capítulo 9

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—No entiendo, no dice en qué ciudad se encuentra ese palacio de gobierno.

 —De seguro son transmisiones de prueba de los militares o algo así —Posiblemente la frecuencia se coludió sintonizando en la radio —Afirmo con inquietud.

— Tienes razón, es muy tarde para alarmar a alguien —Puede que sea una prueba, espero no nos equivoquemos —Remite el castaño—. Junta sus manos, chocando ambos pulgares, este agacha la cabeza.

—Tranquilo, solo apaga la radio por este momento —Después le encontraremos una de las tantas respuestas que queremos comprender de este lugar —Ratifico.

Llevo mi mano, sobre la espalda del chico alto, quiero darle ánimos que todo estará bien.

Aquel sonríe dándome unos golpecitos en la espalda. Le sonrió quedándome tranquilo, sigo conduciendo, observando bosque y carretera, la niebla comienza a disiparse lentamente.

Hecho un par de vistazos en el retrovisor, no quería que esas cosas nos estuvieran persiguiendo. Al avanzar unos cuantos kilómetros más, dejamos de hablar durante el trayecto, Jonathan se empezaba a quedar dormido.

Estaba anocheciendo y la luna estaba saliendo, ya estábamos cerca del pueblo, se observaban las luces de las casas y los edificios pequeños.

En el trayecto los postes de luz iluminaban junto con las vialetas reflejantes de la carretera, conforme avanzamos llegamos a dos desviaciones.

Del lado izquierdo estaba un letrero grande de la carretera indicando la entrada al pueblo de Esly, el cual, se localiza a no menos de 100 metros de distancia, esto es relativamente cerca.

Por otra parte, hacia el lado derecho, sigue el atajo con la carretera en recta, esta se introduce a través del bosque de abedules, con troncos altos, frondosos y esponjados que apuntan hacia el cielo.

 El letrero enorme indica un seguimiento continuo a través de la autopista nacional, denominada:

«Oriente de Tsavo».

—18 km de distancia con Monte O'Gany.

—24 km de distancia con Arbalo.

—32 km de distancia con Jilahva.

—67 km de distancia con Dobredelnost.

—92 km de distancia con Punta Alonso.

—196 km de distancia en dirección a la Bahía de Atola. .

Realmente, es un lugar muy grande, con muchos nombres y localidades, algunas parecen más cerca y otras más lejos.

Pero, sobre todo, me pregunto, el: —«¿Por qué de sus nombres?» —.Me quede estacionado por un momento, deje las luces prendidas en altas, colocando las intermitentes.

Observé al chico de ojos verdes completamente dormido, era momento para despertarlo, quise ser lo menos brusco posible, agitando sus brazos, a la par, movía sus piernas, al parecer se percató.

El muchacho comenzó a pestañear, abriendo poco a poco sus párpados.

— ¡Eh! — ¿Qué pasó? —Menciona Jonathan—. Su voz sobre sale entre sueños, aquel se escucha cansado.

El muchacho se talla ambos ojos, observando los letreros por unos minutos, se rasca la cabeza, teniendo una mirada pensativa.

—Yo sugiero que deberíamos ir al pueblo de Esly, allí nos atenderán incluso buscaremos respuestas a todo esto, hay que descansar, es muy tarde —Incluso está muy cerca.

— ¿No lo crees? —Señalándole, con alegría.

—Tienes razón, vamos hacia allá —Afirma Córcega—. Doy vuelta a la derecha, accediendo por el camino del pueblo el cual se atravesaba parte del bosque.

Dejamos atrás aquella carretera, tardando tan solo un par minutos hasta llegar a la avenida principal, la cual, accedía a la periferia del pueblo.

Ahí yacían unas cabañas junto a una gran planicie verde la cual se despliega a través del inmenso campo, el pueblo nos da la bienvenida con un letrero en grande, hecho de madera:

La Simulación: La DetonaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora