—Parece ser que, lo que informamos inicialmente como un disturbio, está conectado de alguna manera a la epidemia a nivel nacional —Declama la reportera, mientras lee la información a través del teléfono—. No logra sostener el micrófono, se nota que esta alterada y nerviosa, ya que se traba al hablar.
La escena cambia rápidamente, enfocándose en un edificio del centro de la ciudad, este se encuentra rodeado por vallas policiales.
Mientras se da un conato de incendio, observando a algunas personas, quienes corren despavoridos por todo el lugar y otras más, quienes son evacuadas por la llegada de los bomberos y el departamento de policía.
La reportera sigue hablando con preocupación, mientras las ráfagas de aire reviven las llamaradas que se levantan en el cielo.—¿Pero que rayos esta pasando? —Reacciono, abriendo mis ojos a la brevedad—. Me quedo inerme, ante la escena, sintiendo algunas gotas de sudor que recorren toda mi espalda con escalofríos.
—¡Acabamos de recibir informes que las víctimas de la infección muestran un aumento gradual su agresividad!
—Las autoridades atribuyen el nivel del incendio por una fuga de gas a causa de un ataque entre los vecinos —Ratifica la señorita—. Se escucha más asustada con cada segundo, como si quisiera salir de ese lugar.«¡No puede ser, esto está muy mal!»
— ¡Debemos sacar a todos de aquí! —Asegura el Policía—. Trata de contener el incendio junto a sus compañeros con un cerco perimetral, a unos metros de aquella reportera.
— ¡Hey!... —¡Usted!... —¡Salga de aquí, hay más fugas de gas y no es un lugar seguro! —Señala el bombero de manera impaciente—. Evacua los civiles, pero se dirige a la reportera en ese momento.
— ¡Como pueden ver, hay una conmoción aquí atrás! —Menciona la reportera—. Hace caso omiso a lo que dice el bombero y los policías.
— ¡Ey Muévase! —Grita un bombero fuera de escena.
¡BOOOM!
[ Explosión violenta.]
[Canal fuera de transmisión.]
«¡Oh Mierda!»
El televisor se apaga repentinamente, sintiendo un ligero temblor que retumba por el suelo, me sostengo del muro de la sala, activando mi instinto por saber que está pasando, la adrenalina recorre mi cuerpo, como un clavo ardiente que atraviesa en mi interior.
Subo corriendo a mi cuarto, observo a través de la ventana una columna de humo que se extiende por los aires.
Voy directamente hasta mi ropero, me visto con lo primero que encuentro, siendo una camisa de manga larga, unos jeans y mis botas, tomo mi celular, notando 2 llamadas perdidas de mamá.
Trato de llamarla, pero solo me manda buzón, bajo nuevamente, tomando las llaves de mi perchero, cierro la puerta por inercia azotándola de momento.Al salir a la calle observo solo caos, las personas que venían desde el centro corrían en dirección hacia el sur, las calles estaban inundadas de autos, había algunos policías de tráfico quienes señalaban que continuáramos por la avenida hacia la derecha.
Rua de Gonçalo Cristóvão
Del lado izquierdo de la esquina, habían colapsado un par de edificios; en ese momento, algunos de mis vecinos también salieron del edificio que estaba por detrás.
Alzo la mirada, observando hacia el centro, como nuevas columnas de humo se desprendían por los cielos y no parecieran estar muy lejanas de donde nos encontrábamos.[ Helicóptero acercándose.]
Mientras caminábamos por la avenida, un helicóptero surca por los aires patrullando con un tripulante que sostenía firmemente una ametralladora, esto era extraño ya que apuntaba a las calles aledañas de la avenida.
Tras unos segundos, comenzó a descargar una ráfaga de disparos, lo cual, provoco aún más pánico entre la multitud.
Los casquillos de la ametralladora caían como cascadas por debajo del helicóptero, generando un ruido muy agudo en el concreto.Al pasar un par de minutos, llegamos hasta la esquina del viaducto, el cual, estaba cerrado con vehículos del ejército, desde el norte hasta el poniente, incluyendo las calles laterales, quienes estaban siendo vigiladas por los soldados de la defensa nacional.
Muchos de ellos estaban disparando, a pesar de que desconocía los objetivos o los enemigos de estos.
Algunos de ellos guiaban a toda la gente por la avenida Rua de Camões, hasta cerrarla en un solo sentido en Praça de Almeida Garrett.[Barullo.]
Ahí, un par de soldados, no dejaban de vociferar, por medio de sus camiones blindados, en un megáfono, una y otra vez un par de frases regrabadas, para calmar a la gente preocupada y organizar una evacuación adecuada:
—¡Ciudadanos de Oporto, mantengan la calma, están atacando la ciudad!
—En el transcurso de las operaciones militares, puede que vean soldados de las fuerzas armadas, entrar, ¡incautar o dañar de algún modo sus cosas!
—¡No se resista, intentamos defender a los invasores de la ciudad!
[Pánico.]
Conforme continuábamos, los caminos se volvían más estrechos, juntándose cada vez más, las personas de freguesias cercanas, hasta hacerse tumultos, que se convertían en un mar de gente que se empujaba y se golpeaba por avanzar.
—¡Familias permanezcan unidas, no empujen, mantengan la calma!
Las tiendas y los comercios yacían cerrados, incluso había un par de soldados en las azoteas de los edificios cargados con francotiradores. Los helicópteros seguían volando por detrás de nosotros, en dirección al centro.
Av. Vimara Peres
Al llegar a la avenida, nos encontramos con un par de puestos de control, incluyendo el de Saraiva de Carvalho en dirección al puente lateral.
—¡Todo aquel que tengan la documentación necesaria serán evacuados, repito, serán evacuados!
[Barullo.]
En ese momento, fui de los pocos en pasar, antes de que cerraran con un cerco de placas gigantes de contención, en donde la gente pasaba por una abertura pequeña, con más lentitud.
Nos hicieron formar en una fila india, donde golpeaban con la culata a todo aquel que desobedeciera las órdenes.
Al llegar mi turno, me atendió una recluta joven que se encontraba leyendo los registros de identidad nacional, pasaba la pluma en la foto de cada uno de nosotros, donde trataba de encontrar la familiaridad de mi rostro.—¡Sean pacientes, hay agua potable!
[Gritos.]
—¿Alguna identificación? —Menciona la señorita con voz grave, me mira de manera seria, presionando su pluma entre sus enormes puños.
Le cedo mi credencial, mientras observo la desesperación de la multitud, escucho disparos y detonaciones de armas de fuego por detrás.
La señorita le pide a un par de soldados que me lleven a la siguiente parte del certificado médico, a través de un enorme túnel, con un arco techó blanco que cubría la avenida Vimara.
Siendo este, un cerco sanitario donde escaneaban a las personas con ciertos tipos de armas que eran sumamente desconcertantes para mí.

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La Simulación: La Detonación
Ficção CientíficaDespertar en un mundo desconocido fue solo el comienzo para Fernando. Sin recuerdos de su pasado, se encuentra atrapado en una simulación distorsionada, controlada por entidades misteriosas. Pronto descubre que no está solo; otros han sido arrastrad...