mal a su novia. Escaparía a matar a quien fuera.

Ambas se despidieron, no sin darse un último abrazo y palabras reconfortantes. Chaeyoung empezó a caminar hacia los baños, cuando el fuerte sonido de alumnos saliendo de sus salones empezó a hacerse presente, siendo casi llevada por todas las personas que salían de diferentes aulas. A larga distancia observó una cabellera castaña oscura caminando hacia el lugar al que se dirigía.

—¡Soyeon! —gritó en vano hacia la mayor. Como esta no la escuchó, decidió correr hasta entrar al mismo tiempo que la otra.

Al estar dentro, la castaña se encontraba retocando su maquillaje en el espejo, cosa que hizo molestar a Rosé. Cerró la puerta y se puso detrás de Soyeon, viéndola con una mirada cargada de enojo.
La chica guardó su maquillaje y sonrió de lado, dio una última vista a sí misma en el espejo, para luego voltearse hasta quedar frente a la rubia, cruzándose de brazos.

—Al menos un hola hubiese aliviado lo extraño de esta situación, y más si estás viéndome como si quisieras matarme —dijo con tono burlesco.

—Deja de decir estupideces.

—¿Qué hice ahora? —dijo cambiando su peso hacia la otra pierna.

—Tú sabes lo que hiciste, ¿donde está? —preguntó, claramente refiriéndose a su proyecto.

—¿Dónde está qué?

—Deja de hacerte la tonta.

—Oye, cuida tu boca —empezó a acercarse a la rubia. Sus altos tacones le impedían verse más baja que Rosé.

—Mi carpeta con el proyecto de química —empezó a relatar—. Alguien lo tomó. Lo dejé en el salón al que se supone nadie debería entrar hasta el lunes.

—¿Y qué te hace pensar que fui yo? —la castaña se iba acercando más, a lo que Rosé retrocedía—. Porque eso es lo que estás asumiendo, cariño.

Siguió avanzando hasta que la rubia no pudo retroceder más y pegó su espalda a la fría pared al lado de un cubículo.

—Aléjate —pidió con voz ligeramente temblorosa.

—Responde mi pregunta.

—N-no lo sé —contestó mientras ponía sus manos frente a su cuerpo para evitar cualquier contacto con la castaña—. Pudiste haberlo tomado por lo que pasó... tus estúpidas razones tendrás, no lo sé.

Soyeon rió y cuando notó las manos de Rosé tratando de evitar el contacto las tomó y las colocó a su costado, pegándolas también a la pared. La rubia tragó duro y desvió su mirada.

—Mírame —ordenó, y al ver que no obedecía, su dedo no dudó en viajar hasta su mentón para encararla—. ¿Estás o no estás segura de que fui yo?

—Sí, lo estoy —se atrevió a responder, empezando a sentir un poco de valor—. Más bien tú deberías dejar de ser tan cobarde y aceptarlo.

Soyeon apretó el agarre en sus muñecas y acercó su rostro al contrario, dejando una distancia nada prudente entre sus narices. Chaeyoung volvió a desviar su rostro y sintió el poco valor que había tomado antes desvanecerse ante la penetrante mirada y cercanía de la castaña.

—Ya déjame, te lo pedí una vez, y te lo pido una segunda. ¿Por qué te es tan difícil aceptarlo?

—Aceptar ¿qué?

—Tú sabes de lo que hablo —replicó.

La otra rió estruendosamente y logró unir su cuerpo con el de Chaeyoung, haciendo que esta se estremezca.

—¿De verdad quieres saberlo? —pregunta con sus labios ahora pegados a su oreja.

Rosé simplemente asintió y Soyeon terminó por decir:

—No te equivocas. Así que, ¿qué vas a hacer al respecto?

 Así que, ¿qué vas a hacer al respecto?

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massages ↬ chaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora