28. Nosotros

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El sonido de la alarma sonó fuertemente contra su oído, un sábado a las siete de la mañana. Estiró el brazo somnolienta y buscó con su mano el ruidoso artefacto que al final se detuvo cuando cayó al suelo.
Bostezó y agarró fuerzas para salir de su cómoda cama, tardó un poco en despabilarse por completo y cuando eso pasó, escuchó ruido en la cocina.

Se sentó rápidamente, con el pelo hecho un desastre y prestó atención. El televisor también estaba encendido, podía reconocer la voz del periodista y la música que caracterizaba al noticiero. En lo que se levantaba se puso sus pantuflas y caminó extrañada.

Había movimiento y un sartén caliente lleno de aceite. Vió a su madre picando algo en la tabla tranquilamente.

-Mamá.

Dió un pequeño salto y dejó lo que hacía casi de inmediato.

-Kagome. Lo siento..

-¿Qué estás haciendo aquí? -Avanzó observando toda la comida.

Ella no pudo ocultar su expresión de arrepentimiento, eso hizo que al menos su molestia bajara un poco. Jamás olvidaría todo el mal trato que recibió de ella hace unos meses. Intentaría escucharla esta vez.

-Quiero hablar contigo -Limpió sus manos con una toalla de cocina y se acercó a ella.

Indagó con sus ojos el rostro de su madre y escuchó con atención cada una de sus palabras. También extrañaba a su familia, extrañaba a su abuelo y a Sota.

-Lamento todo lo que ha pasado entre nosotras. Tu hermano pregunta por ti y el abuelo también -Su labio inferior tembló un poco-. No era mi intención alejarte de nosotros, sé que lo que dije fue muy hiriente y fue doloroso para ti. Estaba nerviosa..

-¿Nerviosa de qué, mamá? -Se apoyó en el mueble de cocina con brazos cruzados.

-La gente decía cosas horribles sobre ti, y yo me creí todo eso. Pero me senté a ver todas las cosas que has hecho desde la escuela y sé lo que te gusta trabajar en derecho. Siempre has sido una hija excelente..

-Lo que duele es que hayas creído todo eso antes de lo que yo te decía -Juntó sus cejas, para ejercer presión sobre sus ojos y no dejar escapar las lágrimas que querían salir por la cólera-. Me esforcé para tener el trabajo y la vida de mis sueños. No voy a permitir que intentes hacerme sentir mal o humillarme de nuevo, por que hasta ahora sé que no he hecho absolutamente nada malo de lo que tenga que avergonzarme.

Las manos de Naomi se posaron sobre sus tensos hombros, y sonrió un poco. Estaba apenada, pero había tardado demasiado en sentirse así y pedir disculpas. No había llamado ni dejado mensajes en mucho tiempo. La dejó a su suerte.

Su cuerpo tembló y no pudo evitar negar con su cabeza en modo de rechazo y decepción. Luego se miraron a los ojos. La mujer mayor estaba rogando con la mirada su perdón, pero no podía ser tan fácil.

-¿Por qué vienes ahora? -La alejó con suavidad y dió un paso hacia atrás-. No llamaste en mucho tiempo.

-Solo quiero que vuelvas a casa. No tengo una razón más que todos te extrañamos.

Achicó sus ojos con incredulidad. Sabía que era la mujer que le había dado la vida, pero no sabía hasta donde podría llegar ese amor que ella decía que le tenía. Es cierto que siempre fue comprensiva y apoyó sus decisiones, imaginó que en algún momento estuvo agobiada por la vergüenza de lo que los demás dirían sobre su relación con Sesshomaru.

-Tengo que pensarlo -Respondió dándose la vuelta. Se recogió el cabello y fue al baño para lavarse la cara. Observó su reflejo en el espejo pensando en la decisión que tomaría. Disfrutaba su independencia. Sesshomaru la visitaba constantemente y podía sentirse tranquila. No tenía que respetar el espacio de su familia ni comportarse como si fueran recién conocidos.

Taisho | SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora